Los seres humanos son de dos clases, o son tus hermanos en la fe o tus semejantes en la creación de Dios”. Con esta frase perteneciente a la tradición islámica, el papa Francisco fue recibido hace dos años en Irak. En la ciudad de Nayaf se realizó el histórico encuentro con el líder de la comunidad chiita Ayatullah Sistani, hacedor de paz en momentos tan difíciles como la guerra desatada por ISIS en territorio iraquí.
Este ha sido uno de los tantos viajes que, en estos diez años, ha realizado el papa Francisco para ponerse al encuentro del prójimo. Ya sea en el marco de un diálogo ecuménico o un diálogo interreligioso o simplemente en lugares donde azota fuertemente la guerra, el hambre y la desigualdad, el Papa se hace presente mostrando que la Iglesia que vino construyendo durante estos años es una Iglesia que busca salir, dialogar, acoger, pero también animarse a pedir perdón.
El papa Francisco vive y muestra el Evangelio de una manera directa, sin rodeos, es lo que nos ha mostrado todo este tiempo: la palabra en acción.
Durante sus diez años de pontificado realizó cuarenta viajes internacionales en los que visitó diez países africanos, dieciocho asiáticos, veinte europeos y doce de toda América entre el Norte y Sur. Convocó al jubileo de la misericordia, también realizo tres sínodos: de la familia, de los jóvenes y de la Amazonía. Ha publicado ya tres encíclicas, escritas en claro diálogo con diversos referentes: su antecesor Benedicto XVI (Lumen Fidei), el patriarca de la Iglesia ortodoxa Bartolomé (Laudato Si’) en un signo de diálogo ecuménico y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb (Fratelli Tutti) en diálogo fraterno con una de las religiones más numerosas del planeta como es el islam.
En esta última encíclica se puede ver expuesta su ardua labor en construir un verdadero diálogo interreligioso que tenga como fin igualarnos como seres creados por un Dios Único siendo distintos, pero hermanos entre sí. Inspirada en sus diálogos con Ahmed el Tayyeb; Fratelli Tutti nos habla a todos como humanidad, sin distinción de religiones, etnias o ideologías. Nos llama a reflexionar sobre el verdadero sentido de nuestras vidas, de nuestro ser y estar en el mundo, pero por, sobre todo, nos habla de la dimensión comunitaria de nuestra existencia. Para Francisco, en tanto humanos, tenemos la necesidad y la obligación de construir una identidad conjunta, más allá de nuestra identidad religiosa. Necesitamos habitar sana y sabiamente nuestra casa común, llenando el vacío que nos une a través del servicio, la solidaridad, la empatía y el diálogo.
Durante estos diez años, por sobre todas las acciones que llevó a cabo el papa Francisco me gustaría destacar su acercamiento a líderes de otras Iglesias cristianas, pero también de otras tradiciones religiosas, especialmente líderes musulmanes. El acercamiento del papa Francisco con el islam nos ha invitado a cruzar todas las fronteras imaginarias que nos separan y nos han separado históricamente.
Con su visita a tierras hoy azotadas por la violencia extremista pero también por la indiferencia generalizada, el papa Francisco afirma la inmensa misericordia de Dios, lejana de toda hipocresía o violencia en Su nombre.
Como musulmana, encuentro en los actos del papa Francisco las palabras escritas en el Sagrado Corán y que me invitan a pensar una humanidad toda, unida en la diversidad:
“Y entre Sus signos está el haberos creado de tierra. Luego hecho hombres, os diseminasteis”. “Y entre Sus signos están la creación de los Cielos y de la Tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ello signos para los que saben (Sagrado Corán 30:20-24).
Este 13 de marzo cumplirá diez años un Papa siempre atento a las necesidades de la sociedad global, un Papa que mira con especial cariño al cuidado de nuestro planeta, un Papa austero, que escucha y promueve la escucha de todos, un Papa entrañablemente latinoamericano que en este camino también ha encontrado sus detractores, sin embargo nos ha invitado a transformarnos a nosotros mismos a través de la solidaridad, la empatía, el diálogo, pero sobre todo nos ha invitado a poner la palabra en acción, una particular y efectiva forma de enseñar el Evangelio.
*Investigadora (UBA). Exdirectora del Centro de Diálogo Intercultural Alba de Buenos Aires. Actualmente consejera para Asuntos Interreligiosos de la Fundación de Periodistas y Escritores con sede en Nueva York, Estados Unidos.