En una actitud sobria, para demostrar que es un hombre común, Alberto Fernández llegó al Congreso Nacional manejando su propio auto. Recordé que Jimmy Carter había hecho algo similar en 1977 cuando, rompiendo con el protocolo, caminó desde el Capitolio por la Avenida Pennsylvania hasta la Casa Blanca. Carter prometía terminar con los trapicheos de la “presidencia imperial” de Richard Nixon. Hoy, Fernández, promete poner a la Argentina de pie después de cuatro años de un gobierno con resultados exiguos y desalentadores.
Su discurso fue un catch-all speech estructuralmente circular. Es un peronista de Alfonsín. Empezó el discurso valorando la preservación de la institucionalidad que supo consolidar el líder radical a partir de 1983. “Es hora de abandonar el aturdimiento” dijo y a partir de ahí enumeró tres muros que hay que superar: el rencor y odio, el hambre y el despilfarro de nuestras energías productivas.
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Su diagnóstico de la situación actual y el legado del gobierno de Macri fue breve pero contundente en cuanto a datos. Según él hay 15 millones de argentinos que tienen inseguridad alimentaria, uno de cada dos niños es pobre en nuestro país y las economías familiares se encuentran ahogadas por deudas. Explicó que la inflación anual es la más alta de los últimos 28 años y la tasa de desocupación es la más alta desde 2006. Además dijo que se perdieron en el gobierno de Macri 152 mil empleos registrados.
Los anuncios más importantes aparecieron cuando dijo que para el presupuesto del ejercicio del 2020 no se va a tener en cuenta porque lo proyectado es irreal. Solo cuando se termine la negociación de la deuda y se implementen medidas a favor de la economía real se podrá proyectar un nuevo presupuesto. Propuso crecer e incluir con acuerdos básicos económico-sociales como punto de partida. Dijo que promoverá créditos no bancarios a tasas bajas. El cooperativismo va a ser central en estas políticas públicas, por lo tanto se puede inferir que la CTEP de Grabois y el Movimiento Evita, entre otros, estarán en el centro de la vida política en este mandato. Veremos cuánto dura.
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Propuso crear el Consejo económico y social para el desarrollo con rango legislativo para que se diseñen los lineamientos de largo plazo con debates informados y académicos. Fue muy crítico con los jueces y el deterioro judicial. Denostó las detenciones arbitrarias y encarcelamientos indebidos. “Nunca más a una justicia contaminada por servicios, operadores, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos” dijo antes de anunciar que llevaría al Congreso una reforma judicial integral.
En ese orden anunció la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia para reestructurar sus acciones y controlar la información estratégica del Estado. Propuso que los fondos reservados de la AFI y otras fuerzas de seguridad fueran transparentados con el máximo nivel de control parlamentario. “Nunca más al estado secreto. Nunca más a la oscuridad que quiebra la confianza. Nunca más a los sótanos de la democracia” prosiguió imitando a Don Raúl.
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En cuanto al sistema federal de medios propuso que un cambio en el manejo de la pauta publicitaria del Estado. Quiere que sirva para contenidos de calidad educativa. Pero el anunció más vehemente fue que no habrá pauta del Estado para programas de periodistas. Solo habrá para instituciones periodísticas.
Alberto quiere que los derechos de las mujeres estén en el primer plano de su gestión. Sin embargo, nunca mencionó el derecho a la interrupción del embarazo. No quiere problemas con lglesia desde el comienzo.
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Visiblemente emocionado agradeció a su madre y padre. A su mentor, Esteban Righi. A su propulsor, Néstor Kirchner. Alberto dice que quiere ser el presidente que escucha, el del dialogo. Quiere promover el despojo del rencor. Eso está por verse. Así terminó otra vez con Alfonsín para abrazarnos a todos. Cuando termine su mandato se cumplirán 40 años de régimen democrático y no quiere la afirmación de que “con la democracia se come, se cura y se educa” sea solo una declamación vacía. Esperemos que termine su mandato mucho mejor que Jimmy Carter.