Las imágenes fueron tristes. En pleno esfuerzo respetando el aislamiento social, preventivo y obligatorio, hubo una fotografía que fue repudiada por todo la prensa: las personas mayores aglomeradas en los bancos para cobrar sus jubilaciones, a principios del mes de abril. Lejos de aquella imagen distante, todavía se continúan viendo a los adultos mayores haciendo extensas filas en las afueras de los bancos para efectuar el cobro de sus pensiones, con las inclemencias climáticas, propias de la estación que estamos atravesando.
Pese a ello, si alguna consecuencia positiva ha traído toda esta locura en la que estamos viviendo, desde la irrupción del coronavirus en nuestro país, fue la concientización y el deber de tener que cuidar y respetar a nuestros adultos, que tanto aporte han hecho por nuestra sociedad. En ese sentido, pese al entendible hastío que pueda generar, es merecido reconocer el trabajo que se está efectuando sobre ellos, desde diferentes jurisdicciones, como por ejemplo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pese a ser una de las poblaciones que mayor riesgo tienen frente al Covid-19, junto a personas con enfermedades preexistentes, los adultos mayores también han estado siendo víctimas de otra problemática de la que ya hemos escrito en otras ocasiones: las fake news.
Prorrogan el trámite de "fe de vida" de jubilados para cobrar haberes
Este segmento etario ha sido el más afectado por las campañas de noticias falsas y desinformación que circulan a través de las redes sociales y WhatsApp, tanto en tiempos electorales como también ahora, en tiempos de crisis. Estudios a lo largo y ancho del planeta dan cuenta de ello, desnudando que son quienes mayor probabilidad tienen de compartir este tipo de contenido informativo, como también son el target objetivo de quienes crean las fake news, junto a los adolescentes. Bien vale recalcar este aspecto porque las generaciones más jóvenes, que se puede llegar a presumir que son más astutas para la detección de este tipo de noticias, también están teniendo inconvenientes para diferenciar información verídica de falsa.
Asimismo, un estudio del año pasado revelado por la revista científica Science Advances da cuenta que “los adultos mayores tienen una tendencia siete veces mayor a compartir noticias falsas”. Si bien hay varias teorías respecto de los motivos que llevan a esto, como puede ser el desconocimiento sobre ciertos temas digitales, posiblemente pueda ser un tema de tradición respecto del fuerte apego al valor y la credibilidad de la palabra escrita que los lleve a compartir dichas informaciones. También, es válido señalar que dichas noticias tienen una característica común que es la empatía con el contenido informativo, es decir, que suelen difundirse noticias -más allá de si son verdaderas o falsas- con las que sienten algún tipo de apego ideológico o político, por citar dos ejemplos.
Hablemos de coronavirus, en su justa medida y armoniosamente
En ese sentido, para tratar de abordar más esta problemática, está trabajando un estudio del Proyecto Desconfío que busca difundir el impacto de la desinformación en medios y redes por parte de los adultos mayores, quienes incurren en el consumo de mensajes engañosos en gran parte por el desconocimiento de recursos para detectarlos. La iniciativa es toda una novedad, no solo a nivel nacional sino también en el plano regional, dado que no existe aún un estudio que aborde este aspecto desde un plano cualitativo y que tiene como objetivo elaborar una guía de buenas prácticas que pueda servir para acompañar futuras capacitaciones a dichas personas.
Debemos llegar a consensos básicos para combatir la información maliciosa
Hay algo en lo que todos los actores políticos y también la ciudadanía en su conjunto deben estar de acuerdo y es el repudio al destrato que padecen los adultos mayores, esas personas que han dado todo por nosotros y a quienes debemos devolverles todo el esfuerzo realizado, desde el respeto y la protección de sus derechos. Más aún en esta complejo momento. Capacitarlos en materia de desinformación es una buena manera de emanciparlos del engaño de las fake news y un modo concreto de brindarles las herramientas para su cuidado que, después de todo, no solo es una muestra de reconocimiento a su invaluable contribución sino que también nos fortalece como sociedad.