El 10 de octubre se celebra el Día Internacional de la Salud Mental. Por eso se hace necesario poner en agenda este tema, que desde la OMS y todos los organismos de salud y educación hemos decidido enfatizar, dado los tiempos traspandémicos que estamos viviendo.
Han transcurrido ya veintitrés años desde el inicio del siglo XXI y, desde múltiples ópticas, los análisis convergen en la caracterización del mundo actual ligado a la incertidumbre, la falta de garantías, los cambios vertiginosos y las situaciones inesperadas e inimaginables.
Estamos en un tiempo complejo, en un tiempo más parecido a una película de ciencia ficción o a un cuento que a algo real. Si algo le faltaba a esta postmodernidad, "modernidad líquida", al decir de Zygmunt Bauman, o tiempo de complejidad, al decir de Edgar Morin, fue una pandemia, un cisne negro que no estaba en nuestros cálculos, no lo esperabamos, nos sorprendió al decir del Papa Francisco “como una gran tormenta, que nos involucró a todos”.
Habitar esta época es estar en el cambio de era, era de postmodernidad, liquidez y de inmediatez, y a la vez haber regresado a una presencialidad corporal, que tuvo que ser secuestrada para evitar la propagación mayor del virus. Supone habitar en tiempos de fragilidad y vulnerabilidad.
Tanto el coronavirus, las guerras como los desastres marcan, dejan huellas, y si no se las observa, si no cambiamos la modalidad de abordaje de cómo formamos a nuestros ciudadanos y ciudadanas desde la salud mental, estaremos ciegos ante el avance de la peor pesadilla, la soledad sin nombre, esa en la que nadie sepa a dónde va o de dónde viene.
Al gran pueblo, argentino, ¡salud (mental)!
De esta manera, podemos afirmar, que la problemática actual ante la que nos enfrentamos no es la de la incertidumbre, ya sea epidemiológica, económica, política, sino la de la falta de posibilidad de cuestionamiento sobre qué haremos para estar mejor.
Estamos ante una pandemia de salud mental, todo se ha cuestionado, han aumentado los ataques de pánico, se triplicaron los intentos de suicidio y los suicidios. Los trastornos de sueño, ansiedad y depresión lideran la agenda, de los servicios de salud mental, muchos colapsados.
Qué es la depresión, la enfermedad silenciosa que ataca al cerebro y perjudica la salud mental
Pero lejos de hacer un vaticinio de deseperanza, queremos enfatizar la necesidad preventiva de la salud mental, podemos anticiparnos, podemos hacer programas de regulacion de las emociones, podemos tener espacios de escucha y de orientación, pero tenemos que ajustar nuestras agendas , tenemos que hablar de salud mental, tenemos que hablar de que lugar le queremos dar a la salud.
La Universidad del Salvador (USAL) durante años viene formando a profesionales en el área de la salud mental tanto en la Facultad de Psicología y Psicopedagogía como en la Facultad de Medicina.
Hoy en día nuestra Universidad entiende la importancia del desarrollo de la Ecobioética dentro del área de la salud mental, para colaborar en el afrontar con ética los nuevos dilemas que tendrá como reto la humanidad.
Una manera de hacer frente en forma coherente y profunda al desarrollo de las subjetividades ante los impactos de la nueva era y de la inteligencia artificial es entender que se necesita una formación de avanzada en este área para que realmente la escénica de lo humano pueda estar al frente de los desarrollos que pertenecen a nuestro mundo físico, psíquico, mental y espiritual.
El "verso" de la belleza impuesta
Por ello nuestra Universidad se incluye en la Catedra Internacional de Bioética (CIB) como una de las unidades dentro de los 52 países que la componen. Vemos esto como uno de los nuevos desafíos de nuestra era contemporánea, para mejorar las condiciones de salud mental para toda la humanidad.
Esta propuesta se suma a la Red Internacional de Eco Bioética, que se encuentra desarrollada en los cinco continentes, con más de 150 países que lo conforman, la red intenta en todo momento, proponer una agenda mundial, que propague el lugar de la salud mental, desde una visión ética. La ciencia tiene que trabajar a conciencia.
Estamos en tiempos donde el arropar al otro va a ser permanente, porque la humanidad cae ante la peor pesadilla, la de deshumanizarse, donde lo efímero es más valioso; donde el “ya lo quiero”, le quita espacio al esperar, donde el paradigma que reina es de un capitalismo que vende.
La necesidad de satisfacción inmediata, por ende el coqueteo con la pulsión de muerte, es lo cotidiano, lo vemos en las adicciones, en la ruptura de los vínculos, en la violencia en todas partes, en la falta de valores en la sociedad.
Sumemosnos a la propuesta de salud mental para todos, hablemos, escuchemos, acudamos a los profesionales que se ocupan de esto, que podremos entonces estar mejor y con más afrontamiento para habitar este nuevo mundo, esta nueva etapa.
