POLICIA
imputado por doble homicidio

‘El Brujo’, la historia del narco que mandaba a matar al azar para sembrar el terror en Rosario

René Ungaro está detenido en el penal federal de Ezeiza. Sospechan que desde allí ordenó disparar contra “cualquiera” en una zona específica del sur de Rosario para generar temor en la sociedad y controlar un territorio que consideraba propio. En el ataque a tiros, concretado en julio de 2022, perdieron la vida una mujer y su hija, profesora de danza, que fueron alcanzadas por las balas cuando esperaban el colectivo. ‘El Brujo’, que ofrecía a los sicarios 30 mil pesos por cada víctima fatal, ya tiene condenas anteriores por otro asesinato y por narcotráfico.

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Ungaro, alias ‘el Brujo’, está preso desde 2010. | cedoc

Está preso desde el año 2010, pero no deja de sumar causas en su prontuario. Lo condenaron como autor del asesinato de un histórico líder de la barra de Newell’s y ahora lo imputaron como instigador de un doble homicidio, que ordenó desde la cárcel. Pero en la última audiencia se dejó al descubierto el perfil de un criminal sin límites: le atribuyen haber mandado a matar “a cualquiera” para “instalar el temor” en un barrio rosarino y a cambio ofreció 30 mil pesos por cada víctima fatal.

Lo conocen como “el Brujo”. Se llama René Ungaro y tiene 36 años. Está detenido en la Unidad Penitenciaria Federal de Ezeiza. Este jueves lo imputaron por los crímenes de Claudia Deldebbio (58) y su hija Virginia Ferreyra (32), ocurridos en 2022. Desde la fiscalía le atribuyen el rol de “instigador” y revelaron que desde su lugar de detención ordenó matar “a cualquiera” con una recompensa de 30 mil pesos por víctima.

“El Brujo” quería instalar el terror en el barrio rosarino y demostrar el control del territorio. Por eso le encargó a Nicolás Martínez, otro preso que estaba detenido en el penal santafesino de Coronda, que contratara gente para disparar en la zona de la Torre 11, en un complejo tipo Fonavi en el sur de Rosario. 

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Así fue como entraron en el plan criminal, según la acusación, Fernando Cortés y su hijo Lautaro, y otras tres personas que aún no fueron identificadas. Se dirigieron hasta la zona de la Torre 11 en un Peugeot 308 negro y con armas que Ungaro les proporcionó. Ahí empezaron a disparar contra los presentes. 

Claudia y Virginia, que esperaban el colectivo, fueron alcanzadas por las balas. La más grande de las mujeres murió en el lugar y la profesora de danza fue llevada de urgencia al hospital, donde perdió la vida el 24 de septiembre del año pasado. Sentado en una plaza, detrás de ellas, había un chico que terminó con una herida en una pierna. El ataque ocurrió en las calles Maestros Santafesinos e Isola a las 19.

Fue Martínez quien luego les pagó el dinero acordado a los sicarios que terminaron con la vida de la bailarina y su madre, informaron fuentes judiciales. 

“Según nuestra teoría del caso, no hay un móvil que conecte en forma directa el hecho de los atacantes ni de los instigadores contra las personas que resultaron víctimas directas del hecho”, explicó el fiscal Patricio Saldutti tras la audiencia imputativa, y continuó: “Creemos que la instigación estaba destinada a quitarles le vida a personas inocentes o a cualquier persona que se encontrara en ese lugar para infundir temor en los habitantes, en los demás operadores de la delincuencia de ese barrio y en la sociedad en general”.

El fiscal detalló que las pruebas contra estas cuatro personas se construyeron a partir de testimoniales (en esta causa y en otras que se “interrelacionaban”) y pericias a teléfonos celulares donde pudieron acceder a conversaciones entre los acusados.

Saldutti explicó que el objetivo de estas bandas es “un polirrubro y el objetivo final siempre es el lucro: obtener un beneficio económico. Por eso trabajamos junto a la Justicia Federal porque roza muy cercanamente la venta de estupefacientes y el control del territorio”.

La jueza María Chiabrera dio por acreditada la acusación fiscal y las imputaciones contra los acusados.

En la misma audiencia, también acusaron a Ungaro de haber ordenado un ataque a tiros contra el Centro Municipal Distrito Sur Rosa Ziperovich, ubicado en la calle Uriburu al 600.

Para este hecho también se había puesto en contacto con Martínez, detenido en Coronda, y este le encomendó la tarea a Fernando Cortés. 

Así fue como, once días después de balear a Claudia y a Virginia, Cortés agarró su bicicleta y una pistola calibre 9 milímetros. A las 20.45, se acercó al Distrito Sur, dejó una nota y disparó seis tiros contra el frente del lugar. 

La pistola y la bicicleta fueron secuestradas el 8 de septiembre de ese año en la casa de los Cortés. El mismo día en que fueron detenidos el hombre y su hijo.

Para la Justicia, “con su accionar los imputados tuvieron la clara finalidad de infundir temor y conmoción pública, lo que evidencia la selección de un edificio municipal como blanco de ataque”, informaron desde el Ministerio Público de la Acusación.

Historial. Ungaro se encuentra detenido desde mayo de 2010. En ese momento se lo acusó de ser el autor del crimen del barrabrava de Newell’s Old Boys Roberto “Pimpi” Caminos. Un año después fue condenado a 13 años de prisión por el hecho (ver aparte).

Desde el encierro sumó dos condenas más. Una fue en el fuero federal como líder de una organización dedicada al tráfico de estupefacientes. Lo condenaron a 12 años de prisión. Ahí lo encontraron responsable de comandar desde prisión una banda dedicada a la venta de estupefacientes en los barrios Tablada y La Sexta de Rosario, con la complicidad de su hermana Daniela y los hermanos Lautaro y Alan Funes.

Luego, la Justicia provincial lo acusó de liderar una asociación ilícita que tenía por fin cometer diversos delitos contra la propiedad, la libertad e integridad física de las personas. Por este hecho fue condenado a siete años.

 

El asesinato del barra

La primera condena que recayó sobre René “el Brujo” Ungaro fue por un asesinato y fue él quien apretó el gatillo, según la Justicia que lo juzgó, en diciembre de 2011. La víctima fue el barrabrava de Newell’s Roberto “Pimpi” Caminos.

El barra fue asesinado de cinco tiros en el bar Ezeiza, en la madrugada del 19 de marzo de 2010.

“Ungaro actuó en la nocturnidad, esperando el momento para ejecutar la acción, disparando el arma de fuego en varias oportunidades hasta lograr el fin propuesto sin que ello fuera alevoso o con ensañamiento; y posteriormente, en sus relaciones sociales hizo “gala” de ello, como si significara una virtud que debía replicarse. No solo ejecutó a Caminos, sino que utilizó esa acción para demostrar su violencia y valentía y dejar a las claras actitudes hostiles, tomadas para la determinación de la pena”, explicaron en el fallo los jueces del tribunal que lo condenó.

En esa oportunidad Carlos “Betito” Godoy fue condenado como partícipe primario y un tercer acusado fue absuelto por el beneficio de la duda.

Desde entonces Ungaro está tras las rejas en un penal federal.