Las visiones apocalípticas son las que parecen estar de moda en momentos en que las sociedades enfrentan crisis tan profundas e impactantes que hacen sentir, en cada uno de sus integrantes, el estar viviendo un antes y un después histórico.
Sin lugar a dudas esta crisis por la pandemia de COVID-19 que estamos enfrentando no escapa a esta aparente regla social. Todos queremos ser protagonistas del día que cambió la Historia de la Humanidad, y en todos sus aspectos: económicos –el fin del capitalismo una vez más-, políticos –el fin de la democracia liberal “y van…”–, y socioculturales –¡descubrimos al Mate como la infusión más antihigiénica que existe!–.
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A nivel ético y valorativo, también vemos cómo las libertades individuales comienzan a ser amenazadas seriamente o directamente cercenadas, por la serie de medidas coercitivas que diversos gobiernos en todo el mundo adoptan para contrarrestar la pandemia. Acaso como un gran Leviatán, la fuerza de la OMS, se retroalimenta por la suma de líderes políticos que adhieren a su receta de Estado de Sitio Global.
Sin Parlamentos ni tribunales que impartan justicia, en definitiva, sin límites al control de los ejecutivos, las Repúblicas en cuarentena no garantizan el “checks and balances” necesario para que los ciudadanos tengan garantizado el goce de su Libertad. El virus parece haber infectado tan profundamente a las elites gobernantes, que las hace pensar en que es posible derrotar a la naturaleza sólo decretando la muerte de las libertades.
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Pero es en ese instante de la fantasía apocalíptica cuando creemos que ya nada será igual, de repente descubrimos que lo inalterable sigue intacto. Es cuando nos damos cuenta que nada podrá acabar con la esencia del individuo, y con aquello que nos hace seres únicos entre tantas criaturas existentes; cuando tomamos conciencia de nuestra Libertad.
Es por ello, que aunque cambien las formas de organización económica y políticas en el mundo post COVID-19, la necesidad de proteger las libertades será lo primero que la Humanidad pondrá en consideración una vez más.
Como preludio de esta crisis tal vez no nos quede la pretensión de haber sido protagonistas del Big Bang de la Historia Universal, pero sí el de haber fortalecido nuestra defensa por la Libertad frente aquellos que siempre intentan enterrarla.
* Coordinador de Proyecto Fundación Friedrich Naumann para la Libertad.