OPINIóN
Ciudad de Buenos Aires

Emergencia alimentaria: menos veredas, más alimentos

No necesitamos que rehagan las veredas tres veces por año o costosas macetas en lugar de destinar mayores recursos para mitigar el hambre de los niños.

20190515 Pobreza
Un chico revolviendo la basura. Postal de la pobreza. | Cedoc Perfil

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una de las más ricas de América Latina y con más presupuesto que Madrid y otras capitales europeas, viven casi 3 millones de personas de las cuales 21% se encuentran bajo la línea de pobreza y entre ellas 6,6% bajo la línea de indigencia. Esto significa que hay aproximadamente 600.000 pobres y cerca de 200.000 personas indigentes. ¿Puede el gobierno de la ciudad ser indiferente a esta realidad, máxime cuando el Congreso de la Nación acaba de sancionar la Ley de Emergencia Alimentaria? ¿Qué gastos podría reasignar la Legislatura porteña para mitigar temporariamente el problema de la indigencia y en particular el hambre de nuestros niños?

Según la Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño, una familia tipo de cuatro personas, con dos niños de 9 y 6 años, debe obtener ingresos por 16.181 pesos mensuales para no ser indigente. La línea de indigencia, como definen los organismos estadísticos, es el valor monetario al que asciende la Canasta Básica Alimentaria (CBA), conformada por el conjunto de alimentos y productos alimenticios que satisfacen la necesidad energética y nutricional, basada en los hábitos de consumo predominantes al menor costo posible. La línea de indigencia se construye para cada hogar de acuerdo con su composición y se valoriza mensualmente con el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires.

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La Legislatura de la Ciudad aprobó una erogación en inversiones reales para vías peatonales, incluyendo veredas y otras obras en 2019, de casi 9.000 millones de pesos. Así como la pauta oficial y otros gastos que pueden postergarse o reducirse, es válido preguntarse si los porteños necesitamos que nos embellezcan nuestro espacio peatonal haciendo y rehaciendo nuestras veredas hasta de 3 veces por año o instalando costosas macetas en las calles, en lugar de destinar mayores recursos para mitigar el hambre de nuestros niños. Probablemente la respuesta sea subjetiva, pero desde el punto de vista del gobernante, esto último debería ser una prioridad objetiva independientemente del color político del gobierno de turno.

Entonces, ¿qué podría hacerse frente a esta emergencia en la Ciudad para acompañar el esfuerzo del Congreso Nacional y la dirigencia argentina? Quien escribe propone que el gobierno actual reasigne partidas para “inversión en vías peatonales” y envíe un presupuesto para 2020 destinando la mitad de esos 9.000 millones de pesos (con su actualización) para ayuda alimentaria de los hogares indigentes donde haya uno o más niños. Si se aprobase un subsidio de 4.500 pesos mensuales por familia indigente, orientada al segmento con niños en prioridad, ello alcanzaría para ayudar a casi 100.000 niños en promedio. Estos niños residen fundamentalmente en las Comunas del Sur de la Ciudad donde la pobreza y la precariedad habitacional son muy superiores a la media de la Ciudad. Esta medida transitoria, se podría instrumentar a través de registros que ya cuenta la Ciudad, con tarjeta bancaria del Banco Ciudad para que los progenitores retiren el dinero o utilicen la tarjeta para para comprar alimentos. 

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Desde luego, esta medida debería acompañarse de acuerdos de precios y salarios y otras políticas integrales para erradicar la pobreza infantil no sólo en la Ciudad sino en todo el país, pero sería una señal importante de la clase política porteña. El costo de la desnutrición y la pobreza infantil para el desarrollo del país es infinitamente superior al costo de tener menor renovación de veredas en la capital del país.