OPINIóN
Salud

Coronavirus: por qué la microbiota podría evitar el colapso de los sistemas sanitarios

El equilibrio del conjunto de microorganismos que colonizan las distintas zonas del cuerpo que están en contacto con el exterior es crucial en el correcto funcionamiento del sistema inmune.

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Imagen ilustrativa | AFP

Lograr un sistema inmune fuerte es primordial en momentos de pandemia y sin una vacuna que nos proteja frente al Covid-19. A las recomendaciones de siempre de realizar actividad física, mantener una alimentación variada y balanceada y evitar el cigarrillo, ahora se suma una nueva máxima: tener una microbiota saludable. Una microbiota en equilibrio podría prevenir muchas enfermedades y eso evitaría saturar aún más un sistema sanitario ya sobrecargado.   

En los últimos años la microbiota ha cobrado un interés significativo en el mundo de la ciencia y la medicina desde que se descubrió su determinante rol en el correcto funcionamiento del sistema inmune. Contra los pronósticos de quienes creen que se trata de una moda pasajera, desde la inmunología advierten que esto recién empieza y que la microbiota promete grandes beneficios para la salud a largo plazo, sobre todo en tiempos de pandemia y sin una vacuna que nos proteja del Covid-19 ni fármacos eficaces para lograr frenar el avance del virus en el organismo.

 

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Pero ¿qué es la microbiota? Podríamos decir que es el conjunto de microorganismos que colonizan las distintas zonas del cuerpo que están en contacto con el exterior: la piel, la vía aérea y, la más estudiada, la que se encuentra en el aparato digestivo, específicamente en el intestino. En nuestro cuerpo convivimos con alrededor de 100 trillones de microorganismos y el 95% está en el aparato digestivo.

Existen muchas teorías que intentan explicar por qué la microbiota resulta clave para el buen funcionamiento de nuestras defensas.

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Recordemos que la microbiota está integrada por un conjunto de microorganismos comensales, simbióticos, que generan un estado ideal en el que el cuerpo humano no los rechaza. Esto evita que se desencadene una respuesta del sistema inmune. Es decir, nuestro cuerpo no toma a los microorganismos de la microbiota como agentes agresores, estos empiezan a convivir en un perfecto mutualismo y, como consecuencia, este mecanismo contribuye a la maduración del sistema inmune del huésped. Está bien documentado que la microbiota intestinal puede interactuar con células no enterales (como las células inmunes, las células dendríticas y los hepatocitos), lo que genera moléculas como los ácidos grasos de cadena corta, los derivados del indol, las poliaminas y el ácido biliar secundario. Los receptores para algunas de estas moléculas se expresan en las células inmunes y modulan la diferenciación de las células efectoras T y reguladoras: esta es la razón por la cual la disbiosis se correlaciona con varias enfermedades autoinmunes, metabólicas y neurodegenerativas.

coronavirus pacientes recuperados

 

La microbiota también está presente en otros sistemas además del intestino, y estos microorganismos ejercen funciones fisiológicas adicionales. La piel no solo es una barrera mecánica para el mundo externo, sino que también desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la homeostasis entre las respuestas inmunitarias relacionadas con el patógeno y el entorno externo. Por eso podemos decir que la microbiota de la piel cumple un rol en la patogénesis de los trastornos inmunomediados, como la dermatitis atópica y el acné.

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El segundo cerebro

De un tiempo a esta parte la microbiota ha cobrado un particular interés dado que se ha visto que desempeña un rol fundamental en el mantenimiento de un estado de salud óptimo. ¿Por qué? Posee un vínculo estrecho con el equilibrio inmunológico y existe fuerte evidencia científica que da cuenta de la relación entre una microbiota alterada (en disbiosis) y numerosas patologías: aquellas relacionadas con el aparato digestivo, como diarreas, colon irritable, entre otras, y también enfermedades degenerativas, como el Alzheimer, el autismo… ¡e incluso los cambios en el estado de ánimo!

 

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La disbiosis es la pérdida del equilibrio en el que vive la microbiota y puede producirse por un sobrecrecimiento, por deficiencias de la calidad o por la presencia de gérmenes extraños. Y, como ya explicamos, una microbiota en disbiosis es sinónimo de un organismo en problemas.

Lo que también ha generado interés en la comunidad científica y médica es el hecho de que la microbiota intestinal se comporta como un sistema nervioso independiente. De ahí que la hayan apodado “el nuevo cerebro”. La microbiota, a diferencia de otros órganos, no siempre requiere una orden cerebral para cumplir funciones y sus componentes están interconectados por circuitos neuronales y neurotransmisores, como el GABA (ácido gamma-aminobutírico). De hecho es a nivel intestinal donde se producen los nutrientes esenciales para la actividad cerebral.

 

 

Consejos para una microbiota sana

Si queremos que nuestra microbiota se mantenga en equilibrio es fundamental seguir una dieta variada y rica en fibras, que permita una correcta motilidad intestinal. Desde tiempos inmemoriales se ha preconizado el consumo de distintos productos que contienen lactobacilos o bifidobacterium, presentes en algunas leches o yogures, y los que no están relacionados con la leche, como los productos fermentados. Es recomendable también la incorporación de probióticos a la alimentación habitual, siempre y cuando se tenga en claro qué tipo de probióticos se ingieren (qué cepas de microorganismos) y qué cantidad posee la porción (cuántas cepas y qué cantidad de cada una). En este sentido, es importante corroborar que los productos cuenten con la aprobación del ANMAT (deben consignar RNE y RNPA), porque eso nos brinda la seguridad que buscamos cuando consumimos cualquier alimento. En la Argentina existen yogures con probióticos, pero es importante aclarar que no todos los yogures los aportan. 

Por otro lado, es muy importante limitar el uso de antibióticos, dado que estos ocasionan importantes cambios a nivel de la microbiota intestinal, sostener la lactancia materna y promover el parto natural.

Cada microbiota de nuestro cuerpo, no solo la intestinal, requiere ciertos cuidados. En la piel son importantes la correcta higiene y la humectación. De esta manera, la microbiota de la piel podrá ejercer su rol protector y evitar la aparición de distintas patologías dermatológicas.  

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Una inesperada fuente de esperanza

Los descubrimientos que surgen a partir del estudio de la microbiota se emplean para diseñar el tratamiento de distintas enfermedades autoinmunes, como por ejemplo el lupus.

El trasplante de microbiota también se utiliza actualmente para el tratamiento de la infección por Clostridium difficile, enfermedad caracterizada por diarrea, dolor abdominal y fiebre, que puede ser potencialmente grave y resistente a los tratamientos habituales, y la enfermedad inflamatoria intestinal, entre otros. 

Los alcances del uso terapéutico de la microbiota están empezando a afianzarse como una desafiante promesa en distintas patologías. Y, en momentos en que reina la incertidumbre y la preocupación en plena pandemia, saber que estamos en los albores de una estrategia que nos puede ofrecer grandes beneficios para la salud es una buena noticia en medio de tanto desasosiego.

 

 

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Fuentes:

  • D'Amelio P, Sassi F. Gut Microbiota, Immune System, and Bone. Calcif Tissue Int. 2018;102(4):415–425. doi:10.1007/s00223-017-0331-y
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  • Zeng M. Y., Inohara N., Nunez G. Mechanisms of inflammation-driven bacterial dysbiosis in the gut. Mucosal Immunology. 2017;10(1):18–26. doi: 10.1038/mi.2016.75
  • Vieira SM, Pagovich OE, Kriegel MA. Diet, microbiota and autoimmune diseases. Lupus. 2014;23(6):518–526. doi:10.1177/0961203313501401
  • Weingarden AR, Vaughn BP. Intestinal microbiota, fecal microbiota transplantation, and inflammatory bowel disease. Gut Microbes. 2017;8(3):238–252. doi:10.1080/19490976.2017.1290757