Hoy nos surgen muchos interrogantes… ¿Por qué correrse? ¿Por qué ser candidata a vice si está convencida de que puede conducir el proceso y ganar la elección?
Cristina Fernández de Kirchner como vice de Alberto Fernández podría captar algún voto indeciso o moderado, tal vez un descantado podría votar esta fórmula; o, quizás, busque en Alberto un articulador para sumar al kirchnerismo algún Gobernador o dirigente importante, o, simplemente, se sume a Fernández para que este, y no ella, sea la cara de derrota.
Es real que esta fue una jugada fuerte y que marcó la agenda pero, en algunos días, cuando baje un poco la espuma, ¿alguien podrá dudar que Cristina Fernández de Kirchner sea la que comande el espacio? ¿La que haga campaña, la que tome las decisiones e, hipotéticamente, la que vuelva a gobernar? ¿Cambia, realmente, el norte Venezuela porque ella vaya de vice?
El kirchnerismo ha hecho del engaño una política de Estado y está no parece ser la excepción. Nos engañaron con las estadísticas o discutiendo si teníamos menos pobres que en Alemania y, ahora, engañando la buena fe de los argentinos haciéndonos creer que no será ella la que comande las cosas.
Lo que se “confirmo” nos da la nos da la certeza de que este año vamos a afrontar una elección muy polarizada entre el kirchnerismo y el macrismo. Ahí no importa qué lugar ocupe en la formula Cristina. Mauricio Macri va a ser el representante de Cambiemos, como lo dijo desde un principio.
Este año lo que se va a discutir en la Argentina es mucho más profundo que un partido u otro. Esta es una cuestión de valores. Si, con dificultades y esfuerzo, los argentinos queremos construir un futuro diferente o si seguiremos enredados en los mismos temas del pasado haciendo de la trampa, ley.
*Subsecretario de Relaciones Municipales y candidato a Intendente de Hurlingham
