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Nadie sabe lo que puede un cuerpo o El irlandés

De relaciones trágicas, personajes conflictivos y tramas que invitan a la reflexión.

scorsese el irlandes
LUCHA. Al director le costó mucho concretar su gran proyecto. | Netflix

La frase es una de las más famosas que escribiera Baruch Spinoza en el siglo XVII, la otra parte del título pertenece a la ya famosa película hecha para Netflix por el genial Martín Scorsese. De cuerpos también se trataban los antecedentes de este filme realizados por Francis Ford Coppola, en el paroxismo de la guerra filmada en Apocalipsis now y de los cuerpos asesinados en su famosa saga de El Padrino donde todo valía para perpetuarse en el poder.

"El irlandés" tiene algo de todo eso. El autor de las memorias que dan origen al libro, que funciona como matriz de la película ha sido un veterano de la guerra donde sabemos que el asesinato de los seres humanos está legalizado. Y este individuo que está representado por Robert de Niro, en una extraña parábola, de transportar carne animal, pasa a ser contratado por la mafia para encargarse de otros cuerpos más sofisticados. Se convierte en un sicario a las órdenes de ese suave en los modos, jefe del hampa que representa magistralmente Joe Pesci.

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Lo que narra el filme es, finalmente, la relación trágica de estos dos personajes con Jimmy Hoffa, el líder de los camioneros norteamericanos, histriónico personaje representado por Al Pacino, que tiene un gran defecto, se niega a dejar el poder que ha mantenido por largos años. La notable película abandona el color y pasa al blanco y negro cuando Jimmy Hoffa se convierte en desaparecido-asesinado y se hacen patentes los problemas familiares del sicario con su hija ya convertida en mujer que conoce el revés de la trama.

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Pero quizá, como en El Padrino III, el guión se hace sumamente interesante cuando se liga a la mafia italiana con la súbita muerte del Juan Pablo I, el Papa que reinó solamente unas pocas semanas, y con una exquisita actuación del inolvidable Raf Vallone; mientras el filme de Scorsese muestra la estrecha relación de la mafia que había crecido en Estados Unidos luego de que ayudara a las tropas norteamericanas a la invasión de Italia por Sicilia, en la segunda gran guerra, con Joseph Kennedy, el patriarca de los Kennedy y dialoga sobre la ayuda de la Cosa Nostra en el arribo de Jack Kennedy a la primera magistratura de Estados uniods en 1960. Pero luego se muestra la muerte del padre y como, ya con John en la presidencia, Robert Kennedy como ministro de Justicia, se enfrenta a la mafia en general y a Hoffa en particular, que llega a estar preso.

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Deje un gran interrogante deja cuando se produce el asesinato de John en Dallas, en noviembre del 63, porque hay una mirada impasible de De Niro en los televisores que la muestran y Jimmy Hoffa hace que la bandera que está a media asta por el duelo quede izada en su totalidad, mostrando una relación de franca complacencia por la muerte de Jack. Si a ello le sumamos la muerte posterior de Robert, también asesinado en extrañas circunstancias, da que pensar si ha tenido que ver la mafia norteamericana en estos dos magnicidios, que junto con la muerte de Martín Luther King, asesinado en la misma década, modificaron trágicamente la historia norteamericana.

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Queda pues, una gran inquietud al respecto y podríamos recordar, que en aquel desopilante filme que también produjera De Niro con Dustin Hoffman, y tiene a ellos mismos como actores: Mentiras que matan, cuando en un momento determinado se plantea la invasión norteamericana a Albania, la pregunta de De Niro es ¿Por qué Albania? y la respuesta es: ¿Por qué no?...y quizás después de El irlandés, el interrogante que quedaría flotando alrededor de la historia de ambos magnicidios podría ser... ¿Y por qué no la mafia?