#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro
— Mirá, vamos a hacer un pasado de la economía, futuro de la economía, la política, vos en lo particular en la política. Así que vamos a ir por tramo. Larguemos con el pasado de la economía y vamos a hacer una especie de balance del 2016. Cambiemos asumió con un plan de crecer en el 2016 1% y en 2017 4, terminó decreciendo en el 2016 2, creciendo 3 en el 2017, de punta a punta tenemos una diferencia de 4%. ¿Era el resultado de que las estadísticas que existían en el momento en 2015 antes de asumir no mostraban la gravedad de la situación? ¿Es resultado de que Brasil tuvo una performance peor? ¿A qué atribuís esa diferencia entre lo que se había pronosticado y lo que terminó siendo?
— No, primero el pronóstico es una guía, una cosa es ser pronosticador profesional y otra cosa es ser un actor que fija las políticas económicas. Entonces el pronóstico tiene el valor de marcar un recorrido y nosotros más allá de los números lo que dijimos fue, entendemos que el 2016 va a ser un año muy complejo, en el que tenemos que ordenar 12 años desaciertos, sobre todo los últimos ocho de Cristina Kirchner, y que entonces, inexorablemente teníamos que invertir energías en la primera mitad del año y siempre dijimos que en la segunda mitad del año se empezaba a ver la salida de la recesión. Una recesión que primero que nada hay que aclarar que empezó...
— En el 2015.
— En el 2015. Depende de cómo la mires, podés decir que los últimos dos trimestres del 2015 ya había empezado la caída y eso fue lo que nosotros dijimos y después bueno, los números son lo que tengan que ser y hay otros factores que vos no podés prever en el momento en que estás marcando la guía, pero lo que sí sucedió fue eso mismo que dijimos. Tuvimos dos trimestres de caída, una caída importante en la actividad económica, el tercer trimestre del 2016 ya mostró estabilidad, una pequeña suba, es lo que te dice el INDEC y desde entonces llevamos cuatro trimestres consecutivos de crecimiento, inclusive el que está por terminar ahora en septiembre, todo indica que es un quinto trimestre de crecimiento. Entonces me parece que eso era el mensaje central que nosotros queríamos dar y eso se cumplió. Después hay otras particularidades que me parece que no están en la discusión. Pero, por ejemplo, nosotros tenemos un indicador que pocos países tienen que es el PBI mensual, el PBI mensual es un poco más volátil que el PBI trimestral, pero te permite captar mejor los cambios de tendencia, porque pueden suceder dentro de un trimestre.
— Y en ese caso desestacionalizado.
— En ese caso desestacionalizado, lo publica el INDEC, lo podés ver, tiene allí incluso una manera de sacarle el ruido y sacarle el ciclo, entonces te muestra la tendencia, pero ahí hay una particularidad, que, por ejemplo, si vos mirás el nivel del EMAE en diciembre del 2016, es el mismo nivel que en diciembre del 2015. ¿Qué te quiero decir con esto?
— Que hubo una U.
— Que hubo una U y esa U, la verdad que en el arranque quizás no la esperábamos, no la esperábamos. Es cierto, no esperábamos una caída tan fuerte en la primera mitad, pero nos sorprendió también la fuerza con la que se recuperó la economía en la segunda mitad. Otra particularidad, el nivel de diciembre del 2015, además de ser igual al de diciembre del 2016, es igual al de diciembre del 2011. ¿Qué te quiero decir con esto? Durante los cuatro años de Cristina, no hubo crecimiento, no hubo crecimiento. En ese segundo mandato de Cristina, tuviste dos recesiones, las dos recesiones fueron, la primera más profunda que la del 2016 y la segunda exactamente igual. La sensación térmica era otra, coincidirás conmigo, ¿no es así? O sea, la sensación térmica del 2016 dejó la idea de que esto era peor que las dos recesiones inmediatamente anteriores, y digo inmediatamente anteriores porque había memoria de este fenómeno. Y yo creo que mucho tiene que ver ahí la otra decisión muy valiente del presidente Macri que fue sincerar las estadísticas. Nosotros trabajamos siempre con la verdad, dijimos siempre la verdad, no ocultamos. Entonces, ¿qué pasaba? Con el INDEC anterior, por lo menos de los formadores de opinión, lo único que tenías era el INDEC, no tenías la realidad. Por supuesto la sensación térmica es lo que siente el consumidor, es lo que siente el ahorrista y demás, pero en la discusión, los números distorsionados, el relato, que no era solamente la actividad económica sino también la inflación. Vos escuchás hoy a los kirchneristas todavía quejándose de una inflación, porque claro, hacen la comparación con los números que ellos habían truchado y que les daban 10%, cuando todos sabíamos que era un 30%. Entonces esto también es parte del desafío, nosotros no solamente encaramos lo que había que hacer, sino que al mismo tiempo sinceramos las estadísticas, entonces la discusión fue... o si querés, la realidad fue más descarnada porque dijimos la verdad. Pero bueno, ese es un valor del presidente Macri que todos creemos que fue valioso y que hoy está empezando a madurar. Lo ves por ejemplo en la discusión presupuestaria. Hoy tenemos el segundo ejercicio de discusión presupuestaria, basado en parámetros verdaderos. Si yo comparo el desenlace del 2017, con lo que nosotros pusimos en el presupuesto en septiembre del año pasado, y bueno, es la primera vez, no sé, en 15 años, que los ingresos son muy parecidos a lo que pronosticamos, que la actividad económica es muy parecida a lo que pronosticamos y eso también da una certidumbre que no tenía.
— Respecto de la diferencia de gradualismo fiscal y si vos querés menos gradualismo en términos monetarios, ¿cuál es tu reflexión en ese punto? ¿Se podría haber sido gradualista también en términos monetarios y ser más sincrónico en ambos aspectos? ¿Era imposible serlo?
— A ver, yo siempre defendí el gradualismo en lo fiscal que era lo que nos tocaba a nosotros. Con algunos matices, no sé si te referís a esto cuando decís monetario, la salida del cepo no podía ser una salida gradual, por definición, no puede ser una salida gradual. Reconocer que tenés un problema cambiario, que tenés un atraso del tipo de cambio, que tenés una cantidad de controles y que no los vas a eliminar ahora, sino que los vas a eliminar dentro de un año, bueno, el mercado se adelante. Entonces, no hay una salida gradual de un control de cambio, del cepo o de las cosas que hicimos en los primeros meses, pero el foco, el foco mío en el ministerio y te diría que incluso un poco antes, porque si vos te acordás, yo, me invitan a la campaña, sobre el final, me sumo a la campaña de Cambiemos sobre el final, cuando la decisión del equipo de estrategia política de campaña de Cambiemos, fue con este discurso económico, el anterior, no vamos a ganar las elecciones. Y yo le aportaba a Cambiemos la posibilidad y la credibilidad de un gradualismo en lo fiscal. El gradualismo en lo fiscal tampoco tenía otra alternativa porque nosotros asumimos con varias restricciones que había que atender. La primera, la social, una pobreza de más del 30%, la segunda y hay otras, pero yo diría las dos más importantes, la restricción política, nosotros no teníamos mayoría en ninguna de las dos cámaras, en el Senado incluso teníamos apenas un cuarto. Entonces no había otro recorrido posible que no fuera el gradualismo en lo fiscal. Y yo creo que ese gradualismo seguramente contribuyó a ganar las elecciones presidenciales.
— Lo que vos dijiste, el ganador fue el gradualismo, en tu conferencia reciente.
— Y, yo estoy convencido de eso, porque, a ver, no lo puedo demostrar porque no tenemos el contra fáctico, pero no tengo ninguna duda de que si la política fiscal hubiera sido más dura, hoy no estaríamos celebrando el resultado de las PASO. Y te agrego algo que a veces nos olvidamos. El gradualismo además de gradualismo tiene que ser pragmático y tiene que estar montado sobre una visión de sentido común. ¿Por qué digo esto? Nosotros planteamos unas metas fiscales al inicio del gobierno, en enero del 2016 y en línea con lo que me preguntabas antes, las metas tienen que ser guías, si la realidad cambia vos tenés que ajustarte a esa realidad sin renunciar a la tendencia, a la dirección.
— A la dirección.
— Y fijate qué interesante, porque nosotros cuando elevamos el presupuesto 2017 al Congreso, corregimos la meta fiscal. Nosotros para este año, en el esquema original teníamos una meta del 3,3% de déficit y cuando vamos al Congreso decimos no va a ser 3,3, va a ser 4,2 y va a ser 4,2 por una razón muy sencilla y muy pragmática y es que en estos nueve meses de gestión, se aprobaron leyes que modifican el cálculo, la Ley de Reparación Histórica, la ley de apoyo a través de exenciones impositivas a las PyMes, la ley de devolución del IVA a una franja vulnerable de la población. Todo eso nos daba más o menos un punto del producto de déficit. Fijate lo que hubiera sido, Jorge, si nosotros nos abrazábamos a la meta como un dogma, con el fanatismo de los que miran la meta como si fuera un dogma y hubiéramos dicho: "no, no, hay que mantener 3,3". Yo creo que tampoco ganábamos las PASO. Entonces no es solamente el gradualismo impuesto por la realidad, sino también es el pragmatismo del político que mira más allá de eso.
Leé la entrevista completa de Jorge Fontevecchia acá.