POLICIA
ayer declararon jimena aduriz y franklin rawson

Desgarrador testimonio de los padres de Angeles en la Justicia

“No lo puedo describir, siento horror”, dijo la madre en referencia a tener enfrente al portero. El padre aseguró que su hija “trató de defenderse”. Galería de fotos

Dolor. Jimena Aduriz, visiblemente conmovida, salió ayer tras declarar por más de dos horas en Tribunales. Franklin Rawson fue acompañado por su actual pareja.
| Pablo Cuarterolo

“¿Qué siente hoy cuando ve a Mangeri con la imputación que pesa sobre él”, preguntó el abogado Pablo Lanusse. “No lo puedo describir, siento horror”, respondió Jimena Aduriz al tiempo que cruzaba su mirada con el hombre acusado de matar a su hija de 16 años. La mamá de Angeles Rawson fue la primera testigo en declarar en el juicio contra Jorge Mangeri, el portero acusado por el crimen.
Aduriz contó ayer que la última vez que habló con su hija fue por teléfono a las 8.10 de la mañana del 10 de junio de 2013, antes de que ella se fuera a su clase de gimnasia. “La llamé para recordarle que compre café porque no había más”, detalló.

Angeles debía regresar a las 21.15, pero no lo hizo. Más tarde, le confirmaron que no había asistido a su clase de inglés ni al colegio. “Cuando la empleada (Dominga Torres) me confirmó que no había visto a Angeles me desesperé. Ella era mi última esperanza”, les dijo a los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 9.
“Le mando un mensaje de texto a las 21.30, no contesta, y a las 21.40 la llamé al teléfono, el celular sonó, alguien contestó y cortaron, después daba apagado”, reveló. El aparato nunca apareció.
Jimena recordó cómo se enteró del hallazgo del cuerpo de su hija. Fue el 11 de junio alrededor de las 14, cuando su madre la llevó a su cuarto. “Al rato entró mi prima (Cecilia) con la cara desencajada y dijo que habían encontrado un cuerpo, que no estaba confirmado, pero tenía el uniforme del colegio. Salí y me di cuenta de que era ella porque escuché gritar a mi hijo Jerónimo. Me di cuenta de que era ella y me caí al piso”, relató entre lágrimas.

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Mumi apareció muerta en una cinta de separación de residuos de la Ceamse. Una junta médica  determinó que la nena murió por un doble mecanismo de asfixia y estrangulamiento, que había sido brutalmente golpeada y que presentaba lesiones compatibles con un intento de abuso.
Al día siguiente, la mujer concurrió a la morgue para reconocer el cuerpo. “Estuve con ella un ratito, acomodándole el pelo y dándole besos”, dijo.
El viernes de la misma semana declaró en la fiscalía de Paula Asaro, a cargo de la causa. A la salida, se cruzó al portero. “Yo estaba sentada en la escalera con mi mamá cuando llegó Mangeri con la señora. Mangeri era una cara amiga. Me dio el pésame. Le puse la mano en el hombro y le agradecí”, señaló.
Agregó que esa noche también declaró su hijo Jerónimo, quien al salir le dijo: “Fue Jorge, está hasta las manos”, porque algo había escuchado mientras él era interrogado.
También dijo que hasta un mes y medio antes del crimen del homicidio de su hija el encargado tenía llaves de su casa porque era “bueno, una persona respetuosa”.
Mientras la mamá de Angeles hablaba, Mangeri comenzó a quedarse dormido. Los periodistas en la sala no vislumbraron ninguna reacción ante el testimonio y las lágrimas de Aduriz.

“No era sumisa”. Ayer también declaró el padre de Angeles, Franklin Rawson. “No lo podía creer”, dijo a su turno. Lanusse le había preguntado qué sintió cuando se enteró de que habían encontrado ADN del portero bajo las uñas de su hija. “Todo lo negativo que puede sentir una persona lo siento ahora”, manifestó Rawson, que se quebró cuando su abogado le preguntó como era su hija: “Angeles era un sol. Una chica muy buena con sus amigos y con su familia. Fue el mejor promedio de todo el colegio. Una dulzura. No había nadie con quien se llevara mal”.

“¿Cómo cree que Angeles hubiese reaccionado si alguien la hubiera atacado sexualmente?”, quiso saber el abogado y Rawson contestó: “Se hubiese resistido. No era sumisa. Hubiera tratado de escapar y luchar”.

 

El edificio de Ravignani

Desde el 10 de junio de 2013, el edificio de Ravignani 2360, donde vivía Angeles con su familia, quedó sujeto a los devenires de la investigación del homicidio de la adolescente de 16 años.
Ayer los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 9 realizaron una inspección ocular en el  lugar, acompañados por los fiscales y abogados de la querella y la defensa. Todos recorrieron el hall de entrada, el sótano y la terraza, entre otros sitios de importancia para la causa.
Si bien la instrucción, a cargo de la fiscal Paula Asaro, no pudo responder el lugar exacto donde ocurrió el crimen, las cámaras de seguridad de los edificios vecinos mostraron a Angeles llegar al edificio. Allí, según la investigación, la joven habría sido atacada por el portero.
“¡Esa es mi hija!”, exclamó Aduriz en dos oportunidades, cuando a pedido de uno de los fiscales del juicio, Fernando Fiszer, se le mostró el video.
“Está con la ropa de gimnasia y el morral de los cuadraditos”, dijo al verla.
La comisión judicial visitó, además, el departamento en la planta baja de la familia Rawson y el octavo piso, que habitaban Mangeri y su mujer, Diana Seattone, hoy deshabitado.