OPINIóN
Transformación digital

Humanización digital en tiempos de cibermuros

La cuarta revolución industrial nos ha sumergido en una experiencia que oscila entre lo digital y el mundo offline. ¿Qué lugar ocupamos en medio de este tornado de transformaciones?

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Transformación digital | Gerd Altmann / Pixabay

Aldea global, aquel sintagma con el que recibimos los grandes cambios en materia de telecomunicaciones y tecnologías de la información, parece crujir y demostrar que todo lo sólido se desvanece, una vez más, en el aire. La cuarta revolución industrial nos ha sumergido en una experiencia de vida que oscila entre lo digital y el mundo offline, aunque la frontera que separa a ambas sea cada vez más difusa. ¿Qué lugar ocupamos en medio de este tornado de transformaciones? Pensar posibles respuestas es el gran desafío.

¿De qué lado de la mecha te encontrás?

El primer gran punto a debatir es qué sucederá si efectivamente se construyen dos grandes esferas de Internet y conectividad. La cibermuralla que, afirman, dividirá Internet entre el modelo chino y el estadounidense. A ello se añaden experiencias locales, como el experimento ruso de desacoplarse de la red global. El despliegue de la infraestructura 5G es la nueva arena de batalla de la geopolítica, en esta reedición de guerra fría comercial. ¿Nosotros? En el medio.

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El futuro de la publicidad digital

Si entendemos que las transformaciones digitales inciden en nuestra cotidianidad y, puntualmente, en el ejercicio de derechos fundamentales, esta disputa de posiciones puede dejarnos sumidos en condiciones y lógicas no del todo claras en lo que atañe a la privacidad, el acceso a información, el procesamiento de nuestra huella digital (ese camino de miguitas que vamos dejando con cada click, ubicación, serie que miramos, canción que escuchamos, página a la que ingresamos, entre otras), o el acceso a diversos estándares de ciudadanía. Es importante imaginar que nuestra existencia digital (existencia a secas), podrá en unos años encontrarse determinada según de qué lado del muro nos encontremos.

Guetos algorítmicos y burbuja de filtros

Miramos, escuchamos, elegimos cada vez más en base a la papilla premasticada que nos arroja el espejo negro. Scrolleamos la pantalla de Netflix y nos posamos sobre una imagen que ilustra una serie o largometraje seleccionada “especialmente” para nosotros/as, y reparamos en la leyenda que arriesga qué porcentaje de coincidencia tenemos. ¿Alguna vez nos preguntamos cómo está compuesto ese nosotros? No, no lo hacemos.

Ciencia y Tecnología con perspectiva de género

Resulta que para que Spotify o la plataforma que elijamos (¿libremente?) ofrezcan material audiovisual, musical, lecturas o lo que sea a medida, previamente tuvieron que construir una maqueta. Sí, nos modelaron. Eligieron unos retazos de nosotros y como si fuéramos un modelo a escala, pegaron los pedacitos. Un cachito de haber activado la pantalla del celular unas 200 veces en un día, otro de la vez que comenzamos una película y la abandonamos a los veinte minutos; la velocidad con la que escribimos en el teclado, las últimas páginas que visitamos y cuánto estuvimos en ellas, el desplazamiento entre un punto y otro de la ciudad, si viajamos, si comemos, dónde comimos, entre otras.

La transformación digital en las organizaciones

Todo eso lo digiere un algoritmo en base a parámetros de inteligencia artificial, y nos devuelve que existe un 96% de probabilidades de matchear con Billions (o cualquier serie). Hasta ahí nada nuevo bajo el sol. Incluso, nos resulta cómodo que diversos robots decidan por nosotros. El problema surge cuando apreciamos cómo paulatinamente nos vamos aislando (se dice que recibimos un eco amplificado de nosotros). Si a eso le añadimos que las grandes industrias (que son medio, mensaje, canal, dispositivo) han comenzado a producir en base a la información procesada, comenzamos a correr el riesgo de fomentar la balcanización de la cultura. ¿Qué es esto último? La posibilidad de ser agrupados en guetos algorítmicos más o menos rentables y que la producción se oriente en base a esas pautas. Sin contar el hecho de ello tiende a exacerbar el tribalismo, el odio de cualquier tipo y la intolerancia.

Hacia la humanización digital

Tanto si tomamos el aspecto geopolítico, o el de la mercadotecnia, la conclusión preliminar es que somos objeto de las transformaciones tecnológicas, culturales, políticas y económicas. La posibilidad de decidir se acota si tenemos en consideración las grandes asimetrías de poder e información existentes.

Auditar cómo se arman esos modelos, ver cómo se construyen las variables, con qué criterios, que no exista discriminación o sesgos en la programación de las operaciones y procesos con las que se da vida a los robots, o qué se hace con la información que compartimos, son algunas de las líneas que deben integrarse a los grandes debates. En definitiva, se trata de exaltar las subjetividades.

Alfabetización de datos, la clave del éxito profesional

Es indispensable pensar los cómo y los para qué. Situar a las personas en el centro, sus necesidades, la posibilidad de ampliar derechos, de democratizar el acceso a la cultura, a la salud, la educación y la vivienda digna. La digitalización de la existencia puede ser liberadora o, también, nuestra propia celda.