En América Latina, estábamos acostumbrados a que los oficialismos se reelegían. Con la llegada de la pandemia, las cosas parecen estar cambiando y, ahora, la regla parece ser la inversa: los oficialismos pierden.
Además del contexto desfavorable, en Argentina, además está claro que el Gobierno va a perderlas por méritos propios: generó una crisis económica e institucional inédita. La inflación es galopante, la pobreza lamentablemente no para de crecer y encima tenemos que ver como ministros del oficialismo se pasean en estudios de televisión chicaneándose. Para peor, las cifras de estos últimos meses, volvieron a ser récord: inflación de 7,7% en marzo y el dólar trepando a $490 en abril.
Si bien todos estos desequilibrios tienen un peso propio innegable, este Gobierno perderá las elecciones, en primer lugar, porque perdió la confianza. La sociedad no le cree porque dicen una cosa y hacen otra. Perdieron la palabra y demostraron, con su patética interna a cielo abierto, que están peleando por poder, y no por cambiarle la vida a la gente.
Las elecciones no se ganan, se pierden
Pero, ¿por casa cómo andamos? Todo indica que la oposición tiene el camino despejado para volver al poder en las próximas elecciones. A nivel nacional y en varias provincias del país (Buenos Aires, entre otras).
Pero cuando más sólido y unido el espacio tiene que estar, más grietas e imperfecciones se ven. Es tan catastrófico el Gobierno de Alberto Fernández y tan grandes las posibilidades que la oposición acceda a gobernar en los próximos años, que paradójicamente generan un efecto negativo en Juntos por el Cambio.
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Nosotros también estamos cometiendo errores y abriendo la posibilidad de que otras fuerzas, radicalizadas y sin experiencia para gobernar, sigan creciendo.
En contra de lo que muchos pronosticaban, Juntos por el Cambio se mantuvo como coalición desde que inició su gobierno hasta hoy, inclusive después de haber perdido las elecciones. Está claro que unidos somos más fuertes y también está claro que el rival político a vencer es el populismo.
En un mar de desesperanza e incertidumbre, la gente está esperando tranquilidad y unidad de nuestra parte, y tenemos que acompañarlas desde nuestro lugar.
Está claro que la situación dentro del PRO y Juntos Por el Cambio está crispada y que algo hay que hacer para revertirla. Las peleas internas se extremaron en las últimas semanas. La decisión de Horacio Rodríguez Larreta de establecer, a último momento, un sistema de votación concurrente para las elecciones en CABA fue posiblemente el momento más álgido.
Quienes analizamos la ciencia política, entendemos que los sistemas electorales no son inocentes, y la decisión puede afectar al candidato del PRO. Queda claro que si bien debemos apuntar a tener boleta única, y de hecho fue un proyecto presentado por nuestro espacio, también es evidente que intentar hacerlo de la manera que lo hizo el Jefe de Gobierno esconde más bien un tinte político.
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Ante las mencionadas actitudes, Vidal propuso a los principales dirigentes del PRO bajar sus candidaturas con el fin de reordenar el partido. Esta semana, en la reunión con empresarios en el Llao Llao dejó trascender que ella sería la primera en desistir de su candidatura si fuera necesario.
La exgobernadora viene planteando la cuestión desde hace tiempo; en reiteradas oportunidades se ha manifestado a favor de calmar las aguas, ofrecer respuestas y un plan de gobierno a la sociedad, y recién luego discutir los nombres de los candidatos. “La política es un circo sin público y los argentinos están afuera de la carpa” fue la frase que utilizó para resumir la situación, y coincido con ella.
El PRO nació como un partido plural, cercano a las personas y lejano, muy lejano, a la vieja política. Debemos recuperar esa identidad. Si queremos fortalecer el PRO y que deje de perder lugar frente a partidos incipientes, deberíamos dejar de lado las pretensiones personales, trabajar en equipo y acercarnos a la sociedad con propuestas. Y los problemas del partido, que es evidente que existen, hay que resolverlos puertas adentro y con debates serios. Así lo hicimos siempre.
Este Gobierno va a perder las elecciones porque gobernó mal y no generó esperanza. Nosotros no podemos conformarnos ni especular con eso. Ni, mucho menos, tener conductas similares a las suyas. Tenemos que volver a nuestras fuentes: trabajar en equipo y transmitirle esperanza a nuestra gente de que nos merecemos y podemos vivir mejor.
* Senador Provincia de Buenos Aires por el PRO; Politólogo