El análisis del debate presidencial en materia de educación nos permite realizar una primera diferenciación entre los candidatos que parecían tener en mente un programa o un proyecto educativo y quienes carecían del mismo. Estos últimos fueron los más.
Entre los primeros, el que tiene el proyecto mas definido y coherente es Espert. Este candidato se apoya en un plan que desafía todas las convenciones del catecismo progresista. Se propone declarar a la educación como un servicio publico esencial para limitar al mínimo el derecho de huelga de los docentes, modificar el estatuto docente para disminuir las licencias que esta reglamentación les otorga y profundizar las políticas de evaluación del sistema. Además se pronuncia por el retorno de la medición del merito a través de los exámenes y remata con el arancelamiento de las universidades para dar lugar a una ampliación de las becas para aquellos que no cuenten con los recursos económicos necesarios para cursar el nivel superior. Es claramente un modelo a la Chilena, que difícilmente podría contar con apoyos en el país.
Derechos humanos, género y diversidades: los dolores que quedan
Macri expone un plan que no es otra cosa que seguir con las políticas de gobierno que están claramente referenciadas en el configuración digital de la cultura contemporánea. Sobre esa base propone dar continuidad a los programas de enseñanza de robótica, programación e idioma. Rescata, además, el valor de las evaluaciones del sistema como proveedoras de la información básica para la planificación de políticas. Macri es el único candidato que hace dialogar la educación con el futuro.
La sorpresa más fuerte de la noche fue que el candidato del Frente para Todos se limitó a presentar chicanas y críticas al macrismo. Dejó de lado, inexplicablemente, el documento elaborado por los ministros de Educación de su espacio (al cual se sumaron los aportes de más de 150 expertos y representantes de los gremios docentes), que tiene la adhesión de varias universidades y de muchos de los centros de producción del conocimiento. No argumentó con propuestas, ni referencias a nada que nos permita orientarnos respecto de lo que tiene pensado hacer. Sólo podemos suponer, en base a sus criticas a la caída de los presupuestos en Educación, Ciencia y Técnica, que en esos rubros habrá aumentos.
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Las referencias en materia educativa de Lavagna, como es habitual en la Argentina, están en el pasado. Propone recentralizar el sistema, o sea retomar la estructura de mediados del siglo pasado para que las escuelas vuelvan a ser todas iguales bajo el mandato del Estado Nacional. Esta idea sólo puede concebirse en condiciones de desconocimiento de la diferencia que hay entre gobernar un sistema educativo y establecer reglas para el funcionamiento del mercado financiero. Esta mirada antigua se complementa con la idea de que la economía del conocimiento sólo requiere ingenieros o graduados universitarios.
Del Caño es coherente con su ideología, defiende a los trabajadores docentes, le hace honor al recuerdo de las víctimas de la explosión de la escuela de Moreno y por motivos diferentes a los de Lavagna pide la nacionalización de todas las escuelas para que sea el Estado nacional el que se ocupe de financiar la educación. Su discurso da cuenta de una opción dicotómica, que suele estar muy presente en el pensamiento de la izquierda nacional, si tenemos pobres no podemos pensar en el futuro. Si los chicos tienen hambre el futuro es un lujo que no nos podemos permitir.
La educación no fue prioridad en el debate presidencial
Gómez Centurión tiene una sola idea que aplica perfectamente a su definición en materia educativa, piensa al sistema como un aparato ideológico del Estado del que se propone desterrar la ideología de genero e implantar el adoctrinamiento anti-aborto.
Hay una perlita a destacar. A pesar de la escasa ilustración de los candidatos en el tema educativo, todos ellos intuyen que estamos arribando a una era donde lo tecnológico y el conocimiento son importantes. Por eso, exceptuando a Macri que organizó su propuesta educativa sobre la base del valor de las nuevas tecnologías, abundaron las propuestas de ampliar y mejorar la oferta de educación técnica y adoptar sistemas para articular educación y trabajo.
En un momento en que el mundo se está reconfigurando aceleradamente y pende sobre la educación una responsabilidad muy clara en la preparación de las nuevas generaciones para insertarse en el dialogo con la contemporaneidad, nuestros candidatos no están a la altura de estas exigencias.