OPINIóN
Asunción de Alberto Fernández

El regreso del europeronismo

En Argentina ya hubo un intento de construir un peronismo republicano, a finales de los 80. ¿Será este el momento?

Alberto Fernández
Alberto Fernández | Marcelo Capece / NA

El eurocomunismo nació en los años 70, no tanto como anticipo de la crisis de los “socialismos reales” -que estallaría en la década siguiente- sino como reacomodamiento de los viejos partidos revolucionarios al capitalismo europeo. Tanto el Partido Comunista Italiano como su homólogo francés impulsaron este movimiento, al cual no tardaron en sumarse otros PC europeos de menor peso. El eurocomunismo hablaba de construir el socialismo “en paz y libertad”, renunciaba al concepto de “partido único” y pasaba a operar en el marco del sistema parlamentario multipartidista. En el eurocomunismo el internacionalismo dogmático dejaba paso a una lectura más atenta de las realidades nacionales. El PCI, por ejemplo, proponía construir un socialismo “necesario y sólo posible en Italia”. Un giro neogramsciano, se dijo en ese momento.

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El discurso de asunción de Alberto Fernández entonó un canto al europeronismo. Además de las referencias a la dimensión social de la crisis (“sin pan no hay democracia ni libertad”), abundaron en su discurso las apelaciones a la “pluralidad de ideas”, la “institucionalidad” y a los valores “de la República”. Fernández delineó un país donde “todas y todos seamos capaces de convivir en la diferencia y que reconozcamos que nadie sobra en nuestra Nación, ni en su opinión, ni en sus ideas, ni en sus manifestaciones”. Un discurso impregnado de valores democráticos que enalteció la convivencia (“La Argentina se hizo valiosa cuando Alberdi y Sarmiento trabajaron para que la educación sea pública”)

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Treinta seis años después de su asunción, los ecos del primer alfoninismo repican en la voz de Fernández. Y parece ser algo más que un guiño a los radicales desengañados de Cambiemos. Dos veces nombró a Raúl Alfonsín, justo al inicio y en el cierre de su discurso: “Cuando mi mandato concluya, la democracia argentina estará cumpliendo 40 años de vigencia ininterrumpida. Ese día quisiera poder demostrar que Raúl Alfonsín tenía razón. Espero que entre todos podamos demostrar que con la democracia se cura, se educa y se come”. ¿Un giro neoalfonsinista?

Si los eurocomunistas renunciaron en su momento a una concepción hegemónica totalizante que se expresaba en el partido único y la dictadura del proletariado, en su discurso Alberto Fernández apostó por un europeronismo republicano y constitucionalista (“Queremos una Argentina donde se respeten a rajatabla la Constitución y las leyes”). A algunos este europeronismo acicalado y respetuoso les parecerá una traición a un movimiento que siempre tuvo una buena dosis de ADN antisistema (el peronismo como “hecho maldito del país burgués”). Para otros, será una simple ilusión óptica que nunca terminarán de creerse (“Los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles”, J.L. Borges). El tiempo dirá.

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¿Por qué el título hace referencia al “retorno” del europeronismo? Porque en Argentina ya hubo un intento de construir un peronismo republicano. Fue a finales de los años 80, cuando el Peronismo Renovador de Antonio Cafiero tenía todas las cartas para suceder a Raúl Alfonsín. En esa época proliferaban los debates sobre el “bipartidismo”, una Argentina posible donde se alternarían en el poder un partido de raíz socialdemócrata (la UCR) y otro socialcristiana (el PJ). Pero Raúl Alfonsín no pudo pasarle la banda presidencial a Antonio Cafiero. En una de esas curvas cerradas de la historia argentina el experimento del Peronismo Renovador quedó tirado en la cuneta después de ser atropellado por un imparable menemóvil.

Como en “Retorno al Futuro” el discurso de Alberto Fernández parece querer volver a ese año, al 1989, como intentando suturar tres décadas vividas a toda máquina mientras la sociedad se iba agrietando y la Argentina se volvía un lugar cada vez más irreconocible.

Sí, el tiempo dirá.

* Profesor de la Universitat Pompeu Fabra - Barcelona. Twitter: @cscolari