Celebramos, este año, el “Día Mundial de la Visión”, en medio de la pandemia de Covid-19, y en un confinamiento prolongado que ha incrementado exponencialmente el trabajo remoto y la asistencia a clases de modo virtual, con muchísimas horas delante de las pantallas.
Esto ha puesto a prueba la visión de cada uno, induciendo, en algunos casos, la aparición de problemas asociados a patologías como astigmatismo, presbicia, foria (estrabismo latente), ojo seco, entre otras.
En las actuales circunstancias, no debemos olvidar la prevención de complicaciones oculares secundarias a enfermedades sistémicas, como diabetes, colagenopatías, hipertensión. Y, para aquellas patologías oftalmológicas que necesitan control frecuente y tratamientos, hacerlo en el momento adecuado. Contamos, actualmente, con equipos de avanzada tecnología que permiten realizar diagnósticos y seguimientos de enfermedades, mejor que hace 20 años.
La identificación tardía de anomalías y el retraso terapéutico, suelen dejar secuelas irreversibles. Por estos motivos, y dada la duración extensa de la cuarentena, es necesario recordar la relevancia del control periódico de la visión.
‘Doctor virtual’: ahora las consultas médicas se hacen por videollamadas
No es fácil llevar a cabo la prevención de enfermedades oculares en medio de la pandemia, y es por ello que surge como desafío el implementar controles escolares de la visión -herramienta clave para prevenir el desarrollo de la ambliopía (“ojo vago”)- de un modo distinto.
Asimismo, es importante destacar las recomendaciones efectuadas por asociaciones profesionales, como el Consejo Argentino de Oftalmología, para lograr una atención oftalmológica en consultorio con mínimos riesgos de contagio de Covid-19, como así efectuar, en quirófano, cirugías de catarata, de retina, de córnea, entre otras, en un ambiente seguro.
Estas recomendaciones han sido, y siguen siendo, de gran provecho para el paciente y el equipo de salud visual. Y aunque, por los costos y la complejidad, a veces no sea fácil sostenerlas durante largos períodos de tiempo, constituyen una garantía para la salud y calidad de vida.
Finalmente, la pandemia ha puesto de manifiesto la inclinación de muchas personas a ejercer la solidaridad. Pues bien, un modo muy concreto de hacerlo es facilitarle a un vecino, un familiar o un amigo, la asistencia a los controles oftalmológicos; especialmente, a personas con enfermedades oculares crónicas degenerativas.
De este modo, habremos podido aprovechar esta crisis para crecer en responsabilidad desde lo familiar y comunitario.
*Profesor Titular de Oftalmología de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, Investigador Principal Conicet (Univ. Austral-IIMT) y médico staff Servicio Oftalmología del Hospital Universitario Austral.
