El policía Rick Grimes, protagonista de la serie The Walking Dead, despierta solo en un hospital, en un mundo distópico y apocalíptico repleto de zombies. Parece una idea extrema: pero a veces, sin darnos cuenta, fomentamos temores y horrores con una simple #FAKENEWS.
Normalmente escribo sobre temáticas de Lujo y premium que hoy, a la luz de los acontecimientos mundiales, han quedado fuera del foco y de la mirada del consumidor. En el medio de una vorágine que significa cientos de miles de millones de dólares que se perderán, tras el detenimiento económico de China, que es principalmente el gran consumidor de productos suntuarios.
Pero en esta oportunidad, pido tiempo para reflexionar casi con urgencia, sobre la necesidad de concientizar a la población sobre la difusión y propagación irresponsable de las conocidas #fakenews o bien, noticias falsas.
Alberto Fernández cayó en una "fake news" sobre el coronavirus
Una noticia falsa se difunde con el objetivo de engañar, de manipular las decisiones personales, de fomentar el caos general y para contribuir con el estado de miedo generalizado sobre un tema determinado, que preocupa a la población. Todas las noticias falsas se relacionan directamente con la posverdad y con la propaganda. No colaboran, sino que alimentan el caos generalizado.
Dado el alcance de la tecnología, todos tenemos un teléfono móvil al alcance de la mano y formamos parte de alguna red social; Facebook, Twitter, Instagram, Tik-Tok. La mayoría de nosotros utiliza WhatsApp. Entonces, todos podemos ser consumidores, productores o retransmisores de una Fakenews. ¿Cómo? Tan solo reenviando un contenido de dudosa procedencia a un grupo, a un amigo, a un pariente o a un vecino.
Cómo operan los sesgos y las fake news en la toma de decisiones
Audios y videos que NO educan
Durante estas horas, los grupos que todos tenemos en mayor o menor medida: del club, la escuela el trabajo, han sido bombardeados por este tipo de pseudoinformación. La misma se presenta en formato de audio o video “educativo”. En casi todos los casos, una persona que jamás se identifica, pero se dice médico o especialista en algún rubro, cuenta una experiencia personal o tal vez, brinda una recomendación. Siempre, pero siempre, son fuentes no atribuidas ni verificadas. La verdadera información, presenta a la fuente, la identifica, la chequea, es decir, se puede constatar.
No debemos desmerecer el alcance fatal de semejantes pandemias. No es una situación que podamos considerar a la ligera. Sin embargo, tampoco sería demasiado positivo contribuir con el desorden y la anomia social. Y a veces lo hacemos, simplemente con un “reenviar”. Deberíamos ser conscientes de que pensar que todos los medios de comunicación tradicionales “mienten” es casi igual a creer que todos los médicos, abogados, psicólogos o cientos de profesionales nos estafan día a día.
En conclusión, tengamos un comportamiento social a la altura de las circunstancias; y no divulguemos información sin saber de quien viene, ¿quién es la persona? ¿En qué organismo o institución trabaja? ¿Cuál es su número de matrícula? Ninguna, Ana o Camila o Juan “medica o médico argentino” que dice hablarme “en serio” aunque no se identifica mas que por su nombre de pila y sus modos agradables, puede ser motivo de nuestra atención porque es ni mas ni menos que una #fakenews. Sin más. Seamos responsables.