OPINIóN
Sobrellevar la pandemia

El lugar de la salud mental

Cómo vivir las diferentes medidas del Gobierno para prevenir el coronavirus y cuidar nuestra salud física y psicológica.

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ANGUSTIA | SHUTERSTOCK

El aislamiento social y preventivo ha presentado distintos desafíos para la sociedad. La pandemia por Covid-19 pudo ser  una situación de aprendizaje para todos los ciudadanos, pero implicó una mayor dificultad de adaptación para quienes padecen trastornos psicológicos.

La pandemia por coronavirus fue un hecho inesperado y excepcional, que alteró las rutinas de la vida diaria. Impactó sobre todos nosotros, agregando una cuota extra de estrés en las personas con trastornos o patologías mentales. El distanciamiento y aislamiento reforzaron los síntomas de forma negativa. Por este motivo, el número de consultas a profesionales de salud mental se ha incrementado significativamente.

Las personas comenzaron a experimentar cuadros de ansiedad, angustia generalizada, síndromes de tipo depresivos, ataques de pánico, desórdenes alimentarios y trastornos del sueño, entre otros. Lo que comenzó siendo como unas “mini vacaciones” de 15 días el 20 de marzo de 2020, se prolongó por tiempo casi indeterminado, generando incertidumbre, dificultad para realizar proyectos, desmotivación y desesperanza. A esto, se le sumó el miedo a contraer el virus y poder contagiar a los familiares o seres queridos. Es ahí donde aparecieron la culpa y el remordimiento.

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Se habla constantemente de cantidad de personas que contrajeron la enfermedad, la ocupación de camas de terapia intensiva y lo más triste e irreversible, los fallecidos. Día a día, los medios y las redes sociales nos “bombardean” con noticias tanto reales como falsas, que no dejan de generar malestar y preocupación en los ciudadanos. ¿Cómo poder pensar en la vida, en propuestas a futuro, si lo único de lo que se habla es de la muerte y la vulnerabilidad de una comunidad?

¿Y la salud mental, en qué lugar queda? ¿Alguno pensó siquiera en armar algún tipo de dispositivo para contener, sostener o brindar apoyo a aquellas personas que, por algún motivo, el Covid acechó en sus vidas?

Es esperable que ante esta situación “inexplicable” surjan emociones confusas, distintas y puedan fluctuar en sólo minutos. Las personas comienzan a sentirse más ansiosas, angustiadas, irritables, tristes, enojadas.  Emociones, que quizás por su ritmo de trabajo y ocupación habitual, jamás habían registrado o se habían permitido sentir, y es ahí donde los síntomas de los trastornos mentales irrumpen.

El distanciamiento social es un compromiso de todos.  Es vital para ayudar a la contención y evitar la propagación del virus.

El distanciamiento social es un compromiso de todos.  Es vital para ayudar a la contención y evitar la propagación del virus. El “estar en casa” más allá de que puede interpretarse como una “privación” de la libertad, podría ser una oportunidad para reencontrarse y compartir todas aquellas cosas que la escases de tiempo, o por distintas obligaciones no nos permitimos hacer. Generar tiempo de conversación con los adolescentes, poder escucharlos sin apuro, favorecer la conexión virtual con sus pares para que no sientan que están solos y puedan compartir sus experiencias dentro de este contexto. Crear juegos con los más pequeños, tratando de que entiendan que esto va a pasar y que es la forma que tenemos de cuidarnos. Mantener una comunicación fluida con los adultos mayores, ellos perciben el paso del tiempo de una manera totalmente distinta al de los jóvenes. Para ellos el tiempo que pasa es tiempo que se pierde.

Transformar lo que podría ser una situación que se impone de afuera, en una oportunidad de autoconocimiento y reflexión. Es aconsejable permitirse expresar los sentimientos que esta situación genera en cada uno. Darse tiempo para detectar y expresar lo que cada uno siente, y no sentirse mal o avergonzado por ello. Evitar la sobreinformación mediática que desencadena estrés, angustia, y mayores niveles de ansiedad.

*Psicóloga especialista en TCA.