OPINIóN
Producción

Levantar al país: un desafío colectivo

Un diálogo constructivo entre todos los involucrados en el sector productivo debe centrarse en promover inversiones responsables y sostenibles que impulsen la productividad a largo plazo.

Emprendedores argentinos: uno de cada cuatro invierte en su propio negocio
Emprendedores argentinos: uno de cada cuatro invierte en su propio negocio | Telam

En la búsqueda constante de un desarrollo sostenible y próspero, la consolidación de acuerdos en el sector productivo se presenta como un elemento fundamental para poner de pie a la Argentina. La interconexión entre los diversos actores económicos, desde los pequeños emprendedores locales hasta las grandes corporaciones multinacionales, juega un papel crucial en la creación de un entorno propicio para el crecimiento económico y la generación de empleo.

En este contexto, se vislumbra la necesidad urgente de establecer un consenso entre los distintos protagonistas del ámbito productivo. La cooperación entre el gobierno, los empresarios, los trabajadores y la sociedad civil se revela como la clave para superar los desafíos económicos que puedan surgir y alcanzar un desarrollo armónico.

El primer paso hacia la construcción de acuerdos en el sector productivo radica en la apertura de un diálogo constructivo. Es esencial que todas las partes involucradas se sienten a la mesa de negociación con la disposición de escuchar y comprender las necesidades y perspectivas de los demás. Este diálogo debe ir más allá de los intereses individuales y buscar el bien común, teniendo en cuenta los diferentes puntos de vista y experiencias.

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Levantar al país: un desafío colectivo

Uno de los puntos importantes del acuerdo en el sector productivo debe centrarse en promover inversiones responsables y sostenibles que impulsen la productividad a largo plazo. Los incentivos para la innovación, la adopción de tecnologías eficientes y la capacitación constante de la fuerza laboral son elementos clave para garantizar la competitividad en un mundo en constante evolución.

El papel del gobierno en este proceso es crucial. Las políticas públicas deben ser diseñadas para fomentar un entorno empresarial saludable, equitativo y transparente. Además, se debe asegurar un marco legal que garantice la seguridad jurídica, estimule la inversión extranjera y proteja los derechos de los trabajadores. Creer que más regulaciones protegen al trabajador ha sido uno de los grandes errores de nuestro país en materia productiva.

Las pequeñas empresas en el nuevo rumbo de Argentina

Los emprendedores desempeñan un papel crucial en el desarrollo económico y la innovación de un país. Su capacidad para identificar oportunidades, asumir riesgos y crear soluciones novedosas contribuye significativamente al crecimiento de sectores clave. Los emprendedores no solo generan empleo, sino que también actúan como catalizadores para la transformación de la sociedad y la economía. 

Su mentalidad proactiva y su disposición a desafiar el status quo  son impulsores esenciales de la competitividad y la resiliencia económica. 

Exportar: la clave para sacar a la Argentina de la pobreza

Además, los emprendedores a menudo lideran la adopción de nuevas tecnologías y prácticas empresariales, allanando el camino para la modernización y la eficiencia en diversos sectores. En última instancia, el rol de los emprendedores no se limita solo a sus propios éxitos empresariales, sino que también influye en el desarrollo general de la comunidad y la prosperidad nacional.

En este nuevo escenario de apertura del mercado y foco en las exportaciones, el compromiso con la educación y la capacitación continua de la fuerza laboral es esencial para mantenerse al día con las demandas del mercado global. 

Un acuerdo integral debería incluir programas que promuevan la educación técnica y profesional, así como la actualización constante de las habilidades de los trabajadores para adaptarse a las nuevas tendencias y tecnologías.

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Superar las internas sectoriales y las luchas por privilegios se presenta como una necesidad imperativa en la construcción de una integración del sector productivo más cohesionada y equitativa. Al dejar atrás las disputas centradas en intereses particulares, los distintos sectores pueden abrir paso a un diálogo constructivo que promueva el bienestar común. 

Este cambio de enfoque implica reconocer la interconexión de los diversos sectores y comprender que el progreso de uno está intrínsecamente vinculado al desarrollo de los demás. La colaboración y la solidaridad entre los diferentes actores sociales permiten alcanzar soluciones más efectivas a los desafíos compartidos, despejando el camino hacia un ambiente más armonioso y una distribución más equitativa de los recursos y oportunidades. En lugar de priorizar privilegios sectoriales, la orientación hacia un bienestar colectivo puede sentar las bases para un crecimiento sostenible y una sociedad más justa.

La exportación desempeña un papel esencial en el desarrollo económico de los países al facilitar la entrada a mercados internacionales. A través de la exportación, las empresas pueden expandir su alcance y aumentar sus ingresos, contribuyendo al crecimiento económico. 

Este intercambio de bienes y servicios a nivel global no solo fortalece la posición competitiva de las empresas, sino que también favorece la diversificación de la economía nacional. Además, la exportación promueve la transferencia de conocimientos y tecnologías, generando oportunidades de desarrollo y mejorando la imagen de un país en la escena internacional.

El desafío está lanzado. Es hora de comenzar a construir un país en vías de desarrollo.