OPINIóN
Coronavirus

Distancias y después

Cómo sortear las lejanías y recuperar ese estar de los cuerpos en comunidad, lo que, con la palabra, nos permite ser humanos.

Reloj
Reloj | Pixabay

Acerca de ciertas ideas e imágenes (en borrador) sobre las cuales ensayar en torno a una aflicción común: cómo sortear las lejanías y recuperar ese estar de los cuerpos en comunidad, lo que, con la palabra, nos permite ser humanos. Y los territorios elegidos para este intento fueron la memoria, el trabajo, la educación de los pibes y las pibas, y la labor universitaria; aunque pudieron ser otros.

Memorias: siempre me resultó doliente el uso maníaco de las metáforas futbolísticas; sin embargo puede haber excepciones. Cierta vez le oí comentar al fallecido y ex notable jugador Roberto Perfumo, que el fútbol estaba desapareciendo y que pronto sólo sería un espectáculo distante, a ser visto por TV.  Anticipaba durante el lejano Mundial México ‘86 que dudaríamos acerca de si lo que vemos es realidad o tan sólo una representación.

Diez años después, un jefe tribal de Sierra Leona, en África, me preguntó si nosotros, los blancos, siempre creemos en lo que se ve por televisión. Y hace escasos meses, la última vez que los abracé, mis sobrinos se zambulleron en un partido del Barcelona por la tele; o eso creí, porque en realidad lo estaban jugando ellos mismos desde una play station, que le dicen.

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Coronavirus y los espejismos sobre un mundo mejor

La teleplusvalía: la pandemia aceleró en nuestro país y en el llamado mundo periférico una modalidad de trabajo que venía desarrollándose desde hacía tiempo en las economías centrales o dominantes, aunque hasta los especialistas más entusiasmados admiten que por largo tiempo aún sólo será aplicable a las labores que se registran en el área de los servicios.

Además, como en el caso argentino, si lo que se impone en forma crítica es la informalidad -para la OIT el 60 de la masa laboral mundial se encuentra en esas condiciones-, entonces el zarandeado teletrabajo parece más tema para un serie de la omnipresente Netflix que dato de la vida constatable.

Pero parece que, una vez más, las grandes empresas estratégicas convierten a todo en ganancias, incluso a las pandemias. Y que el teletrabajo y plataformas digitales -síntomas de nuestras distancias- son tendencia.

Unos breves ejemplos. Las más grandes corporaciones de la alimentación y los agronegocios por un lado, y de TICs por el otro, obtienen hoy beneficios siderales.

 

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Microsoft diseñó programas para digitalizar el trabajo en el campo y varias empresas digitales e industriales, como John Deer, operan en conjunto para la recolección de datos sobre suelos, siembras y clima.

Cargill, ADM, Cofco, Bunge, Louis Dreyfus y Glencore desarrollan plataformas de tecnologías e inteligencia artificial para automatizar el comercio global de granos.

Walmart compró la inmensa cadena de ventas electrónicas Flipkart, en India, y Carrefour acordó con Google para impulsar ventas de comestibles en línea.

Supermercados Monoprix de Francia, se alió con Amazon. Y Alibaba y Tencent, de China, disputan por el control del gigantesco mercado de ese país.

En abril de este año, en el epicentro calendario de la pandemia, Amazon reconoció 24 mil millones de dólares en ganancias y Nestlé ocho mil millones.

La cuarentena de los niños y adolescentes vulnerables

Así lo revela un reciente informe del Grupo ETC, de Canadá, Estados Unidos y México, dedicado hace 25 años al estudio crítico de los negocios agroalimentarios.

En todos los casos, se admite que el pasaje de nutridos contingentes de trabajadores hacia la modalidad teletrabajo, con el consiguiente achique de los llamados costos laborales, por bajas de salarios y otras cargas, es decisivo para el engrose de las arcas empresarias.

Extrañan a sus amigos: “los niños han echado de menos a sus compañeros y han acabado hartos de deberes. Cuando empecemos de nuevo, deberemos inventar otra escuela", decía hace poco a un medio español el italiano Francesco Tonucci, uno de los pedagogos contemporáneos más relevantes, al exponer sobre la escuela en pandemia y aislamiento social.

Su colega francés Philippe Meirieu apunta en el sitio del Movimiento Cooperativo de Escuelas Populares: “todo el mundo está de acuerdo en que habrá un antes y un después, pero nadie sabe de qué estará hecho ese después”; y gloso: cuando sanemos las heridas de las distancias.

Silvia Dubrovsky, entre las más destacadas especialistas en educación de nuestro país, se manifestó en sintonía con las miradas del italiano y del francés y comentó: “la pandemia exhibió en forma cruda las desigualdades que afectan nuestro sistema educativo; respecto de esta etapa yo hablo de tres ejes para organizar la actividad en las escuelas: sus tiempos, los necesarios para garantizar que todos y todas aprendan de la mejor manera; la voz de los pibes, oírlos es esencial; y definir si se privilegian los contenidos o el vínculo con el deseo por el saber”.  

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Y añadió: “el regreso -otra vez gloso: la sanación de las distancias -va a generar algo diferente a lo anterior, pero habrá que ver cuánto de eso diferente se puede capitalizar para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Si lo diferente se reduce a cambiar los horarios de los recreos para que no se junten los chicos, entonces estaremos impulsando algo inútil desde el punto de vista educativo. Nuestro formato escolar es de finales del siglo XIX, rígido y excluyente. Estamos ante la posibilidad de repensarlo en función y sustituirlo por otro en el que niños y niñas puedan estar en la escuela y disfrutarla: hay que desarmar la lógica injusta, excluyente y expulsiva de nuestras escuelas”.

Volveré a pisar la Facultad nuevamente: “las universidades públicas han puesto a disposición del Estado todas sus capacidades para enfrentar la pandemia. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, una veintena de centros académicos movilizaron a 40 mil docentes para darle clases a distancia a más de medio millón de estudiantes”, sintetizó Florencia Saintout, quien preside el hoy estratégico Consejo de Coordinación con el Sistema Universitario y Científico, organismo que depende del gobierno bonaerense.

“Algunos de los tantos ejemplos que nos hablan acerca de lo que realizan las universidades públicas: La UNLP, el CONICET y otros centros elaboran ventiladores mecánicos de bajo costo. La UNSAM produce respiradores y dispositivos para  la protección de transporte y corporales; trabaja también en el desarrollo de una vacuna contra el COVID 19. La UNGS produce máscaras en impresoras 3D, que distribuye en organizaciones sociales de su región. La UNLA fabrica kits sanitarios. La UNLZ trabaja en un prototipo de respiradores artificiales”. Así lo destacó la también legisladora y ex decana de Periodismo de la UNLP.

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Para cuando sanemos nuestras distancias, la misma Saintout sintetizó: “El desafío sigue siendo cambiar el mundo, para que deje de ser un lugar injusto, y para eso es necesario el fortalecimiento del sistema científico y universitario. Y para mí, un profesor más de aquellos 40 mil, ese sueño requiere, al menos, de un presupuesto.

El de volver a pisar los pasillos y las aulas de mi Facultad nuevamente.

 

 

 

* Periodista, escritor y docente. Doctor en Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Profesor Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito y Violencia, en la maestría Comunicación y Criminología Mediática, de la misma unidad académica.