En los primeros días de mayo, cuando comenzaban las protestas violentas en Colombia, el New York Times publicó que grupos guerrilleros colombianos considerados terroristas por EE.UU. y la Unión Europea, habían instalado zonas liberadas en Venezuela.
Concretamente en la frontera con Colombia, en el estado venezolano de Apuré. Estos grupos habían empezado a gobernar de hecho en la zona. Uno de ellos grupos es el Ejército de Liberación Nacional (ELN) el mayor grupo guerrillero que queda en América Latina. Aunque el gobierno lo niega, estarían operando en otros lugares del país. La crisis social venezolana derivada del colapso económico, ha dado a estos grupos la posibilidad de extender su influencia.
A lo largo de los 1.400 kilómetros de frontera de Venezuela con Colombia, otros grupos guerrilleros colombianos escindidos de las FARC también dominan la zona.
En la primera semana de mayo, el Ejército Bolivariano fue derrotado en un enfrentamiento con el “10° Frente Martín Villa”, de la disidencia de las FARC. Este grupo informó que capturó “ocho prisioneros de guerra” cuando 300 guerrilleros atacaron a 30 militares del cuerpo de élite que contaban con el apoyo de helicópteros de combate. El enfrentamiento se dio en Apuré y los guerrilleros informaron haber matado a 12 militares venezolanos.
También dio cuenta de ello la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que afirmó encontrarse buscando a sus efectivos desaparecidos y que soldados heridos estaban volviendo a su base como podían. El “10° Frente” apeló a los buenos oficios de la Cruz Roja para que en coordinación con la ONU y la OEA intervinieran como si se tratara de parte del conflicto que mantiene con el estado colombiano. Dijeron también que las FANB están en posiciones defensivas en Apuré, replegadas en sus bases y sin salir a patrullar.
El 18 de mayo fue muerto Jesús Santrich en territorio venezolano, el líder guerrillero colombiano, que rompió los acuerdos de paz con el gobierno colombiano tras haber sido uno de sus negociadores, que era aliado del chavismo. Tuvo lugar en la serranía de Perijá, zona fronteriza entre El Chalet y la Avenida de los Laureles, en territorio venezolano.
En un comunicado, el Frente Maquetalia,- el grupo armado que actualmente lideraba el extinto,- dijeron que comandos colombianos por orden del presidente Iván Luque habían asesinado a su jefe.
Pero también se especuló con que el hecho fuera realizado por mercenarios que buscarían los 10 millones de dólares otorgados como recompensa para encontrarlo, siendo requerido por la justicia estadounidense por tráfico de derogas. Este ex dirigente de las FARC, que fue un activo negociador en el acuerdo de paz de 2019 -aunque su dureza complicó las gestiones que realizaba Cuba a favor del acuerdo- decidió volver a la lucha armada, al verse amenazado por la extradición.
Colombia es el aliado más firme de EEUU en América del Sur y Venezuela es el más hostil.
El ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, dijo que la muerte de Santrich confirmaba la actuación desde Venezuela de “narco-criminales” refugiados allí. Por su parte, el gobierno venezolano dijo que la muerte había sido consecuencia de la lucha interna entre “bandas ilegales de las FARC”.
Al momento de ser ultimado, Santrich estaba protegido por un “anillo de seguridad” de 12 hombres y coordinaba personalmente la reorganización de una facción de las FARC llamada “Frente Martín Caballero”. Era un paso más tras haber organizado la disidencia “Segunda Marquetalia” junto a Iván Márquez, quien fuera el líder negociador del acuerdo de paz con el gobierno colombiano. l
En su comunicado sobre la muerte de Santrich, la “Segunda Marquetalia” finaliza diciendo: “Al pueblo colombiano, movilizado desde hace 20 días en protesta permanente contra el mal gobierno, le pedimos, en homenaje a Santrich, no aflojar en su justa lucha y a lanzarse con todas sus fuerzas a derrotar a este maldito régimen que nos está exprimiendo hasta el alma”.
Colombia es el aliado más firme de EE.UU. en América del Sur y Venezuela es el más hostil. Ambos enfrentan graves crisis políticas. Pero la irrupción de una violencia caótica en su frontera, es un ingrediente agrava un conflicto binacional de proyección regional.
