Horacio Ramón Decurgez vivía solo en el barrio porteño de Palermo. Tenía 91 años y, por su edad, pocas veces se quedaba solo. Lo cuidaban dos personas: una mujer a la mañana y un joven de 38 años a la noche. Cuando el domingo lo encontraron asesinado a golpes, los investigadores comenzaron a indagar en su círculo más cercano.
La principal pista indica que fue asesinado en medio de un robo y que alguien conocido participó o al menos aportó información clave. El o los autores sabían que el hombre guardaba una importante suma de dinero en una caja fuerte, que casualmente estaba abierta y vacía cuando los detectives comenzaron a revisar el lugar.
El crimen fue descubierto este domingo a la madrugada cuando el encargado del edificio, ubicado en la calle Fray Justo Santa María de Oro al 2700, advirtió que salía humo del departamento del quinto piso, donde vivía Decurgez.
Los bomberos controlaron rápidamente el incendio y enseguida encontraron el cuerpo sin vida del jubilado. Su ropa tenía manchas de sangre, primera señal de que algo fuera de lo normal había ocurrido.
Como no hallaron signos de violencia en la casa, los investigadores sospechan que Decurgez conocía a su victimario. La principal sospecha apunta a la persona que lo cuidaba en el turno noche, al que todavía no pudieron ubicar.
En las últimas horas, se avanzó en la toma de testimonios. Un compañero de trabajo del principal sospechoso declaró que intercambió unos mensajes con el acusado y que éste le confesó que había matado “sin querer” a Decurgez.
Los pesquisas saben que el cuidador estuvo con la víctima en las momentos previos a su muerte. El edificio cuenta con cámaras y personal de seguridad y nadie hasta el momento advirtió el ingreso de personas desconocidas.
Una de las hipótesis que manejan indica que el sospechoso golpeó al jubilado en medio de una discusión y que al darse cuenta de que lo había matado decidió prender fuego el lugar para borrar pruebas.
Una posibilidad es que Decurgez lo haya encontrado robando y otra es que antes de matarlo le pidió que le abriera la caja fuerte. Sobre el botín, los investigadores indicaron que el jubilado guardaba una suma de dinero estimada entre 300 mil y 400 mil pesos, aunque la cifra podría ser mayor porque los familiares más cercanos reconocieron que también guardaba dólares.
LN