OPINIóN

El PRO es peronista y se nota mucho

Si volvemos a los '90, podremos llegar a un 2001, y a un 2003, y tendremos más cristinismo, o tal vez a esa altura más maximismo; despolitante, pero lógico siguiendo los argumentos de Macri.

Mauricio Macri y Alberto Fernández
Mauricio Macri y Alberto Fernández | cedoc

Mauricio Macri, para muchos el mayor opositor al kirchnerismo, suele ser funcional a que éste siga ocupando un espacio de relevancia en el espectro partidario y a que continúe con chances de volver a las pistas una y otra vez.

Esto ocurrió ya en 2019, así la jugada de una desesperada por no ir presa y experta en oportunismo más el pésimo gobierno de Macri (porque, aunque en 2015 ganó una coalición, el poder fue hegemonizando por el PRO durante los cuatro años de gestión) llevaron a que en 2019 vuelva el kirchnerismo ahora llamado Frente de Todos, donde conviven peronistas de diferentes sectores, pero sigue liderando Cristina Fernández de Kirchner (CFK).

Hace apenas días, desde Estados Unidos, Mauricio Macri formuló una serie de frases que claramente dan cuenta de que su postura funcional a CFK sigue intacta, y que falta a la verdad, confunde, manipula la realidad, intentando entre otras cosas que nos olvidemos no solo de su mala gestión última, sino de un pasado nefasto que nos legó otro peronista, Carlos Saúl Menem, que gobernó durante la década de los ´90 y a quien Macri elogia con frecuencia. Por último, los torpes mensajes de Mauricio Macri hacia el Radicalismo, deberían ser capitalizados por el Radicalismo, de una vez.

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Expongamos algunas de las frases de Macri y simplemente interpretémoslas con mera lógica y razón:

“El PRO vino a cambiar el sistema, al que no le gusta tiene que entender que ese es el origen de nuestro espacio y no podemos permitir que el status quo nos gane”.

Me pregunto, y le pregunto a Mauricio Macri ¿qué sistema vino a cambiar el PRO? Cuando gobernó Macri, la crisis inflacionaria se acrecentó, la deuda creció ostensiblemente, la pobreza aumentó, la lluvia de inversiones no llegó nunca, la Justicia encarcelaba (con sobradas pruebas) a la corrupción K pero no se pronunciaba contra ningún PRO; una PRO team, Laurita Alonso, ocupó la dirección de la oficina anticorrupción, siendo juez y parte respecto a las irregularidades cometidas por su propio partido. Mauricio Macri hegemonizó el poder de una coalición conformada por tres partidos, en una sola fuerza, la suya. ¿Cuál sistema vino a cambiar el PRO?

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“El cuidado de las instituciones, con un kirchnerismo que avanzaba, era muy importante. Eso nos mantenía en la unidad. Ahora tenemos la responsabilidad de ser el cambio y darles propuestas de soluciones a los argentinos. La unidad por la unidad misma no sirve si no representamos el cambio”.

¿De qué unidad habla Macri? Si desde 2015 a 2019 gobernó solito el PRO y por esa razón, es que hace un tiempo observamos a un Radicalismo que reclama mayor espacio en la coalición, e incluso a una Coalición Cívica que empezó a negarse a ciertas posturas ambivalentes del PRO, respecto por ejemplo, a la posible incorporación del libertario Javier Milei (que mientras cuestiona a la “casta política” defiende a capa y espada la gestión de un peronista hiper corrupto, que gobernó durante los años ´90 y nos sucumbió en la desocupación, la pobreza y en una escalada de ilegalidad e inseguridad inusitadas).

Milei ha manifestado que “Carlos Menem fue el mejor presidente de la historia”. Mauricio Macri, en la misma línea, sostuvo el último 25 de marzo, que el exmandatario “Carlos Saúl Menem cada día va a estar reivindicado con el paso del tiempo” y continuó relatando que fue Menem quien “vino con un peronismo moderno, intentando unir a los argentinos detrás de la producción, el empleo y el progreso pacífico de la Argentina”.

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¿Cuál sería entonces el cambio que pretende hoy Macri? ¿Volver a los años 90? Volver no puede significar cambiar, y volver a ese modelo ultra ortodoxo nos llevó a un 2001 (la crisis más terrible político-institucional y económico-financiera que tuvimos en democracia) y a que surja un Néstor Kirchner en 2003 para “salvarnos” de tamaña hecatombe. Si volvemos a los ´90, podremos llegar a un 2001, y a un 2003, y tendremos más cristinismo, o tal vez a esa altura más maximismo; despolitante, pero lógico siguiendo los argumentos de Macri.

“Sostuve la unidad en la construcción de este espacio y cuando fui presidente la prioricé por encima de muchas de mis ideas. Ahora no podemos ir hacia un lugar que seamos un siga-siga y no un cambio real para la Argentina”. Me sigo preguntando, si una persona pudo sostener la unidad de un espacio cuando fue presidente, si solo priorizó durante toda su gestión que su partido y solo su partido gobierne en nombre de la coalición, relegando a las otras dos fuerzas a no decidir ni hacer nada. Y me sigo preguntando si el cambio real de la Argentina es volver a los ´90. Repito sorprendida, volver no es cambiar y repito espantada, los ´90 nos llevaron al kirchnerismo.

Mauricio Macri también se mostró incómodo con la votación a favor de casi todo el bloque de Juntos por el Cambio  por la respuesta integral al VIH, las hepatitis virales, la tuberculosis y otras infecciones de transmisión sexual. Y manifestó: “Si el radicalismo tiene otras ideas, que son respetables pero que se alejan de nuestra identidad, en las PASO tendrán su candidato y los argentinos elegirán qué prefieren. Si un modelo socialdemócrata o uno con mayor libertad, con un Estado más eficiente y reincorporado al mundo, con soluciones de fondo a los problemas”. En esta misma línea Macri se pronunció manifestando: “La socialdemocracia es un período que terminó en el mundo. A los radicales que me vienen a ver les digo que es hora de agarrar el librito de Alem”.

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Desde la Unión Cívica Radical le recordaron al exmandatario del PRO que Alem no escribió ningún libro. Por su parte, el Radicalismo en acción también podría capitalizar esta distancia que toma Macri respecto a la socialdemocracia y ocupar como fuerza republicana ese lugar vacante, porque aquello que para Macri resulta peyorativo para las sólidas democracias es un divino tesoro; probablemente Macri confunda socialdemocracia con populismo, pero mientras se aviva de tal confusión, el Radicalismo podría retomar las riendas de la valiosa socialdemocracia y tomar distancia de un partido que quiere acercarse a un libertario violento, y donde predominan los que piensan y actúan como Macri.

El “blando” de Rodríguez Larreta, intentó con todos los recursos humanos y económicos que tuvo a su alcance, anular al Radicalismo en ascenso y monopolizar todo el poder en el PRO durante las PASO en las últimas elecciones legislativas, al mismo tiempo que invitó al halcón Macri Jorge a que cruce la General Paz y colabore desde el gobierno porteño para que el tronco de la coalición siga siendo del PRO y solo el PRO. El Radicalismo tiene una vacante hermosa para ocupar, alejada del populismo de izquierda (kirchnerista) y de derecha (menemista/macrista), solamente debe retornar a sus raíces y dejar de enajenarse.

 

* Sandra Choroszczucha. Politóloga y Profesora (UBA).