Hay una chica que toca el violín entre los autos detenidos por el semáforo. Cuando termina de tocar pasa con una sonrisa pidiendo. Un taxista le da un billete. Ella dice gracias. No deja de sonreír nunca. El semáforo se pone verde. Ella corre a la vereda y mira su celular. Más adelante, en otro semáforo, un chico de unos veinte años, se mueve ágil entre los autos y ofrece pañuelos de papel mientras otro muchacho hace malabarismos. A ellos ningún automovilista les da nada. La lumpenización espera su turno para recibir un billete desvalorizado por la inflación.
Pienso en los bloques conceptuales que crecen en nuestros cerebros como tumores y arroja dos palabras: guerra y deuda. El FMI es algo que conocemos demasiado bien. Macri quiso con esa deuda obscena que consiguió gracias a Trump (violando el estatuto del Fondo) ser reelecto. No ganó las elecciones, pero dejó un descomunal condicionamiento al gobierno que lo sucedió. Los dólares se fugaron todos y esto también va en contra de las reglas del FMI: no se le puede prestar a un país para que la plata se fugue.
El acuerdo para refinanciar la deuda ya fue aprobado en las cámaras baja y alta. Pero el costo para el gobierno fue alto.
Días antes de que el proyecto entrara al Congreso, el belga, Eric Toussaint, llegó al país. Portavoz de la red internacional del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM), está implicado en los combates por la anulación de la deuda de los países del Sur, y las deudas públicas ilegítimas de los países del Norte. Es historiador y doctor en ciencias políticas. Entre sus muchas acciones, en 2005 y en 2008, fue invitado por la Comisión Económica de la Unión Africana para presentar sus propuestas sobre la anulación de las deudas ilegítimas reclamadas a África. Mantuvo reuniones con legisladores argentinos. Con el Frente de Izquierda y con legisladores kirchneristas en el despacho de Oscar Parrilli. Frente al discurso oficialista que justifica este pacto con el FMI, Toussaint fue categórico al señalar que: “En 2019 el Gobierno podría haber suspendido los pagos y haber lanzado una auditoría para conocer los tramos ilegales de la deuda. Pero no lo hizo. Perdió una oportunidad”. Siendo, Toussaint, uno de los referentes más reconocidos en la lucha por la realización de auditorías de deuda externa tanto en Europa (Grecia, Portugal, España) como en América (Ecuador, Brasil) sus palabras no son de una relevancia menor.
Macri, que dijo había que votar en contra en diputados al proyecto del gobierno para firmar un acuerdo para postergar y achicar las cuotas del préstamo, mientras tanto, estaba jugando un campeonato de bridge en Parma, Italia. La izquierda, Espert, Milei y el kirchnerismo con Máximo a la cabeza votaron en contra del acuerdo. Sin embargo, la ley obtuvo más de 200 votos en diputados. O sea que gran parte de Cambiemos no le hizo caso a Macri. En el Senado también fue aprobada la ley, pero 13 senadores kirchneristas votaron en contra.
En este escenario, en el Gobierno hay una preocupación central que es el impacto del conflicto bélico de Europa en los precios, sobre todo de los alimentos. “La guerra está en Argentina”, es la frase que más se escucha de boca de funcionarios oficiales ¿La guerra como oportunidad? Esa es otra de las tantas preguntas que circulan. ¿Puede la Argentina aprovechar esta situación para incrementar sus exportaciones? Recuerdo, también a Sebastián Piñera en un discurso que dio cuando sucedían las protestas en las calles en 2019: “estamos en guerra”. Y a su mujer en un audio de whatsapp hablando de una invasión alienígena. La palabra “guerra” y la palabra “invasión” funcionan de manera polisémica y siempre están a mano cuando se quiere dar un mensaje desesperado.
La chica que toca el violín entre los autos tal vez lo haga para poder pagar sus clases para dominar el instrumento. La información nos atraviesa y nos condiciona. Nosotros nos aferramos a nuestros celulares y escribimos whatsapp a las estrellas que, con nuestro estilo irónico, tan argentino, dicen más o menos lo mismo: SOS. Mientras tanto, tres millones de ucranianos ya dejaron su tierra, los neonazis del batallón Azov siguen dando pelea en el sur este de Ucrania y todos tememos una escalada nuclear. De la ciudad de Mariupol, casi destruida, los civiles no podían salir. Los ucranianos (y los medios occidentales de noticias) decían que eran los rusos los que no lo permitían. Los rusos decían que eran los ucranianos que usaban a la población civil como escudo humano. Finalmente, se conoció la noticia que abrió el corredor humanitario para dejarlos salir y que de este modo los rusos van a tomar totalmente la ciudad.
Hablé de bloques conceptuales. Se desplazan con el vértigo del show de las noticias y se mezclan con toda la información sedimentada en nuestro subconsciente y con lo que circula en las redes sociales.
*Escritor y poeta argentino.