El economista argentino Manuel Trajtenberg, uno de los artífice de la lucha del Estado de Israel contra la hiperinflación, dice sentirse desilusionado porque Argentina no supo controlar la inflación pero cree ese problema podría encontrar una solución después de la crisis actual causada por la pandemia del coronavirus, que afecta directamente a nuestro país (Ver video).
"Argentina me produce una desilusión al respecto", dijo al ser entrevistado por el periodista Jorge Fontevecchia para Periodismo Puro. "Me pregunto cómo puede ser que sea así. Los argentinos somos buenos, somos inteligentes, no es esa la causa ni la explicación. ¿Cómo puede ser que estemos así? El coronavirus sí puede producir ese efecto en la Argentina. Te voy a decir por qué. Porque el coronavirus trasciende a la gente que vive en Buenos Aires".
Trajtenberg pone como ejemplo al Reino Unido, donde "está enfermo hasta el príncipe Carlos" y "hay gente de las elites que están afectadas". "Si desgraciadamente se expande va a haber problemas sanitarios que lleguen a todos los sectores. Hay algunos que van a sufrir más, pero todos van a sufrir. Cuando hay paro, todos paran. Ese shock puede generar conciencia de cuán interdependientes somos: te puede contagiar tanto a vos como a tus vecinos. No hay nada que ejemplifique tanto la interdependencia de la sociedad".
"Lo mejor que podemos hacer es juntarnos, para llevar adelante los cambios necesarios", afirma.
—¿El coronavirus es una oportunidad, dentro de la desgracia?
—Uno de los factores cruciales para que Israel haya podido sobreponerse a la hiperinflación fue el hecho de que las medidas fueron tomadas por un gobierno de unidad nacional. El mecanismo que hace fallar cada vez a los planes económicos es simple. Si la inflación está entre un 30% y un 50%, hay que tomar medidas que van a doler. Entonces, los políticos las posponen. Piensan que si las aplican el gobierno puede caer. Entonces, se entra en una rueda de la que es imposible salir. Así es como se establece una rueda política y social. Para eso fue importante hacer cambios en las instituciones de gobierno. Lo que ocurrió en Israel fue que se creó una unidad de comando, de jóvenes completamente dedicados al bienestar económico y social del país. Esos programas llevan más de diez años en marcha. Y tienen control muy grande de los presupuestos, a tal punto que los ministros admiten este control, porque ellos saben más que uno. Pero hace falta tener un grupo profesional joven, sin intereses previos, más mucho control de los presupuestos en las partes claves de la política económica de gobierno. Los ministros no salen de esa premisa.
—Mauricio Macri tuvo esta idea de unos “controllers”. Nombró dos vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, para que los ministros no se salieran del presupuesto. Y no funcionó. El problema antes del método para frenar el gasto es la cohesión social. No hay forma de que alguien pueda hacerlo solo. Sin la cooperación del otro, nadie tendrá éxito.
—Absolutamente. Estoy completamente convencido de eso. En la ida y vuelta de esta parte del mapa político, no se puede llegar a un equilibrio de políticas económicas sanas a largo plazo. Seguí de cerca la gestión Macri y cómo se iba cayendo, y me ponía mal. Lo que incidía allí era la polarización.
—Macri fomentó la polarización creyendo que lo mantendría en el gobierno. Los políticos que usan la polarización terminan siendo víctimas de ella. Israel es también una “startup nation”. Muchos afirman que en Israel ese ánimo innovativo venía de las fuerzas armadas. La necesidad de defenderse demandó mucha creatividad. También se afirma que produjo injusticia social porque solo un 10% de la población de Israel gozaba de esos beneficios. ¿Cómo modifica el coronavirus esa idea de “startup nation”?
—Hace años que estoy empezando a ver que el tema de la desigualdad en Israel llegue a la conciencia de los políticos. No se puede negar el hecho del crecimiento económico de Israel, que la macroeconomía creció constantemente en los últimos veinte años, especialmente desde 2002 o 2003. No se puede negar eso. Pero la gran paradoja es que el éxito macroeconómico no se manifestó en un bienestar nítido de la gente en general. Lo que ocurrió es que desde el gobierno se ha ido disminuyendo el rol del Estado en los servicios más importantes: la salud pública, la educación, la vivienda, el transporte. No sucedió en forma absoluta, sino en forma gradual. La gente joven percibe que le cae más en su bolsillo todo ese proceso. Tiene que gastar más para esos servicios, en los que el gobierno redujo su participación. Eso no puede seguir así. Es cierto que tenemos un 10% de la economía del país bajo el concepto de startup nation. Es algo increíble, realmente increíble. Tengo una hija que vive cerca y cuando la visito veo que crece en el contexto de un hogar increíble. Pero pienso que la situación del coronavirus va a tener un efecto. El sistema de salud pública de Israel está organizado de una manera muy buena. Hay muchos países cuyos gobiernos disminuyeron su participación en el gasto de salud en búsqueda del equilibrio fiscal. Entonces faltan camas en los hospitales. El sector privado subió mucho. Eso crea desigualdad. Hay que volver a que el gasto en salud pública sea del nivel más alto que se pueda. Se precisa dar anuncios igualitarios a toda la sociedad. Entre las cosas inevitables está el coronavirus. Lo mejor que podemos hacer es juntarnos, para llevar adelante los cambios necesarios.