Pasaron las elecciones generales; llega el balotaje en el que elegiremos a nuestro próximo presidente. Las propuestas y los intercambios de ideas (y de reproches) están a la orden del día. Economía, seguridad, educación, salud, relaciones internacionales… todos ejes trascendentales en la vida de los ciudadanos. ¿Y sobre seguridad vial? ¿Sobre la necesidad de concientizar y educar acerca del modo en que nos comportamos en el espacio público? Nada de nada.
Las estadísticas sobre accidentes viales son alarmantes. Según el último informe de siniestralidad vial fatal, datos preliminares con información en el lugar del hecho (febrero 2023), elaborado por el Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en Argentina se registraron 3415 siniestros durante 2022, que generaron la muerte de 3828 víctimas. Este tipo de hechos, en su mayoría, son decesos que podrían haberse evitado.
Por otra parte, en el mundo cada año muere una persona cada 24 segundos por un siniestro de tráfico, que ocasiona 1,35 millones de víctimas mortales al año; es la principal causa de fallecimiento de niños y jóvenes de entre 15 a 29 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este año, 700 víctimas de accidentes fueron asistidas por la Línea 149 opción 2: cómo es la ayuda
Por eso, resulta clave promover, desde todos los ámbitos, un cambio cultural en el que prevalezca el respeto por las normas de tránsito y el cuidado de la vida. El compromiso debe ser de todos en general y, en particular, de los actores involucrados (gubernamentales, empresariales, sindicales, ONGs). El objetivo: desarrollar una política de Estado articuladora de acciones que trasciendan en el tiempo, en relación al uso correcto de la vía pública y las vías de circulación.
Mantener activa la tarea de la enseñanza, desde el inicio del ciclo escolar, acerca de lo que significa el respeto hacia las leyes en general, y en particular las que regulan el tránsito, nos beneficia a todos, porque todos somos usuarios de las rutas, calles y caminos. En esa línea, debemos seguir insistiendo en la necesidad de fomentar la educación vial en los hogares, en las escuelas y en todos los ámbitos permeables a la concientización.
Seguridad Vial: educación y conciencia, los ejes de un cambio definitivo
La gestión de más controles, la aplicación de leyes de tránsito más duras, la educación desde la concientización y el aprendizaje constante de las nuevas formas de tránsito son algunas de las tareas ineludibles.
Cada vida cuenta; salvarlas es nuestra responsabilidad. Por eso, tenemos que seguir insistiendo en la importancia del uso del cinturón de seguridad, los cascos, y el respeto de las señales viales. Debemos repetirlo hasta el cansancio: cada acción correcta, salva vidas. Necesitamos un Estado presente para recortar drásticamente las prácticas perjudiciales que conllevan altos costos: desde ya, de pérdidas humanas, pero también materiales y otros efectos derivados como la sobrecarga del sistema de salud público y privado.
Bien harían los candidatos en tomar nota.
