Este año votan por primera vez más de 861 mil jóvenes de 16 y 17 años. Las redes instalan debates políticos e incluso nuevos candidatos. Los partidos tradicionales hacen campañas por TikTok ¿Cuánto del voto joven determina la campaña? Un análisis coyuntural y testimonios en primera persona ilustran el panorama electoral de la juventud.
El voto joven parece presentarse como un fenómeno nuevo dentro del mapa partidario. Sin embargo, siempre estuvieron presentes en los partidos tradicionales, como la juventud radical, peronista o de izquierda. Ya en la historia reciente se asociaba el voto de los adolescentes con el kirchnerismo. Recordemos la polémica de la ley del voto joven para establecer la edad mínima de 18 a 16 años. Se decía que era una estrategia del kirchnerismo para captar más seguidores justamente porque identificaban muchos votantes en las escuelas secundarias. En las inminentes elecciones esos espacios de militancia no dejaron de existir, sin embargo la fuerza de la juventud parece manifestarse de otra manera.
Campañas cringe: en busca del voto joven
Según lo conversado con Ezequiel Saferstein, Doctor en Ciencias Sociales y Magister en análisis cultural, “los vínculos entre las juventudes y la política se han dado históricamente; quizás ahora llama más la atención por estar en el centro de la escena, hay muchas campañas enfocadas en eso, pero históricamente podemos ver movimientos similares en los 60, 80 en las izquierdas. Las derechas que parecen ser lo nuevo ahora, pero vienen históricamente en los 90 con la juventud de la UCD, en la actualidad se manifiesta diferente, desafiando el status quo”.
Con el uso de las redes, y un magnetismo mediático, nacen los llamados libertarios. Por rechazo o por adhesión esta nueva corriente produce intriga y muchos análisis surgen para explicar su reciente emergencia en el mundo político electoral. De ser una fuerza en redes, especialmente en Twitter, terminaron sacando un 13,6 % en las PASO de capital. Hay quienes identifican que su emergencia era inevitable siguiendo los parámetros mundiales (ultraderechas cada vez más presentes en países como EEUU, Alemania, Brasil, entre otros) y nos iba a tocar a nosotros. Otros ubican su surgimiento como reacción ante la fuerza de los movimientos progresistas como el feminismo, el ambientalismo, y la noción de lo “políticamente correcto”.
El voto joven debiera ser una preocupación de todos
Más allá de las posibles explicaciones (si es que no son todas juntas las correctas), siempre hubo un factor latente en las elecciones, aparentemente apartidario: los votos impugnados o en blanco. Hace unos años se hablaba de la “apolítica”. Escuchábamos en los programas, en la calle misma, en las reuniones con amigos o familiares alguien que siempre se nombraba como “apolítico”.
Los adolescentes estaban casi divididos en dos polos: militantes o apolíticos. El escenario cambió. Muchos de esos jóvenes antes indignados o desinteresados de antemano, ahora se identifican con los llamados “libertarios”. Un partido nuevo que culpabiliza al Estado y sobre todo, que se posiciona en contra de la “ideología”. Alzando la bandera del sentido común y la antipolítica, aquellos jóvenes desencantados vieron la posibilidad de creer en un partido que no “cree”. Las comillas en este caso son intencionales ya que es casi una disforia política plantear estar en contra de ella y presentarse a elecciones para llegar al poder. Una paradoja que acaso surja de la epopeya de una militancia primeriza. Quizás por ello la fuerza de lo iniciático: la novedad sin haber llegado todavía al poder, la rebeldía.
Al escenario electoral hay que sumarle la pandemia. El aislamiento no solo involucró a la población en los problemas sociales sino que también surgió un nuevo enemigo (a su vez viejo), el Estado. Existe una especie de absolutismo que genera convicción: la culpa de todo está en el Estado. Dentro de la izquierda el reclamo reside en las faltas y dentro de la ultraderecha, la sobrepresencia. Ambos partidos lograron recaudar un gran porcentaje del voto adolescente. Juntos por el cambio y el Frente de Todos son fuerzas establecidas dentro del sistema y, tanto para la izquierda como para la derecha “anarcocapitalista”, forman parte del problema.
¿Qué es lo que impulsa a los jóvenes a votar? ¿Por qué eligen o se identifican con determinado partido?
Sofía Martínez Naya (23) es militante del Frente de Izquierda y candidata a diputada provincial del partido: “No vendemos humo. Lo que decimos lo peleamos en las calles. Y creo que junto a laburantes, fueron muchos los jóvenes que nos acompañaron en esta elección que hizo que la izquierda saliera tercera fuerza nacional. Lo siento como un reconocimiento a lo que somos, no recorremos los barrios cada dos años para ver qué onda, vivimos en ellos, sabemos los problemas del pueblo trabajador de primera mano”.
Facundo Bello Gutiérrez de Jóvenes NOS (18): “Javier Milei a diferencia de otros liberales ha entendido que la batalla no es solo económica sino también cultural… aportan una épica de derecha (sentido común, valores, patriotismo, tolerancia cero, Malvinas, etc.) que se asemeja a fenómenos como Bolsonaro o Trump y que desafía al status quo actual representado por esa ‘casta política’ que mientras nos revienta a impuestos nos impone una moralina progre, una suerte de religión laica que no se puede cuestionar”.
Ivan Nordenstrom (25), Presidente de Jóvenes PRO Ciudad de Buenos Aires: “Por una parte, somos la única lista que tiene propuestas concretas para los jóvenes que buscan facilitar o solucionar algunos de los problemas que hoy afectan a la juventud: Ley de empleo joven, que los jóvenes no paguen monotributo por 1 año, prácticas profesionales en la secundaria… Además creo que somos una coalición muy diversa lo cual también es un valor y sobre todo que dentro de los diferentes partidos que componen Juntos por el Cambio tenemos muchos dirigentes jóvenes”.
A la caza del voto joven pero con dificultades para lograrlo
Jazmín Muñoz (25), militante del Frente de Todos: “Creo que lo que nos llama es las ganas de transformar las cosas y la capacidad dentro de este movimiento político. Lxs pibxs que estamos dentro del FDT sabemos que faltan muchas cosas por resolver, pero también tenemos muy en claro que la derecha es nuestro peor enemigo para avanzar en las conquistas que nos faltan. Figuras como las de Macri o Milei demostraron que son lo mismo y juegan para los mismos intereses. El Frente de Todos sigue siendo el espacio que por amplia mayoría elije la juventud para dar las discusiones y transformaciones necesarias”.
Las diferencias son sustanciales, incluso se identifican “en contra de”. Si bien la franja apolítica continúa existiendo, gran parte de la juventud hoy vive la política a flor de piel.
Pese a que las discusiones en redes se tornan agresivas, en las relaciones personales e incluso los debates políticos, la juventud intenta distanciarse de la polémica insalubre de otras generaciones. En el intercambio no solo se ven más preparados que algunos candidatos sino que también valoran el debate mismo. Salirse de la famosa chicana tal vez sea el verdadero acto de rebeldía.
* Inés Menéndez Hopenhay. Comunicadora. Antropología en curso. Activista feminista.
El uso de argot inclusivo es una decisión de la autora.