OPINIóN
Crisis económica

Coronavirus, quiénes deben ser solidarios

El Presidente pide a los empresarios esfuerzos para no despedir empleados, a los médicos para realizar su trabajo y a la gente para que no salga. ¿Funcionarios y empleados públicos?

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El presidente Alberto Fernández cuando anunció la prórroga de la cuarentena. | Noticias Argentinas

Ninguna duda que evitar que el virus se transmita a gran velocidad es un acierto, ya que de lo contrario esto será mucho peor que lo de Italia y España. Ninguna duda cabe de la fragilidad de nuestro sistema de salud pública, que inmediatamente colapsará, con consecuencias inimaginables.

Mucha gente (diría que la mayoría) se suma a esta “gesta nacional”, inclusive haciendo sonar nuestro himno nacional y aplaudiendo a los médicos que de un modo literal, están al pie del cañón (aclaremos, ya que no todos los médicos están en esa situación) y creando un espíritu nacionalista que en parte me hace acordar –perdónenme–  casi al de la guerra de Malvinas (esperemos que esta vez termine todo mejor).

Y dentro de esta gesta aparece la palabra “solidaridad” en la que el Presidente le pide –también con razón– a los empresarios que hagan esfuerzos para no despedir empleados, a los médicos para realizar su trabajo y a la gente para que no salga de sus casas.

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Empresarios que parecería que fueran millonarios malvados. No estamos hablando de grandes multinacionales, ni de Bancos –que uno supondría que pueden bajar sus márgenes de ganancias para sostener a sus empleados– sino de Pymes. Pymes que si no abren no producen, y si no producen no venden y si no venden quiebran.

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Pymes que hace rato vienen haciendo milagros para sostenerse. Muchos de esos dueños de esas, que podríamos llamar “empresarios”, ganan menos que los funcionarios públicos, que en muchos casos solo producen papeles.

¿Quién puede creer que esas Pymes se van a salvar pidiendo un crédito blando? ¿Quién quiere endeudarse cuando no se produce ni se vende?

La lógica de pedir crédito para sostener el gasto es más del sector público (que de última emite dinero) que del privado. El sector privado, cuando pide un préstamo lo hace para intentar crecer, produciendo más. Cuando se piden préstamos en una empresa parada para pagar sueldos (no importa a qué tasa) el resultado es casi siempre el mismo: la quiebra, con la consiguiente pérdida de trabajo.

¿Y si en vez de ofrecerles a estos “horribles” empresarios un crédito les descontamos impuestos? Por ejemplo, ingresos brutos. O ganancias. O que no se le apliquen intereses por retrasos en sus pagos tributarios. ¿No sería esto de más ayuda?

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Sí, es cierto que se otorgaron pagos extraordinarios a Monotributistas de las clases más bajas, a los jubilados con la mínima y se les pide a los grandes empresarios que ganen un poco menos. Pero a los que están en el medio, (Monotributistas de clases más altas o autónomos) nada. Parecería que no existen. Y estos , si no facturan, no comen.

Se les pide esfuerzo sin ninguna ayuda. Nada. Nada de nada. Y casualmente estos son –junto con las Pymes– los que sostienen el país y motorizan la economía. Es decir, los que trabajan y producen. A esos se los castiga o, mirándolo de otra manera, se les exige “solidaridad”, cuando otros sectores toman esto como una vacación.

No se habla ni se pide “solidaridad” a los funcionarios y empleados públicos de ninguno de los tres poderes (que dicho sea de paso, son mantenidos con los impuestos que se les cobran a aquellos que justamente no se les da ninguna ayuda). Es decir, se castiga al que hace más esfuerzo.

La mayoría de estos funcionarios y empleados públicos están como de “vacaciones” en sus casas, felices de que se extienda la cuarentena, sabiendo que el dinero de sus sueldos –reitero, pagados con los impuestos de quienes más se sacrifican– estarán depositados a tiempo a fin de mes.

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Jueces, empleados judiciales, Diputados, Senadores, Legisladores locales, empleados del Ejecutivo, asesores legislativos,  etc. descansan en sus hogares, sin siquiera hacer ningún trabajo remoto o home office.

Entonces cabe preguntarse (o preguntarle al Sr. Presidente) ¿Y la solidaridad del sector público? Bien, gracias.

No escuchamos por ningún lado hablar de, por ejemplo, una reducción de salarios a aquellos funcionarios y empleados públicos que no están trabajando.

Se podría pedir igual solidaridad que a los privados, en esta terrible situación, por ejemplo con una reducción progresiva según cuánto ganen. Y aplicar ese dinero a ayudar a pagar los sueldos a los pequeños comerciantes, a las Pymes casi quebradas, o ayudar a autónomos y monotributistas que este mes no facturaran nada.

Si todos vamos a ganar menos, es lógico que el sector público – a quienes mantienen los que trabajan en el privado– también colabore.

Sin embargo, cuando uno habla de este tema la cosa se pone “sensible”.

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Enseguida la corporación política y la judicial sienten como si les hubieran tocado una parte sensible en la que no pega el sol (hablo del bolsillo, obvio, ¿que pensaron?), justificando de cualquier manera sus ya escandalosos sueldos en tiempos de bonanza, que lo son aún más en tiempos malos como este.

Parecería que la clase política no entiende nada. Ellos deberían dar el ejemplo. Son nuestros empleados, no nuestros jefes.

Hasta que no se comprenda esto, poca viabilidad tiene este país. Es increíble que ni siquiera en tiempos de gran esfuerzo social, ellos ni siquiera amaguen con dar el ejemplo. Ejemplo que sería aplaudido por toda la población.

Presidente, esta es una gran oportunidad para cambiar la historia. Por favor, no la deje pasar.