OPINIóN
Elecciones 2019

La "nueva" propuesta de Macri con el Plan Progresar

¿Todavía alguien le puede creer a Macri de que alguna de sus propuestas se van a cumplir?

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Mauricio Macri. | Mario de Fina

Estos días nos encontramos con una nueva noticia sobre el Plan Progresar. Ahora el Gobierno quiere "focalizar en las carreras estratégicas" y dar un premio por rendimiento. Meritocracia pura y promesa de más ajuste para las “#PropuestasDeLaNuevaEtapa” de Mauricio Macri, que en estos 4 años no hizo más que recortar los programas de becas.

Cuando Macri asumió, el Estado Nacional contaba con 4 instrumentos para fortalecer el ingreso, permanencia y graduación universitaria. Los Programas Nacionales de Becas Universitarias y de Becas Bicentenario, el PROGRESAR y el Plan Estratégico de Formación de Ingenieros (Delta G). Estos instrumentos no eran otra cosa que la materialización del derecho a la educación superior para los y las jóvenes que encontraban en las becas la oportunidad de estudiar en universidades por primera vez y otrxs que utilizaban esta herramienta para afrontar el costo de los estudios.

La propuesta del día de Mauricio Macri: becas Progresar para carreras estratégicas

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Entre los 4 instrumentos se cubría un universo que iba, sólo en el ámbito universitario, desde cursos de extensión y oficios dictados por universidades, pasando por profesorados universitarios y todas las carreras de grado: desde las humanísticas, artísticas, de administración, agro, ingenierías y tecnologías.

De estos cuatro instrumentos es importante distinguir dos situaciones: inclusión y dirección. Becas Universitarias y Progresar fueron dos herramientas diseñadas como mecanismos de transferencia de recursos con el objetivo de facilitar el acceso, permanencia y graduación universitaria. Becas Bicentenario, creado en 2009 y Delta G (2015) fueron instrumentos diseñados para fortalecer la currícula en disciplinas estratégicas para el desarrollo industrial: desde el profesorado de matemática hasta las carreras de geociencias así como las ingenierías en todos sus campos.

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Tomando los casos de Becas Bicentenario y Delta G lo primero a señalar de la propuesta de Macri es que atrasa 10 años. No hay nada de novedoso, al contrario, se presenta como innovador una política que en los hechos es un recorte ya que deja afuera al resto de las carreras.

Antes de seguir con la nueva propuesta, retrocedamos a lo que sucedió desde que asumió Macri en diciembre de 2015. Si la “pesada herencia” eran cuatro políticas públicas implementadas para incluir a estudiantes universitarios tanto como orientar el sesgo en la formación y los perfiles profesionales acorde al desarrollo económico industrial, con el cambio de gobierno comienza la etapa del ajuste, achique y meritocracia excluyente.

Ajuste porque los estipendios mensuales otorgados por cada programa de becas se fueron desactualizando. En 2019 el valor nominal de la beca fue el mismo que en 2018, cuando la inflación interanual superó el 50%. Recién después de las PASO de agosto dieron un aumento que igual estuvo muy lejos de recuperar el terreno perdido. Estipendios por escalera, inflación por ascensor. La serie completa desde que asumió Macri a la fecha supone un 270% de inflación acumulada y una pérdida del poder adquisitivo del estipendio de un 43,6%.

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Achique ya que a inicios de 2018 se unifican los 4 programas existentes en Progresar. Con la unificación cambian los criterios de acceso y de un plumazo cerca de 300.000 estudiantes quedan afuera. Repetimos: 300.000 estudiantes. Ese dato hay que verlo en el contexto: el universo de estudiantes en universidades públicas ronda los 2.000.000 en todo el país. 

Excluyente porque ahora sólo van a poder acceder estudiantes de algunas pocas carreras. En el imaginario de Macri, suponemos, serán necesarios solo ingenieros o geólogos para Vaca Muerta. Ojalá no necesiten enfermeros o terapistas ocupacionales, o artistas o profesores de educación física que les permitan desarrollar hábitos saludables o urbanistas para ordenar el crecimiento habitacional… Una visión de país restringida y limitada.

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En estos cambios subyace una idea superficial de meritocracia: porque el premio que ahora propone Macri por “rendimiento” no reconoce que los puntos de partida de cada individuo son diferentes. Menos aún reconoce que en un país en donde la pobreza se consolidó en un 35,4% (indec), con una economía devastada, un Estado debilitado, un mercado laboral fragmentado y un sistema educativo cada vez más ajustado, la idea de que el mérito propio es sinónimo de salvación es irrealizable para las mayorías.   

Como si fuera poco, la gran pregunta ya no de fondo, sino de superficie es ¿cuáles serían las carreras estratégicas para un país en donde el principal camino de la renta es el de la especulación financiera? ¿Cuál es el modelo de desarrollo que pretenden relacionar con la formación académica?

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A 4 años de iniciado este ciclo no sorprende que Macri vaya una vez más en contra de la educación pública, que achique y recorte herramientas para los jóvenes. ¿Todavía alguien le puede creer a Macri de que alguna de sus propuestas se van a cumplir? Si hay una experiencia política en donde la mentira y la estafa electoral han sido moneda corriente es la de Macri y Cambiemos.

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Todo esto se parece más a la última y decadente actuación en donde se subestima, con esta propuesta, a los jóvenes. Uno de los sectores más perjudicados por una gran cantidad de políticas de este gobierno como el desfinanciamiento general a la educación, a la salud, a la salud sexual y reproductiva, el achicamiento de la política de deportes y la constante criminalización cuya cara visible encarna la ministra de Seguridad.

Por todo eso es que este 27 de octubre hay que cambiar de gobierno. Con Alberto y Cristina la educación va a volver a ser una herramienta de inclusión, sin discriminaciones, sin falsas meritocracias, entendida como un derecho para toda la población garantizado por un Estado presente.

 

Diputada Bloque FpV-PJ. Vice Presidenta 1* de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.