OPINIóN
Crisis política

Juntos por el Cambio después del atentado

Juntos por el Cambio
Juntos por el Cambio | Télam

La brutal embestida política que Cristina Kirchner comenzó después de la acusación del fiscal Luciani, escaló hasta el combate callejero en las vallas de Juncal y Uruguay, y se cerró, con el fallido atentado del jueves pasado. El libreto de la próxima etapa está muy claro. Hay una crisis política que se expresa en las movilizaciones, los aguantes y las acusaciones hacia la oposición, la Justicia y los medios que, según el oficialismo, son los responsables de querer proscribir a CFK en las próximas elecciones. El odio que expresan esos sectores hacia CFK, y que se expresa principalmente en la causa Vialidad, es el corazón del libreto. Los intérpretes surgen, de manera monocorde, desde todo el abanico oficialista, acusando e insistiendo con el argumento planteado hasta donde se pueda, mientras se va construyendo una nueva etapa de la embestida que todavía no sabemos qué rumbo tomará y qué tanto más contribuirá a destruir las instituciones democráticas de nuestro país.

Mientras tanto, Juntos por el Cambio ha recibido el golpe. Está bajo un intenso ataque de un oficialismo que amenaza todos los espacios institucionales, y convoca a todos los demonios de la historia de nuestro país. La oposición responde como puede, y al hacerlo, necesariamente surgen todos los matices y diferencias que hay detrás de cada uno de los candidatos y hoy líderes del espacio. Salvo Mauricio Macri, que eligió no entrar en la provocación que plantea el oficialismo, el resto de los candidatos quieren expresar sus propuestas, pero pierden solidez porque al hacerlo hacen públicas sus diferencias ante hechos muy importantes.

La inflación está haciendo estragos y el tiempo del Experimento Massa se está acabando

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Discutir las diferencias entre los candidatos de JxC, en el marco de los temas que pone en agenda el oficialismo, a la hora de embestir contra la institucionalidad, ejemplo vallas/represión, resulta suicida para la fortaleza del espacio opositor. En este momento Juntos por el Cambio debería “hablarle a la sociedad”. Poner una agenda sobre la mesa de los temas que verdaderamente angustian a la gente: inflación, empleo y seguridad y hacer que sus candidatos y voceros expresen sus propuestas sobre estos temas. No puede ser que agoten sus expresiones públicas solo para responder a las críticas desopilantes que reciben desde el oficialismo. La oposición tiene que tener su propia agenda y no girar en torno a la melodía del oficialismo.

La inflación está haciendo estragos y el tiempo del Experimento Massa se está acabando más rápido que los dólares del Banco Central. La oposición tiene que decirle a la sociedad que el gasto público tiene que bajar sustancialmente; reduciendo el “gasto político” del Estado y no las partidas de salud, de discapacidad o de educación como está haciendo el Gobierno. Por ejemplo, poner en la agenda pública cómo se van a desafectar del Estado a los 135 mil nuevos agentes que se nombraron en los últimos dos años. También explicar cómo se van a cerrar Aerolíneas Argentinas, Télam, Correo Argentino, Yacimientos Carboníferos, etc. Reubicando al personal que verdaderamente trabaja en esas empresas, para así dejar de perder más de 3 mil millones de dólares por año.

Medidas como éstas van a permitir bajar la inflación y recuperar la economía argentina, que hoy solo se profundiza en la crisis. No tiene por qué haber ajuste sobre 47 millones de argentinos cuando el problema puede arreglarse reubicando a 300 mil personas que no tienen que trabajar más en el Estado. Este es el desafío de la oposición. Comenzar a instalar una agenda que le interese a la gente. Llevar esas discusiones al Congreso de la Nación y en esos debates mostrar que el Gobierno está llevando al país a un abismo. Hoy la sociedad no ve en la oposición una alternativa de gobierno. Juntos por el Cambio tiene una tremenda responsabilidad de acá a las elecciones: ganar el crédito social para poder implementar las políticas que nos permitan salir adelante.   

*Magíster en filosofía de la economía de la Universidad de Cambridge y Especialista en Políticas Públicas.