OPINIóN

Soy mujer y estoy en contra de los cupos de género

Una mujer realmente empoderada jamás aceptaría obtener un puesto por un cupo de género. Al exigirlo, la ciudadanía está obligada a otorgarlos y se rompe el objetivo final del feminismo, la libertad.

"Las mujeres de Argel", de Pablo Picasso
"Las mujeres de Argel", de Pablo Picasso | CEDOC

En los últimos años se ha hablado mucho acerca del llamado empoderamiento de la mujer y del rol que ocupamos en la sociedad. Miles de mujeres se declaran feministas e invaden las calles, los medios y las redes sociales con sus ideas. 

Sin embargo, me resulta bastante incongruente que las mismas que nos intentan vender la imagen de una mujer fuerte e independiente luego pidan beneficios como la ley de paridad de género y nos hablen de la importancia de tener un Ministerio de la Mujer, el cual en vez de asistir y contener a las víctimas, gasta millones de pesos en catering, pinta bancos de color violeta y, sobre todo, calla ante atrocidades como el abuso hacia las embarazadas que se ocultaban en el monte en Formosa y la indignante liberación de miles de violadores y asesinos con la excusa de una pandemia.

Considero a los cupos de género como una injusta imposición ideológica que, en realidad, nos discrimina por ser mujeres y que solo sirve para recibir aplausos de la tribuna por parte de las militantes de este supuesto feminismo. 

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Podrán pensar que tras estas declaraciones me considero una mujer antifeminista, mas esto no es así. Todo lo contrario. Las feministas siempre reclamaron la igualdad ante la ley para que todas las personas seamos tratadas por igual, sin importar nuestro género. 

Teniendo esto en cuenta, es notoria la contradicción en relación a estas cuotas de género, ya que con las mismas los ciudadanos dejamos de ser tratados por igual ante la ley para pasar a estar, justamente, condicionados por nuestro género, lo que rompe abruptamente con el objetivo final del feminismo, el cual es la libertad.

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¿Hay empleos mejores que otros para las mujeres?

Contra de los cupos de género

En otras palabras, las feministas luchaban para que todos tengamos las mismas reglas del juego, no para que nos permitan participar o no de alguna actividad según nuestro sexo. 

Por lo tanto, puedo decir que adhiero a las ideas del verdadero feminismo; por ende, estoy en contra de los cupos de género.
Además, me llama poderosamente la atención que este concepto de la supuesta paridad solamente se imponga en ciertos rubros, como la política, la dirección de empresas, la ingeniería y la ciencia, mas se ignore en áreas como la minería, la construcción y el trabajo agrícola, así como el hecho de que no se califique como una injusticia que existan labores en las cuales haya una absoluta mayoría de mujeres, como la docencia, el diseño gráfico y la enfermería. 

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Por un lado, está claro que el reclamo es de carácter selectivo, no general, y por el otro, puesto que no hallamos ningún impedimento en cuanto al género para elegir a qué dedicarse, es inentendible que no puedan aceptar la libertad de la mujer en cuanto a la elección de su ocupación. 

¿Por qué es reprochable que haya pocas ingenieras y muchas enfermeras? ¿Una profesión es adecuada y la otra no? 

En adición, ¿por qué el hecho de que haya más mujeres en política mejoraría la situación del país, cuando nuestros principales problemas no involucran la opresión hacia la mujer, sino la pobreza, la desocupación, la inflación, la falta de infraestructura, la inseguridad y la corrupción? 

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Los ciudadanos necesitamos funcionarios capaces de mejorar nuestra calidad de vida, su género no debería importarnos en lo más mínimo.

Actualmente contamos con numerosas mujeres poderosas en la política. ¿De qué patriarcado hablan entonces? Si no encontramos norma que nos impida a las mujeres escalar y llegar hasta lo más alto, entonces no estamos oprimidas bajo ningún sistema patriarcal. 

Por supuesto, esto no aplica para África y Medio Oriente, justamente algo de los que las supuestas feministas no hablan nunca. En esos países las mujeres sufren todo tipo de abusos, algunos que incluso jamás ocurrieron en nuestras naciones occidentales, como la lapidación o la mutilación genital femenina, mas ese tema no pareciera interesarles mucho, desafortunadamente.

 

Mujeres y el cupo de género

Por eso, a las jóvenes militantes de este supuesto feminismo, cuando en sus marchas violentas, donde rompen monumentos e insultan a la policía, gritan “el patriarcado se va a caer”, me gustaría decirles que el patriarcado acá ya se cayó hace décadas, por favor, vayan a decírselo al de Oriente.

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Cupo de género. Lo que se precisa en cualquier pueto de trabajo es personas de cualquier género capaces de mejorar nuestra calidad de vida.

Otra cuestión a tener en cuenta es que con un cupo de género estamos limitándonos a nosotras mismas, las mujeres. ¿Qué pasaría si el día de mañana debería haber más mujeres que hombres en el Congreso? ¿Las mujeres “que sobran” deberían dejar su lugar para dárselo a un hombre? ¿Desde cuándo el feminismo predica eso? 

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Y si no creen que este sea un escenario posible, solo miren lo que hubiera ocurrido en Chile en las últimas elecciones constituyentes, donde once mujeres hubieran tenido que dejar su cargo porque incumplían con la ley de paridad de género. 

Tampoco debemos olvidar cuando, hace tan solo unos años, un partido político conformado solamente por mujeres no fue aprobado por la justicia debido a la misma ley. ¿Comprenden que este tipo de políticas no son sólo innecesarias y contradictorias con los objetivos del feminismo, sino que también nos perjudican a las mujeres?

Por último, recuerden que nuestra capacidad no está condicionada por nuestro género. Las mujeres no somos ni más ni menos inteligentes que los hombres y podemos llevar a cabo las mismas tareas intelectuales con el mismo nivel de eficiencia. 

Reclamar leyes como la de paridad de género no es más que subestimarnos y transmitir el mensaje de que somos inferiores al sexo opuesto. Por esa razón, entre tantas otras, estoy segura de que una mujer realmente empoderada jamás aceptaría obtener un puesto por un cupo de género. 

* Autora de “Como construir la épica liberal”