OPINIóN
Cambios en el gabinete

Próxima Estación: ¿Esperanza?

Sergio Massa está decidido a usar la bala de plata que le concedió la historia e intentar llevar a la Argentina a puerto. ¿Cuál es el rol de Cristina Kirchner? ¿Cómo queda Alberto Fernández?

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Sergio Massa | NA

Allá por junio de 2001, cuando la República Argentina se aproximaba a la primera gran crisis político-social-económica del nuevo siglo, el cantante franco-español José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega, más conocido como Manu Chao, lanzaba su segundo disco “Próxima Estación Esperanza”.

“Pal´ cementerio se va la vaca de mala leche; Pal´ cementerio se va pudriéndose la sociedad; Bailemos todos el vacaloca, ese ritmo terminal; Bailemos todos el vacaloca; Bailemos todos hasta el final…”, reza el último corte del disco, llamado La Vacaloca.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner frenaron el barco en el puerto de Tigre y confiaron a Sergio Massa la coconducción de la nave con el objetivo de llegar sanos y salvos a Puerto “Esperanza” en 2023.

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¿Es posible que Sergio Tomás Massa encauce el rumbo del país?

La expectativa social, económica y política juegan a favor suyo hoy; es difícil imaginar que alguien lo pueda hacer todavía peor que sus antecesores. Asume la conducción del megaministerio de Economía, Producción y Agricultura en el momento de menor respaldo político y social del gobierno. Con los índices de popularidad del Frente de Todos en su piso histórico, es esperable que cualquier acción que refiera al orden público y a la reducción del déficit, sea leído de manera positiva.

Alberto Fernández Cristina Kirchner Sergio Massa
La expectativa también se centra en la capacidad de liderazgo del tigrense.

Por otro lado, y a diferencia de las anteriores altas de ministros en el gabinete nacional, la expectativa también se centra en la capacidad de liderazgo del tigrense, quien a diferencia de Guzmán y Batakis cuenta con un menú de opciones, contactos y equipos para inyectarle una buena dosis de impronta propia a la etapa que viene.

¿Tapa los síntomas o resuelve los problemas? Esa sensación de que, finalmente, Massa podrá encauzar el destino del país es la que impulsa las acciones de la Argentina hacia arriba. La pregunta es, entonces: ¿Su asunción funciona como un antihistamínico más potente que los anteriores o como un antibiótico?

La llegada de Massa puso en pausa la crisis de confianza, pero ahora deberá dar certezas

Los mercados reaccionaron bien ante la posibilidad de que el tigrense llegara al gabinete nacional, incluso antes de que hubiera confirmaciones oficiales. El propio Sergio Massa se encargó de operar todo tipo de noticias que alentaban su desembarco y lo ubicaban como el gran capitán de tormentas.

El establishment ve en Massa a un dirigente con capacidad de acción y resolución de problemas pero, ¿también se envalentonan porque creen que él marcará un rumbo distinto al de Cristina Kirchner? ¿Se imaginan que impondrá su agenda por sobre la de la vicepresidente? Difícil. Si no pudo lograrlo el Presidente, más complejo aún será la situación para un ministro, que aunque tenga mucho poder, será un jugador menor.

Pero Sergio Massa no es un “outsider” de la política que llega con la suma del poder público”, sino que es parte del Frente de Todos desde el día uno. No tiene más poder del que tenía cuando era presidente de la Cámara de Diputados, quizás ahora lo puede administrar de forma diferente. ¿Lo que no logró hacer desde el Congreso, lo podrá llevar a cabo desde Casa Rosada?

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La otra cuota de realismo para sospechar de que algo cambiará está en el manejo de recursos del Estado nacional: ¿Cambiaron de manos Anses, Pami, la Superintendencia de Salud y la Secretaría de Energía? Correcto, no. Cristina, Máximo, los sindicatos y La Cámpora siguen al frente de las canillas que proveen de recursos a la política, y no sería inteligente que Sergio Massa apunte contra “las cajas”. Su destino sería el mismo que el de Alberto Fernández.

El sentir popular

La calle late a un ritmo distinto que la política y los mercados. Los movimientos sociales reclaman un salario universal básico, ampliar los planes, mejorar la ayuda en comedores sociales y continuar administrando la adjudicación de estos programas. Estas demandas no van a cesar mientras la inflación continúe creciendo a este ritmo: En el último mes marcharon desde el campo hasta las organizaciones sociales en contra del Gobierno, todo un síntoma del estado del Estado.

De mínima pareciera haber un acuerdo para concentrar todo el poder en la provincia de Buenos Aires. El gabinete nacional es más bonaerense que nunca, plagado de dirigentes y ex intendentes al mando de los principales ministerios.

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Por otra parte, Sergio Massa ya no podrá ocultar sus posiciones respecto a los temas nacionales que fueron tapa de los medios durante estos dos años y medios. Esto lo obliga a trabajar para coser al Frente de Todos de cara al proceso electoral del año 2023.

Más aún cuando el Frente de Todos deba refrendar en las urnas una elección de 48% como la del 2019, y en la cual hoy todos los pronósticos los ubican afuera del gobierno. Tal es el desconcierto desde la Rosada hasta el Instituto Patria, que el año 2023, según estos guarismos, puede significar que el peronismo pierda la mayoría en ambas cámaras después de 36 años.

Quizás, si hay una próxima estación Esperanza, la encontremos en la provincia de Buenos Aires, el lugar donde el Frente de Todos proyectará cada nuevo paso más allá del próximo año.

José Ferrentino es consultor en Comunicación Política.