OPINIóN
El días antes

Díganme ustedes, ¿de dónde salió esta gente?

A 74 años de la masiva movilización de los trabajadores que reclamaban la liberación de Juan Domingo Perón convirtiendo el 17 de octubre en el Día de la Lealtad.

El 17 de octubre de 1945 la Plaza de Mayo se vio colmada por sectores obreros que pidieron la libertad de Juan Domingo Perón.
El 17 de octubre de 1945 la Plaza de Mayo se vio colmada por sectores obreros que pidieron la libertad de Juan Domingo Perón. | CEDOC.

El 16 de octubre de 1945, como venía sucediendo, llegan al Gran Buenos Aires miles de hombres y mujeres del interior del país que pasan a engrosar los planteles de fábricas, comercios, transporte, obras públicas, y servicios municipales. Aumenta el aporte de las industrias al Producto Bruto Interno (PBI) mientras decae el aporte del campo, es notable el incremento del sector de los servicios. La presencia de la mujer es fuerte en la administración pública, los servicios sociales, las profesiones liberales. Casi la mitad del presupuesto es absorbido por las Fuerzas Armadas, los gastos militares superan los gastos totales de cinco países de la región, incluido Brasil. Nunca antes el Ejército había tenido en sus filas tal cantidad de hombres.

Los individuos se definen en relación con los dos grandes partidos políticos, la Unión Cívica Radical o el Partido Conservador; pero, salvo los que hacen de la política un modo de vida, la gente tiene un bajo concepto de ella. Innumerables son los testimonios que dan cuenta de funcionarios que medran mientras permanecen en la función pública, de adhesiones a caudillos barriales a cambio de empleo público, de la práctica tan extendida del voto cantado en las elecciones, de políticos que sólo piensan en satisfacer su ambición y hablan un lenguaje de viejas palabras y mentiras.

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Son estrechas las relaciones entre el poder político y los dirigentes de los gremios, en los que militan trabajadores de una amplia gama ideológica: anarquistas, conservadores, comunistas independientes, nacionalistas, radicales y socialistas, aliadófilos, fascistas y profascistas. Si bien existen dirigentes gremiales que se quedan atornillados en sus escritorios, los gremios más poderosos dirigidos por socialistas y comunistas, denuncian a empresarios que eluden las leyes laborales -se sabe de trabajadores que viajan en vagones destinados al transporte de ganado- y exigen al Gobierno medidas que mejoren el bienestar y la seguridad.

Imaginemos algunas escenas de la vida cotidiana de entonces. Las mujeres lavan la ropa en bateas de madera, cocinan a leña, guardan los alimentos en las heladeras domésticas donde se coloca diariamente el hielo. Los menores de 13 años usan pantalón corto y si son flacos no se salvan del aceite de hígado de bacalao; en las calles no se ven adultos varones cargando un paquete; muchas personas llevan luto riguroso. La palabra “pesos” está presente en toda conversación, los vendedores callejeros animan con su presencia y sus voces, rondan los fotógrafos en plazas y parques. Debido a las restricciones impuestas por la segunda guerra mundial, por las vías de los tranvías circulan colectivos con ruedas de hierro y tranvías de dos pisos; el tren lleva el progreso a los pueblos más alejados. La gente se trata de usted. Ir al cine o al circo es una fiesta; las más famosas orquestas de tango y de jazz tocan en bares y confiterías; santos oficiales y santos populares continúan siendo objeto de devoción. Los humoristas con sus ocurrencias hacen la vida más llevadera.

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La escuela es el templo del saber y la docencia es vista como un noble oficio. Se aprenden de memoria las tablas, las poesías y el catecismo; los maestros corrigen a los chicos que escriben con la mano izquierda. La figura varonil más admirada es el general San Martín, y entre las mujeres su esposa, Remedios de Escalada, Paula de Albarracín, y las que acompañan a los soldados en las gestas guerreras. Predomina la corriente literaria y normalista en un país con fuerte presencia de la agricultura y la ganadería. Algunas voces piden una escuela un poco más tolerante con la indisciplina y el error. Se confronta en cuestiones tales como los ideales superiores y la utilidad material inmediata; la pasión clerical y el ateísmo liberal; el arancelamiento o no de los estudios universitarios; las necesidades académicas y el equilibrio presupuestario; la hegemonía de Buenos Aires y las intenciones federalistas del interior, etc.

Todo se presenta dentro de lo previsto: la toma de facultades por estudiantes que reclaman la entrega del Gobierno a la Corte Suprema de Justicia la reposición en el cargo de profesores y funcionarios técnicos o administrativos del Liceo Militar y el Estado Mayor del Ejército exonerados por su filiación ideológica tiempo atrás; la disputa propagandística entre el gobierno militar y la oposición; el rechazo de la censura por la gente de teatro; con música de  Chopin y Bach se ofrece un concierto en honor de directivos, docentes y jubilados. Autoridades y maestros lucen el guardapolvo blanco obligatorio.

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Que el martes 16 de octubre sea día de pago de la quincena no apacigua el rencor hacia una dirigencia política que, habiendo llevado adelante el portentoso progreso de las últimas décadas, se dejó atrapar por el beneficio personal, la soberbia y la superficialidad, con sensibilidad cero ante esa mezcla social y popular conformada por los “cabecitas negras”, los pobres, y la gente de “sombrero, saco, y corbata” afectada por la crisis económica.

Todo será cumplido, les decía la esperanza.

En las primeras horas de la tarde, mientras las realidades escolares prosiguen sujetas a las exigencias de sus propias dinámicas y formatos institucionales, en las calles el rencor corta el paso a la resignación y esos hombres y mujeres finalmente se tornan visibles a los ojos del resto de la sociedad argentina.