OPINIóN
Federico Delgado (1968-2023)

La radicalización de la democracia

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| Pablo Temes

Federico Delgado asumió como desafío la tensión irreductible entre el desborde social, creativo, conflictivo, a veces instituyente, y la forja institucional, forzadamente estable, igual a sí misma, a veces agujereada, porosa. Su estructura de pensamiento, entre el derecho y la ciencia política, sus afinidades filosóficas y éticas, fundamentan su apuesta republicana. Pero es en su praxis concreta que enhebró y padeció los avatares republicanos como parte de una búsqueda incansable. Hoy día en nuestro país, la palabra “República” es utilizada por quienes ostentan y defienden privilegios, comenzando por el poder económico, entramado con cúpulas judiciales y políticas. Una curiosa república a espaldas de la siempre crítica democracia.   

Para Delgado, como para Castoriadis, la democracia es un régimen de gobierno colectivo con capacidad de autolimitación de los poderes. No creyó en una democracia como sustancia autosuficiente, cristalizada, sino que la supo siempre dinámica y en construcción. Coincidimos en que se trata de procesos de democratización y, en tanto tales, cortan transversalmente a todas las instituciones, cada vez que éstas tienden a cerrarse sobre sí mismas, separándose de los intereses populares e incluso de la Constitución. El fiscal Delgado se permitió imaginar nuevas formas de instituir la convivencia y de recrear lo común, poniendo entre paréntesis la legitimidad trascendente del Estado moderno (el mito de Hobbes, el Leviatán como monopolio de la decisión, en el fondo, un gran Ministerio del Interior como pastor de un rebaño de lobos). Supo de la ambivalencia de un animal humano expuesto al riesgo de sus propias expectativas negativas respecto de los otros, tanto como de la capacidad compositiva, de la cooperación como apuesta ontológica. Contener el peligro y producir encuentros potentes, inventivos.  

El fiscal Delgado se permitió imaginar nuevas formas de instituir la convivencia

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En el fondo, la democracia sin protagonismo social es, para Delgado, solo una cuestión de procedimientos vacíos. Tecnocracia o asunto de castas. Pero entendió muy bien que la crítica a la política sin una apuesta colectiva favorece a las castas económicas, lo dijo de distintas maneras, incluso con sus investigaciones como fiscal. Y no tuvo reparos a la hora de poner bajo el ojo avizor de la crítica a la corporación judicial, ya que fundamentalmente en ese territorio, el suyo propio, bregó por la democratización: buscando la mayor eficiencia en tiempos y procedimientos de las causas, imaginando mecanismos para que las personas con menos recursos no quedaran impotentes ante una situación judicial, dando a conocer por todos los medios que tuvo a su alcance el funcionamiento de los procesos judiciales, confiando en que el libre acceso a la información contribuiría a acercar a la ciudadanía.

Cuando el Estado es blanco de investigaciones sobre corrupción de funcionarios públicos, violaciones a los Derechos Humanos, incumplimiento de sus funciones, entre otras, puede decirse que se tratará de “corregirlo” o que se trata de algo ya incorregible. El querido fiscal Delgado planteaba otra posibilidad: desbordarlo con la potencia instituyente de una sociedad a la altura de la conformación de nuevos diseños institucionales. Cada vez que en la coyuntura actual, la misma que lo vio partir para despecho de la democracia, oímos repetida la cantinela detractora del Estado, entrevemos algo aún mucho peor, la fantasía de una sociedad entregada a un mercado sin mediaciones políticas, sin espacios comunes de metabolización del conflicto, sin la posibilidad, para los de abajo, de formar parte de las decisiones. Cuando este anómalo fiscal moderaba su crítica, y tal vez, su entusiasmo por la innovación institucional, comprendía que en última instancia, no son el Estado ni el Poder Judicial en tanto tal los baluartes últimos de la democracia republicana, ya que siempre se pueden inventar formas mejores para la perseverancia de lo público.

* Ensayista, docente e investigador.