OPINIóN

Sergio Massa: la comunicación, elemento antecesor de sus movimientos

Desde la narrativa de su llegada como héroe al ministerio de economía hasta la nueva retórica que resignifica su candidatura.

Sergio Massa
Sergio Massa | CEDOC

En el ADN comunicacional de Sergio Massa, siempre han existido una serie de elementos que permitieron vislumbrar su próximo paso en política. Estos, dotados de significados, tenían la finalidad por medio de slogans  y/o narrativas heroicas, de renovar los consensos en torno a su perfil. 

Sergio Tomas Massa inició su camino electoral el día en que Martin Guzmán anunció su renuncia del Ministerio de Economía. Ese día se activó la maquinaria comunicacional que lo proclamó como posible salvador de la crisis económica que atravesaba la Argentina, el “super ministro”. 

Ante la negativa de varios candidatos a ocupar la posición de ministro y el corto mandato de Silvina Batakis, Massa utilizó la negatividad como elemento fortalecedor de su narrativa comunicacional asociada al héroe. 

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No solamente hubo un despliegue de recursos como “memes” sino también los principales medios permitieron construir y replicar esa imagen de poder, poniendo el foco en quien negociaba su llegada al cargo y no en la crisis real que vivíamos los millones de Argentinos. 

 

Comunicación: elemento antecesor de Sergio Massa

El ex jefe de gabinete de Cristina Kirchner puso sobre la mesa de la coalición su fracción de poder para llegar al cargo, apostando a que su gestión podía ser eficiente y despejarle el camino hacia el sillón de Balcarce 50. 

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Sin embargo la efectividad comunicacional, visibilizó que su llegada al quinto piso del Palacio de Hacienda simplemente brindaba certidumbre ante la asunción de un “súper ministro” con capacidad de gestión, con poder político y con un equipo económico que le diera soporte a su conducción en la cartera; un cortoplacismo en términos comunicacionales condicionado ante la falta de resultados positivos en el mediano plazo.

Su caballo de batalla fue disminuir la inflación, pero luego de varios meses de datos desfavorables, esa credibilidad que había logrado al instalar una narrativa de héroe, tras haber asumido en un ministerio que hervía, iba perdiendo efecto en la población ante malos resultados. 

Un oficialismo de orquesta de señoritas

Hoy, su rol de Ministro, comenzó a ser cuestionado en la interna del gobierno y en la sociedad y esa incomodidad de no poder resolver y visibilizar buenos resultados son los principales síntomas para que Massa tome un nuevo rumbo y no se ahogue en un ministerio. 

En adición, la contención de la coalición de gobierno es fuerte por parte del Kirchnerismo, pero muy débil dentro del Albertismo. 

Esa limitación continua lo perjudica, y seguramente un nuevo elemento deberá ser plasmado para correr la focalización sobre su mala gestión y resignificar una nueva posición por y para su perfil político.

 

Sergio Massa y una nueva narrativa en acción

Partiendo del análisis de que todo movimiento político de Sergio Massa, tiene la previsibilidad de ser conformado por elementos comunicacionales que lo anteceden, visibilizando una narrativa que le otorgue los valores necesarios que acrediten capacidad ante la política y su electorado para ocupar un nuevo cargo, durante estas últimas semanas sucedieron una serie de hechos que casualmente lo vuelven a colocar en el centro de una agenda mediática positiva, dejando de lado indirectamente la gestión económica. 

Esta última semana, Massa fue encargado de presentar junto al “Chiqui Tapia” el Mundial Sub-20 a llevarse a cabo en la Argentina, capitalizando la iniciativa en términos políticos, económicos y sociales. 

Además, ante la suba insostenible del dólar y un posible rumor de su salida del Ministerio de Economía, el gobierno se encargó de silenciar y solicitar la renuncia de Antonio Aracre, jefe de asesores presidencial, como gesto político y afirmación de la continuidad de Sergio Massa en su cargo y/o en la carrera política por ser el candidato del frente de gobierno. 

De todas maneras la discusión gira en torno a su posible candidatura y no ante su continuidad en el Palacio de Hacienda. Como conclusión, podemos estar vivenciando el inicio de la construcción de una nueva narrativa que dote de elementos que potencien su candidatura presidencial dejando atrás y olvidándonos de quien conduce el Ministerio de Economía y su consecuente crisis.