OPINIóN
Elecciones 2019

Año nuevo, ¿candidatos nuevos o más de lo mismo?

Más allá de algunos avances puntuales, la situación parece ser siempre la misma: hay dos candidatos empatados, y todo el tablero electoral se traba alrededor de ellos.

Cristina Kirchner y Mauricio Macri
Cristina Kirchner y Mauricio Macri, ¿se enfrentarán en las urnas? | Noticias Argentinas

Y finalmente llegamos a 2019, el año de las elecciones. Enero es un mes que suele regalarnos un descanso de la política, pero no nos engañemos: mientras parece que no pasa gran cosa, los políticos aprovechan el perfil bajo y los retiros vacacionales para terminar de definir acuerdos y estrategias. O, al menos, para intentarlo.

2019 es la fecha que, desde fines de 2015, estuvieron esperando todos los políticos. Pero estos tres años de preparación, aparentemente, no significaron gran cosa. Más allá de algunos avances puntuales, la situación parece ser siempre la misma: hay dos candidatos empatados, y todo el tablero electoral parece trabado alrededor de ellos.

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Lo paradójico, dicen las encuestas, es que tanto Mauricio Macri como Cristina Kirchner se recuestan en una intención de voto cercana al 30%, pero ambos tienen, también, una imagen negativa cercana al 40%. El primer número indicaría que ambos pueden llegar al balotaje. El segundo que, una vez que lleguen, no ganará el más querido, sino el menos detestado de los dos.

Esa hipotética segunda vuelta sería, lógicamente, muy ajustada. Si un candidato ganara con un poco más de la mitad de los votos, eso significaría que hay un 30% que lo apoya de verdad, un 20% que lo votó para que no ganara el otro, y casi un 50% que lo detesta. En resumen, nos quedaríamos con una sociedad dividida por otros cuatro años.

¿Y si hubiera un tercer candidato que pudiera colarse en el balotaje? El consenso es que, probablemente, este tercer candidato solo podría venir de las filas del Peronismo Federal, donde los mejor posicionados parecen Massa y Urtubey. Es verdad que Cambiemos tiene una bala de plata en la provincia de Buenos Aires, y por eso todas las miradas van ahí. Pero el interior está prácticamente en el eje del peronismo federal, de la mano del gobernador Schiaretti, que, según analistas, retendría la provincia de Córdoba y podría también recuperar la Docta de la mano de su delfín, Martín Llaryora.

Recientemente, Schiaretti logró reunir, en la Casa de Córdoba, a los gobernadores peronistas Juan Manzur (Tucumán), Sergio Casas (La Rioja), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Domingo Peppo (Chaco) y el independiente Gerardo Zamora (Santiago del Estero), entre otros.

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La gran incógnita es Roberto Lavagna, quien según encuestas (CIGP) podría jugar si no lo hace Cristina Kirchner. El ex Ministro de Economía cuenta con el apoyo de distintas fuerzas (radicales y socialistas) que podrían llevar a un gran acuerdo nacional, pero el escenario no se ve sencillo.

Por otra parte, cuesta imaginar a Cristina regalándole el poder a personajes que detestó en su momento...

Pero digamos que el escenario es propicio y la oposición alternativa logra ponerse de acuerdo. Si su candidato pudiera perforar el techo del 25%, quizás llegaría a la segunda vuelta contra Macri o Cristina y, quizás también, podría ganarla.

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Este escenario no sería inaudito; fue muy parecido el que se dio, por ejemplo, en las elecciones francesas de 2017. Macron era ese candidato sin gran apoyo propio pero que le podía ganar a los candidatos más extremistas, Melenchón y Le Pen, en la segunda vuelta. Y así lo hizo.

La perspectiva de tener un presidente que no termine de entusiasmar a nadie, pero que tampoco despierte el odio de media sociedad parece incluso atractiva en Argentina. Significaría un respiro después de al menos una década de grieta. Pero los riesgos también están a la vista. Un presidente sin una amplia base de apoyo real estará mucho más expuesto y limitado en sus acciones. Es lo que le pasa a Macron, en Francia. Ni pensar lo que podría ocurrir en Argentina, donde la volatilidad política es mucho mayor.

La pregunta es si estamos listos, no para elegir un presidente en octubre (eso es fácil) sino para coexistir pacíficamente y con madurez política entre 2019 y 2023. Dicen que el comienzo de año es una buena oportunidad para plantearse objetivos y cambios, así que, ¿por qué no? Año nuevo, vida nueva.