Hoy nos toca vivir tiempos difíciles, en un contexto imposible de pensar hace apenas algunos días y solo reservado a las series apocalípticas que solemos ver por Netflix. Hasta acá, ninguna novedad.
Sabemos perfectamente, producto de la sobreinformación a la que estamos expuestos constantemente, que la situación tanto en términos de salud pública como en términos económicos es compleja por demás. Pero también sabemos que en algún momento esto terminará y la vida deberá seguir igual. ¿Deberá seguir IGUAL?
Es un hecho que todas las grandes crisis sacan lo peor y lo mejor de las personas. En este tiempo hemos visto de todo y lo seguiremos viendo por un tiempo más, desde los actos más miserables a los más heroicos y solidarios.
La clave será entonces en cómo seguir después y cómo poder capitalizar e internalizar todas las enseñanzas que el Covid-19 nos dejará a todos y desde distintos puntos de vista.
- Empresas
Las empresas que emprendieron el camino de su transformación digital se encontraron tal vez con un escenario más favorable en el presente contexto. Con una gimnasia y con muchos kilómetros recorridos. Encontrando planes de acción y respuestas ante el “lockdown”. Las que no, comenzaron obligadas por las circunstancias con pequeñas herramientas como el home office, pero se verán beneficiadas, a largo plazo, con este enorme “incentivo” para ponerlas en práctica, ya que tarde o temprano, nadie duda que ESE es el camino a seguir.
- Educación
Quizás es un buen momento para retomar seriamente el concepto de “escuela al revés”, donde el fundamento se basa en la educación a partir de aprender desde casa (por videos y libros) y realizar el trabajo colaborativo, es decir las consultas a los profesores y la sociabilización con los pares, en clase.
El coronavirus y la oportunidad de hacernos la pregunta justa
- Economía y política
Seguramente esta pandemia nos enseñe de una vez por todas que debemos tener políticas publicas sostenibles a largo plazo.
Esta crisis ha desnudado una enorme fragilidad estructural producto de décadas de desinversión. Los que nos gobiernan (del signo político que sean), deben tener como prioridad absoluta el bienestar general y mucho más en tiempos de crisis. Todos los gestos valen y son necesarios, aun los que puedan parecer insignificantes. Mi padre solía decir “hay que ser y parecer”. No es momento de oportunismo.
El país no resiste más este gigantismo estatal y el nivel enorme de gasto público. Italia por caso redujo su cantidad de parlamentarios, con un ahorro estimado de USD 500 millones. La pregunta es: ¿por qué nosotros no?
El tiempo está fuera de quicio
Está claro que la prioridad es salir cuanto antes de esta gran crisis y con la menor cantidad de heridos posible, tanto en términos de salud como económicos. Es como lo definieron muchos, una guerra.
Pero también es verdad y aun mucho más importante que estamos ante una gran oportunidad. Deberemos aprovechar e instalar muchos de los cambios que se han producido quizás por obligación.
Nuestra tarea deberá ser la de fomentarlos, transmitirlos, mejorarlos, repensarlos y fundamentalmente exigir y exigirnos a todos a cumplirlos para poder ser mejores.
Depende de todos.