MODO FONTEVECCHIA
CAUSA VIALIDAD

Federico Delgado: "Gran parte de la sociedad ya la condenó a Cristina Kirchner"

El fiscal federal compartió en Modo Fontevecchia su visión al respecto del juicio por la obra pública. "Cuando los jueces dicten sentencia van a tener que convencer a la sociedad de que lo hicieron correctamente ", aseguró. Además advirtió que "es traumático que se dé por terminado porque todavía está muy abierto".

Federico Delgado
Federico Delgado | Telam

Federico Delgado, autor del libro La cara injusta de la Justicia, sostuvo que "es peligroso que haya un juego político que haga a un lado los procesos institucionales" y se refirió al atentado que sufrió la vicepresidenta. "Fue una prueba de que estamos muy alejados de la promesa a la Constitución", manifestó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

Usted tiene un carácter iconoclasta ya que criticó a Luciani, refutó a Cristina cuando dijo que no se investigaba en el gobierno de Macri ¿En qué campo político se ve a usted mismo en la discusión política?

Soy un trabajador del Estado nacional que tiene una promesa de lealtad a la Constitución. Desde muy pequeño soy tributo a las huestes del republicanismo clásico del Siglo V a.C. Trato de ser coherente en mi trabajo y en mi vida personal con esos principios. Somos fiscales que representamos a la sociedad, como los abogados de los ciudadanos.

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Nuestro trabajo no es solo escribir en los expedientes y que los jueces apliquen la ley de la mejor forma sino que tenemos una responsabilidad por marcar las cosas que están bien y las que no. 

Cuando habla del republicanismo clásico del Siglo V a.C, ¿se refiere al de la República de Platón y que su adscripción es a las ideas puras más que a un partido político?

Básicamente si, todo lo que fue Hegel, la gran familia socialista trata de lograr que en las sociedades las palabras libertad e igualdad estén juntas porque la única forma de vivir en sociedad, en base a derechos, es ser republicanamente libres. Es decir, vivir sin pedir permiso. Por ejemplo, tener algunas condiciones materiales resueltas, tener trabajo, extender el derecho de propiedad lo más que se pueda para que las personas no sean dominadas por el que tiene más dinero o poder.

Esa es la apuesta normativa de la libertad política republicana en el sentido tradicional. Aunque no sea tan visible en la Argentina, se dedica a enseñar y practicarlo.

Usted sostuvo que es "traumático" para la democracia que se esté llevando a cabo un juicio que, parte de la sociedad, ya da por terminado. ¿Podría profundizar?

Ahí hubo un título dando vueltas que criticaba al fiscal Luciani y no fue así. En una República democrática nuestra apuesta es que renunciamos a solucionar nuestros conflictos por mano propia y permitimos que el Estado los tome y los resuelva de acuerdo con la ley, que es una instancia de igualación. Es decir que el juicio es una especie de juego en donde los jueces toman una decisión .

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Al respecto del juicio de Vialidad, revela la fragilidad de nuestra vida pública, y de nuestras instituciones y las sospechas que existe sobre el sistema judicial porque el juicio está casi por la mitad, falta mucho para la sentencia. Sin embargo, gran parte de la población da por sentado que Cristina va a ser condenada.

Y en función de eso construyen narrativas para confirmar sus sesgos: unos quieren trabajar para evitar que esa condena no se haga efectiva y otros para que sea lo más rápido posible." Lo cruel es que los jueces no decidieron pero la sociedad ya decidió. Es feo para los jueces cuando tengan que dictar sentencia y tratar de convencernos con argumentos de que su sentencia va a ser la correcta y que va a ser aceptada por la sociedad.

Según varias encuestas casi el 60% de la población descree del atentado a la vicepresidenta, es decir que parece que hay dos tercios de la población que no le gusta Cristina y que siempre tiene su fallo anticipado y no sólo en esta causa...

Absolutamente. Ya que me pregunta, la situación es de una fragilidad tremenda, tenemos una Constitución formal pero la distancia de lo que nosotros vivimos en nuestro día a día y la Constitución es muy grande. Nuestras elite políticas y económicas no calibran el grado de desconfianza y de desprecio que existe por los dispositivos institucionales para dirimir los conflictos. 

Guillermo O'Donnell, que fue un gran politólogo argentino, dijo que nuestra vida pública era un corporativismo anárquico en el que las facciones se peleaban por imponer sus interes, dentro y fuera de la ley. Aquel sesgo que él intuía como un problema, se ha vuelto mucho peor. Estamos mas cerca de un Estado de naturaleza hobbesiano y alejados de la promesa a la Constitución, y obviamente el atentado a Cristina fue una prueba de eso.

Hay un registro fílmico de esto y sin embargo se construyen narrativas por fuera de eso y que, en definitiva, terminan impugnando los dispositivos institucionales. Incluso nuestras propias élites, cuando critican a la Justicia, que está bien que lo hagan, no escogen el camino de la ley, que podría ser el juicio político, sino el de las redes sociales o los medios de comunicación. Es peligroso que haya un juego político que haga a un lado los procesos institucionales.

La sociedad como juez del sistema judicial

¿Cómo influye en la decisión del Tribunal el hecho de que exista un fallo de la Corte Suprema del 2001 resolviendo que un Gobierno electo democráticamente no puede ser una asociación ilícita? Teniendo en cuenta esa jurisprudencia ¿Se puede presumir lo mismo cuando el caso llegue a la Corte?

En nuestra sistema institucional los fallos de la Corte Suprema no son obligatorios para todos los casos, valen solamente para el supuesto en que la Corte los dictó, ese es el principio rector. Lo que pasa es que la Corte tiene cierta autoridad moral: si la Corte, que es el último interprete, se interpretó de una manera hay que tener eso como precedente.

Pero la propia Corte siempre desafía a los jueces inferiores (en este caso a los tribunales orales) y les dice que hagan lo que les parezca pero que tienen que hacerlo con nuevos argumentos. Es un juego de creatividad dentro del marco legal. 

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¿Cuál es su visión, por un lado de la defensa de Carlos Beraldi y por otro los alegatos del fiscal Luciani?

El juego de proceso es un juego en donde la defensa y los acusadores tienen que mostrar los argumentos que a ellos les conviene y, para eso, tienen que usar todas las herramientas creativas dentro del marco de la ley. Tienen que captar la simpatía de los jueces y convencerlos.

Cada cual trata de "destruir" los argumentos del contrario. Luciani utilizó las herramientas discursivas que creía más conveniente para hacer que su lectura de los hechos sea lo más sólida posibles, obviamente el trabajo del defensor es criticar y destruir lo que dijo Luciani y buscar la absolución de su defendida.

Es traumático que se dé por terminado porque todavía está muy abierto, y ahí hay una falta en los funcionarios públicos al no hacer un poco de docencia y explicar cómo es el juego del proceso. Ni el fiscal ni el defensor dictan sentencias.

Puede ser que lo que esté faltando es entender que el fiscal solo no es la justicia, sino que hay más componentes. Es decir, un problema de comprensión del sistema judicial...

Los argentinos tenemos una relación compleja con la ley. Hay una escasa cultura del pleito. Esto es una buena instancia para explicar cómo se aplica la Ley. Iba mucha crispación con la perspectiva de Beraldi y de Luciani y, en rigor, es lo más normal del mundo. He visto a fiscales que van a alegatos con banderas o fotos de familiares para conmover al tribunal. Es natural que haya ruido. 

AO PAR