El proyecto anunciado por el Gobierno para gravar las ganancias extraordinarias generadas por la invasión rusa a Ucrania tiene viejos antecedentes en la legislación argentina.
En 1943, el gobierno emergente del golpe militar del 4 de junio instituyó el impuesto a los beneficios extraordinarios, como complemento del entonces vigente impuesto a los réditos.
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En 1946, fue reemplazado por un impuesto sobre los beneficios no alcanzados por el impuesto a los réditos, que pasaría a denominarse impuesto a las ganancias eventuales.
Estuvo vigente hasta diciembre de 1973, cuando fue absorbido por el impuesto a las ganancias, junto con el impuesto a los réditos.
En 1976, una de las primeras normas dictadas por el gobierno militar fue establecer el impuesto a los beneficios eventuales. Estuvo vigente hasta 1990, cuando fue derogado.
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En la legislación internacional, por otro lado, el llamado “windfall profits tax” ha estado destinado a gravar especialmente las ganancias extraordinarias de la industria petrolera.
Por ejemplo, rigió en los Estados Unidos entre 1980 y 1988, sobre los beneficios extraordinarios generados por el aumento en los precios del petróleo, tras la revolución iraní de 1979.
En la actualidad, existen en el Congreso de ese país varios proyectos para restablecerlo, luego del incremento registrado por los hidrocarburos debido al conflicto europeo.
* Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano.