La fantasía de salvarse es parte de la historia de la humanidad. Así, aparecen los “salvadores” que captan este núcleo para usufructo personal.
Carlo Ponzi fue un delincuente de origen italiano especializado en estafas. El término “esquema Ponzi” fue acuñado por una estafa suya y hoy día es la descripción de cualquier estafa piramidal. El esquema Ponzi atrae inversores y paga utilidades a los que ingresaron primero con fondos de inversores más recientes.
Bernard Lawrence “Bernie” Madoff (29 de abril de 1938- 14 de abril de 2021), conocido como uno de los casos más grandes de estafa en la era moderna, fue un inversionista bursátil, asesor financiero estadounidense. Fue el presidente de la firma que llevaba su nombre, una de las más importantes en Wall Street. En diciembre de 2008 el banquero fue detenido por el FBI y acusado de fraude, que alcanzó los 64 800 millones de dólares. El 29 de junio de 2009 fue sentenciado a cadena perpetua de facto, pero oficialmente a 150 años en prisión. Hay una película que protagoniza Robert De Niro que cuenta esta historia.
Pero hablemos de un caso mucho más cercano: Leonardo Cositorto, el inventor de una maquinaria multifacética llamada Generación Zoe. Una de las formas en las que se presenta es como coaching ontológico. Prometía (y aún desde algún lugar de Centroamérica lo sigue haciendo) una ganancia del siete y medio por ciento en dólares. Algo totalmente imposible, dicho por diversos expertos en finanzas.
Su estilo, parecido a los de los predicadores evangelistas (que entre otras cosas pueden hacer que un tipo como Bolsonaro sea elegido presidente), prometía el éxito desmesurado.
El sistema arranca a partir de la firma de un contrato a cambio de los servicios de coaching ontológico, espiritual y educación financiera. Una persona realiza un aporte de US$ 2.000, los cuales quedan inmovilizados por un año. A cambio, reciben un 7,5% en dólares cada mes. Para agrandar la base de clientes, desde Zoe utilizan el esquema Ponzi y se les advierte a los participantes de esta lotería que esa ganancia garantizada puede crecer si la persona presenta dos, tres o más “inversionistas”.
Roberto Arlt podría haber escrito un relato parecido, pero en su época no existían las criptomonedas y mucho menos las bautizadas por Cositorto como Zoe Cash. Roberto Arlt también quería salvarse. Sus energías estuvieron puestas en inventar las medias para mujeres que no se corrieran. Con sus experimentos el escritor dejaba todo hecho un desastre y todo pegoteado con la goma con la que trataba de conseguir las famosas medias.
Leonardo Cositorto anunció que congela Generación Zoe y lanza una nueva plataforma llamada Sunrise.
Muchas veces, existe un delgado hilo entre la realidad y la ficción. Cositorto cruzó a un lado y al otro de esta frontera equívoca.
Pero ¿por qué tanta gente cayó en sus delirantes promesas?
Para Freud no existen diferencias entre lo supersticioso y lo religioso, pues, en última instancia, ambas esferas se fundamentan “en proyecciones de elementos psíquicos al mundo exterior”. Por su parte Max Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo dice que, según las nuevas religiones protestantes, un individuo estaba obligado a seguir una vocación secular con tanto celo como fuera posible. Y que una persona que vive de acuerdo con esta visión del mundo tiene más probabilidades de acumular dinero.
Leonardo Cositorto, que seguramente no leyó a Freud ni a Weber, maneja los mecanismos de la fe (uno de sus proyectos es crear una iglesia) y aunque esté prófugo con pedido de captura a Interpol, sigue convenciendo a incautos a que inviertan hablándoles por zoom.
Pero el que vio claramente todo esto fue Marx: “Todo lo sagrado será profanado. Todo lo sólido se desvanece en el aire”.
*Escritor y poeta argentino.