La cantidad de casos confirmados de COVID-19 está aumentando y somos conscientes de que en los próximos días el sistema de salud argentino enfrentará uno de los desafíos más grandes que se han presentado en la historia.
Más allá de las medidas certeras que el gobierno fue tomando para prevenir la propagación del virus, la demanda de atención médica llevará al límite la capacidad de los recursos humanos, la infraestructura y los insumos.
Contagio y consumo en tiempos de coronavirus
Esta pandemia demanda una respuesta sólida, rápida y efectiva de todo el sistema sanitario, un sistema con vulnerabilidades. Pero necesitamos serenidad y responsabilidad para no afectar el desempeño de los establecimientos sanitarios.
En la Argentina, por sus particulares características geográficas y políticas, conducir eficientemente la infraestructura sanitaria implica combinar una gestión centralizada y una ejecución descentralizada que gane eficacia a partir de los aportes que cada uno de los operadores de la salud puede hacer desde su lugar y experiencia.
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Así, mientras desde el gobierno central se diseñan las políticas, los protocolos y se realiza el seguimiento epidemiológico y la evaluación de las acciones, se debe articular para la ejecución de las estrategias sanitarias tanto con los establecimientos públicos -nacionales, provinciales y municipales- como con los privados, lo que permite la operatividad, ampliando la capacidad para realizar los análisis y la respuesta a la demanda de atención, así como la unificación de las compras de insumos para un mejor rendimiento de los presupuestos. El sector privado ha dispuesto para la población toda su estructura y capacidad profesional siguiendo los lineamientos que establece el Gobierno Nacional.
Es un momento de gran sensibilidad en el que no se debería sustituir la capacidad probada para gestionar de los establecimientos privados sino sumarla. En una crisis todo es poco y en nuestro país, pese a años de dificultades en el sector de salud, las empresas han logrado un delicado equilibrio y una precaria sostenibilidad. Hay que tratar de evitar el colapso del sistema en general. No es responsable hoy inaugurar una discusión ideológica por demás inoportuna. Se impone la obligación de lograr el máximo desempeño de la capacidad instalada tanto pública como privada. Alemania que es un modelo centrado en un efectivo desempeño de sus subsectores, es un ejemplo con una bajísima cantidad de muertes pese al enorme número de infectados.
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La respuesta a la demanda para enfrentar la pandemia en nuestro país debe ser articulada, coordinada y solidaria, pero no se puede lograr ese resultado con coerción, sino con consenso.
* Presidente de la Cámara de Entidades de Medicina Privada de la República Argentina (CEMPRA). Integrante de la UAS.