—¿Cómo será la renovación dirigencial del peronismo?
—No tengo un mal concepto de La Cámpora. Quizá no comparta con ellos muchas cosas, pero no tengo mal concepto. Ahí se está formando parte de la dirigencia futura. Si se busca la página de su instituto, hay una gran cantidad de cursos que se dan. En el PRO también hay un instituto que está gestando dirigencia nueva. El radicalismo también tiene. Algunos dirigentes están cuestionando paradigmas negativos. La vez pasada, en un almuerzo, hace un par de años, un dirigente joven del radicalismo me reconoció que el gobierno de Marcelo T. de Alvear fue mucho mejor que el de Hipólito Yrigoyen. Y es cierto.
—En un reportaje de esta serie, Miguel Ángel Pichetto dijo que los jóvenes de La Cámpora evolucionarían como socialdemócratas. ¿Comparte esa visión?
—No. La evolución sería el peronismo.
—¿El peronismo y la socialdemocracia no tienen punto de contacto?
—Por ahora no, que yo sepa no. El peronismo es casi una socialdemocracia argentina, pero es otro tema.
—Guillermo Moreno dice que Alberto Fernández es socialdemócrata y no peronista.
—Nunca tuve un peronómetro para decir “este es peronista, este no es peronista”. No lo tuve. En la Argentina no se puede prescindir del peronismo, de ninguna manera. Eso es lo que le quiero decir. No sé si habrá una modificación ideológica o táctica o estratégica. Durante el gobierno de Menem se empezó a hablar del menemismo. Pocas semanas después de dejar el gobierno, escribí un artículo que se llamaba “El menemismo no existe”. Sostenía, y sostengo, que era peronismo. La táctica de decir que alguien era menemista implicaba castigar a los hombres que colaboraron con el presidente Menem.
—¿Lo mismo sucede con el kirchnerismo?
—Hay un reportaje a Cristina Kirchner en el que dice: “No soy kirchnerista, soy peronista”. Esas divisiones son contrarias al requisito fundamental del éxito peronista, que es la unidad.
—Entonces en ese contexto, y para recordar aquel reportaje, podríamos decir que el menemismo y el kirchnerismo eran puramente peronistas, por más que a mucha gente le parezca contradictorio.
—Exactamente. Y no era contradictorio.
—Cada uno interpretó la época.
—Interpretó su época, algunos mejor, otros peor.
—Hagamos un “acordatio termini”. Cuando se habla de socialdemocracia, se alude a un partido que busca la justicia social. Un partido institucional republicano, no movimientista, no personalista. ¿El peronismo va en ese sentido?
—El peronismo tiene una tradición muy fuerte de liderazgo. Se alinea detrás de un líder, cuando existe. No es que va a evolucionar. Nosotros fuimos muy respetuosos de las instituciones. Se habla sobre los votos de la Corte de la época de Menem. Solo un 20% de veces votaron juntos.