— Usted nació en el 57. Trate de imaginarse un ratito si hubiera nacido en el 77, como Máximo Kirchner. ¿Sería dirigente de La Cámpora?
—Empecé de muy pibe.
—14 años.
—Sí, tengo 64. Hace cincuenta años. Mi padre era muy peronista.
—Su segundo nombre es Domingo.
—Nací el 9 de enero del 57, mi padre me quería poner Juan Domingo y mi madre, Aníbal Alberto, como sus dos hermanos varones. El fallo salomónico fue Aníbal Domingo.
—¿Sus hijos también son peronistas?
—Todos. Mi hijo mayor, que tiene 37 años, es pediatra y peronista. No tan militante, pero dispuesto a la colaboración. Y mi hija, que es periodista, María Pilar, tiene 25 años. Es muy peronista también.
—Su tuit fijado es un video de Eva Perón en el que ella dice: “El peronismo no se aprende ni se proclama, se comprende y se siente. Por eso es una convicción y es fe”. ¿Cómo explicaría ese sentimiento?
—Respeto por los trabajadores, columna vertebral de su movimiento. Recordarlo como movimiento, no como partido, entendido como herramienta electoral. Un movimiento en el que los trabajadores ocupan el lugar fundamental. Además, en el que la mujer ocupa un lugar fundamental desde hace mucho tiempo. Ahora, de manera más clara y contundente. Tampoco le quito valor a lo emocional.
—Sus últimos tuits tienen mucho mensaje del papa Francisco. ¿Hay asociación entre el peronismo, la doctrina social de la Iglesia y esa fe?
—Siempre lo hicimos. Mater et Magistra, Populorum Progressio. Encíclicas que tuvieron que ver con la constitución y el pensamiento del peronismo propiamente dicho.
—Usted pone “ricotero”. ¿Ser ricotero también es una definición metafísica? ¿Es algo que se siente?
—Perdí mucho tiempo en la política hasta darme cuenta de que no tenía recuerdos con mi hijo. Cuando tendría 12 años, empecé a buscar qué me podría unir. Éramos los dos de Quilmes, no pasaba por ahí. Estaba la música. Yo no entendía nada. Empecé de a poquito a aprender y me gustó. Mi condición de ricotero va más allá de mi hijo. Pero nos satisface a los dos tener canciones que unifican. La ventaja que tienen las letras del Indio Solari es que son de metáfora libre. En Etiqueta Negra, dice: “No hubo caricias para su celo moro”. ¿Qué le sugiere?
—Nada. Supongo que a usted sí.
—Otelo era el moro de Venecia. Allí hay una simbología.
—¿Qué le sugiere?
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—El “celo moro” para mí es eso. Pero, ¿esas 500 o 600 mil personas del último recital lo interpretan igual? La metáfora es libre.
—¿Esa polisemia es comparable a la que Ernesto Laclau ve en el peronismo?
—El peronismo está plagado de intereses. El Indio, no.
—Hay una frase de Perón que es “peronistas somos todos”.
—Hay una nota muy buena que le hace Sergio Villarroel, un periodista inmenso. Cordobés. Allí Perón grafica lo que representa. Habla de un abanico muy amplio, y que por esa razón la izquierda no tiene tanta presencia en este país, Eso se fuga a alguien que está teniendo muchas razones de ser en sus posiciones políticas, que discuten o rebaten banderas de otros. Es imposible no verlo.
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