OPINIóN
Columna de la UADE

¿Se necesita permiso para gestar?

Hombre gestante.
¿Se necesita permiso para gestar? | Imagen de Ben Kerckx en Pixabay.

Lejos estamos, en 2022, de ese estereotipo de género en el que las mujeres y los hombres tienen tareas exclusivas. La sociedad se acostumbró a que las mujeres trabajen a tiempo completo, a que los hombres tomen tareas del hogar, a las parejas de gays y lesbianas que crían hijos juntos y a las familias monoparentales. Los manuales de diagnóstico psiquiátrico y psicológico eliminaron categorías que referían a la transexualidad como un trastorno y a la sexualidad disidente como perversión, luego de que la evidencia científica no pudiera sumar evidencia a favor de esas categorías. Pero ahora nos encontramos con un tema menos explorado: ¿qué pasa con la gestación?

Hay ruido cuando una masculinidad decide gestar, así como también hace ruido una feminidad que decide que no tiene interés de ser madre. Todo el camino recorrido hacia una comprensión de las disidencias como aspectos inherentes a la identidad y no elecciones del sujeto, se derrumba cuando encontramos discursos que cuestionan, por ejemplo, a mujeres que deciden no gestar.

Permitieron por primera vez a hombre soltero subrogar un vientre para convertirse en padre

Algo similar se despierta ante los casos de masculinidades que deciden hacerlo. Es claro que una foto de una persona no binaria, con características físicas que muchos otorgamos a la masculinidad, lactando a su bebé, tiene un impacto cierto en la comunidad hetero-cis (heterosexuales cuya expresión de género coincide con su sexo biológico de nacimiento). Recordemos que la sociedad durante siglos rechazó lo diferente y hasta lo patologizó. A primera vista se lo puede catalogar de “antinatural”, pero por qué no pensar que sería natural un cuerpo que está preparado para gestar, en situación de gestación. ¿A quién se le tiene que pedir permiso?

Desde la posibilidad que nos brinda la biología hay muchos aspectos para tener en cuenta. Si bien la inmensa mayoría de las personas nacen con sexo biológico femenino o masculino sabemos, por ejemplo, que hay cuerpos intersex (antes llamados XXY) que cuentan tanto con genitales masculinos como femeninos y a los que, tradicionalmente, sus padres les asignaban un género. La elección se realizaba de manera cuasi arbitraria y, en algunos casos, se acompañaba de una cirugía para que lo que quedara visible en el cuerpo coincidiera con esa elección.

Confundir lo natural con lo habitual

Esta costumbre de encasillar, de seguirnos manejando solo en la división binaria, ¿será que nos hace confundir lo “natural” con lo habitual? Es cierto que habitualmente son las mujeres las que gestan, sin embargo, me animo a pensar que muchos hombres y masculinidades elegirían gestar de tener la posibilidad biológica de hacerlo, lo real es que no pueden hacerlo, y eso no les permite tener la elección.

Ahora bien, cuando aparece alguien que toma una decisión diferente, que dice “puedo vestirme de esta manera, peinarme de esta otra manera y decidir gestar” la sensación es que hay miradas que vuelven a caer en la patologización de la diferencia. Se hace una rápida referencia al campo sumamente conocido de establecer que lo que no entendemos o no conocemos es una enfermedad, algo “torcido”. La verdad es que no podríamos establecerlo de antemano, y los psicólogos aprendimos por la cantidad de errores cometidos, que tenemos que ser cautelosos antes de dar una sentencia.

Un hombre trans dio a luz en una pileta y compartió el video del parto en redes

Las comunidades LGBTIQA+ han dado lugar a romper con lo establecido, a dejar de ver el mundo en ese binarismo blanco/negro; femenino/masculino. Hoy los juguetes dejaron de ser solamente “para nena” o “para nene”, se ofrece ropa que puede usar cualquier género, se permite a las personas cambiar de género en el DNI si se perciben diferente a su sexo biológico de nacimiento, y tantos otros aspectos que nos hacen menos binarios como sociedad. La realidad del no binario, por ejemplo, solo la podemos entender parcialmente los hetero-cis, nos la tienen que explicar ellos y ellas.

Quizás, por nuestra parte tenemos que estar abiertos a entender que una persona que no se identifica con lo femenino puede interesarse en una experiencia que hasta ahora fue exclusiva de las feminidades: la gestación. ¿Estaremos dispuestos a ver estas situaciones desde otra perspectiva?

*Dra. Julieta Olivera, directora del Departamento de Psicología de UADE.