MODO FONTEVECCHIA
ATENTADO A CFK

Los discursos del odio y las emociones que pueden enceguecer

El neurocientífico Mariano Sigman explicó la "enorme impronta cultural" que se genera con el enojo. "Uno empieza a ver el mundo a través de esa lupa", resaltó en Modo Fontevecchia. Cómo se vincula esto con el crecimiento de la violencia y el ataque a Cristina Kirchner.

Mariano Sigman
Mariano Sigman | Captura de pantalla

El investigador y escritor, Mariano Sigman, habló del efecto contagio que provocan los discursos del odio. También desarrolló de qué forma se puede relacionar con el intento de magnicidio contra la vicepresidenta. A su vez, manifestó que "las emociones pueden enceguecer" y "tienen una razón de ser". Además, analizó el estudio sobre la ciencia de las conversaciones en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

En relación al odio, ¿hay emociones culturales que se ponen de moda en algunas épocas?

Las emociones tienen una enorme impronta cultural. Muchos científicos estudian eso y también lo hacen antropólogos y sociólogos. Lo que hacen es revisar expresiones de las miles de culturas humanas que tenemos. En base a eso, encuentran que no solo hay distinta intensidad de emociones en una época, sino que hay culturas que tiene emociones que no reconocemos como tales. Incluso cambia el repertorio.

En distintos momentos históricos hay olas de emociones que embargan más y eso pasa en todas las clases sociales. Las personas reconocen que hay momentos de su vida donde están dominados por una emoción y luego por otra. Como tienen un gran efecto contagio, se dan estos fenómenos donde una emoción se instala primordialmente en una época.

¿Hay un efecto imitativo en las emociones?

Es como un fuego que se propaga. En muchos sistemas dinámicos hay un principio básico de retroalimentación, como el mercado financiero. Cuando uno está enojado, no solo expresa enojo, sino que empieza a ver el mundo a través de esa lupa. Lo mismo pasa con la persona que es celosa.

Hay un contagio entre las personas porque las emociones se inducen miméticamente. Por ejemplo, si uno está al lado de una persona que se ríe, uno empieza a reírse hasta de forma inconsciente.

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Los efectos de la emociones en el razonamiento

Resulta paradójico que personas inteligentes queden atrapadas en su emoción y no ven más allá. ¿Por qué sucede eso?

Hay ciertos núcleos del cerebro, que son muy antiguos, que codifican reacciones muy viscerales y que tienen que ver con la supervivencia. Son las respuestas al hambre, a la huida frente a un peligro, las respuestas a la sed y al frío. Codifican cosas que tenían una enorme urgencia. Hoy eso cambió. Esos circuitos tienen una impronta dentro del sistema cerebral. La amígdala es la que tiene la autoridad cerebral de apagar por un momento al resto del cerebro.

¿Es como que todo el cerebro se concentra en una emoción y pierde la capacidad de pensar?

También pierde la capacidad de ver. Las emociones pueden enceguecer. El cerebro queda "secuestrado" durante el tiempo de expresión de esa emoción y deja de procesar sus funciones normales. Eso tenía sentido hace mucho años, hoy rara vez. Las emociones tienen una razón de ser.

La repercusión que genera el odio el discurso

¿Qué análisis se puede hacer sobre el poder de la violencia en los discursos?

Hay explicaciones que vienen de la economía, otras de las política. No pienso que exista una sola razón. Parte del problema es que muchos de estos circuitos se perpetúan y lo que hay que hacer es intervenirlo. En Israel se hizo un estudio sobre la ciencia de las conversaciones para identificar cuáles son las mejores. Lo hicieron reuniendo grupos de israelíes y palestinos que estaban identificados con sus causas y los juntaron para conversar.

El factor decisivo que determina el curso de una conversación es la predisposición para conversar. El odio genera que uno entre a la conversación con ganas de destrozar al otro. Y también que la otra persona quiere lo mismo, por eso no funciona así. Cambiar la predisposición torna el diálogo diferente.

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Te escuché hacer el planteo sobre cómo va escalando esto, comparándolo con un texto de Leo Masliah. ¿Podrías explicar cómo es ese proceso?

Parte del problema es que el modo de pelea es tan automático que uno no lo registra. Por eso necesitamos que alguien de afuera nos diga que también estamos enojados. Lo que dice el cuento La tragedia de ir a ver el Titanic es que hay un grupo de gente en el cine queriendo ver la película y hay una falla. Se empiezan a gritar y, desde la perspectiva de cada uno, están tratando de calmar la situación. Pero ninguno se da cuenta que deberían callarse y retomar la palabra de una manera distinta. Ese es el mensaje.

JL PAR