OPINIóN
Educación

Transformaciones culturales

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Covid-19. La tecnología cambió la manera de aprendizaje. | cedoc

Antes de que el covid-19 atravesara nuestras vidas y pusiera en pausa la cotidianeidad así como las rutinas y obligara a nuestros hijos a prender la computadora y tener clases desde casa, el primer día de escuela era un rito de iniciación, algo así como el comienzo de un viaje determinante para la vida, que ha seguido la misma forma y características durante generaciones. Desde el jardín hasta el último año del secundario, las aulas estaban a cargo de docentes que impartían lecciones que empezaban y terminaban con el timbre o la campana, docentes que tomaban exámenes, calificaban y generaban con ello distintas emociones y sensaciones en sus estudiantes y sus familias. Este enfoque educativo único y homogéneo ha estado en vigor durante más de cien años, y ahora está experimentando un cambio sin precedentes; y no solamente a causa de la pandemia.

La respuesta al coronavirus ha demostrado cómo la tecnología puede transformar la manera en que enseñamos y aprendemos. Pero este cambio comenzó antes de que ocurriera la pandemia y continuará después de que la amenaza del virus desaparezca. Los niños que empiezan la escuela ahora se convertirán en trabajadores y líderes en un mundo en el que lo digital ha pasado a primera escena y, por lo tanto, exige nuevas competencias y formas de abordar la realidad. Para tener éxito en la vida y en el mundo laboral, necesitarán todo el apoyo emocional, social y académico que puedan obtener a través de experiencias de aprendizaje ricas y flexibles que diferirán enormemente de las de la época escolar de sus padres. 

Si bien la tecnología ha cambiado muchos aspectos de la sociedad en un corto tiempo, las estructuras escolares se han mantenido en gran medida sin modificaciones. En muchos sentidos, el aula se fue convirtiendo en una barrera física. Sin embargo, ahora tenemos soluciones con el potencial de transformar y mejorar el sistema para que los estudiantes puedan desarrollar competencias valiosas con muy buenos resultados. Pero, ¿cómo podemos usar la tecnología para repensar la educación?

Quizás con el surgimiento del “aprendizaje personalizado” basado en lo que es la educación positiva, donde cada estudiante disfrute de la atención de sus docentes, quienes haciendo uso de los big data puedan acceder a información en tiempo real, sobre sus avances y dificultades. Saber lo que está sucediendo en la vida de cada estudiante, contenerlo y orientarlo podría marcar la diferencia a futuro. Por big data y data mining se entiende un conjunto de técnicas y procedimientos que se desarrollan a partir de varias fuentes, como las bases de datos relacionales, para realizar un análisis predictivo (mediante técnicas de estudio estadístico) y anticipar situaciones basadas en hechos existentes. Los big data se constituyen en un campo multidisciplinario que permite obtener información a partir de grandes cantidades de datos en la confluencia con otras áreas, como la inteligencia artificial, la estadística y la información. Con la relevancia adquirida en los últimos años con el e-learning, surgió una nueva área en el conocimiento: educational data mining (EDM). Esta disciplina se centra en la investigación y el desarrollo de métodos de exploración de datos del contexto educativo. En este marco, se destaca la importancia que adquieren los big data en el campo educativo, más que como una disciplina de investigación, como una herramienta de análisis y predicción de situaciones que se presentan en estos entornos. De esta manera, el aprendizaje personalizado, con un enfoque integral basado en una gran cantidad de datos, implica ir más allá del progreso académico, que los docentes estén al tanto y puedan adaptarse a los factores que afectan el bienestar social y emocional. Los profesores podrán contribuir a que los estudiantes se sientan inspirados, seguros, valorados y capaces de aprender de formas que antes no eran posibles; y seguir adaptándose e innovando será fundamental para avanzar en el cambio.

*Directora de la Tecnicatura en Responsabilidad y Gestión Social de Universidad Siglo 21.