El día del asesinato de Fernando Báez Sosa, Pablo Ventura se encontraba en Zárate, provincia de Buenos Aires, luego de haber cenado con sus padres. Horas después sería trasladado a Villa Gesell, acusado por uno de los ocho imputados de haber participado de la golpiza mortal. Este miércoles 3 de enero será testigo en la tercera jornada del juicio donde se intenta determinar el grado de culpabilidad de los rugbiers.
Pasaron casi tres años de la muerte del joven estudiante de Derecho y todavía es una incógnita saber por qué acusaron a Ventura. El 18 de enero del 2020, entre las 4.41 y las 5 de la madrugada, un grupo de ocho jóvenes rodeaba a Báez Sosa y lo golpeaba hasta morir por una discusión dentro del boliche Le Brique. Horas después serían detenidos. Y acusarían, además, a Ventura.
"Obviamente le tenían muchísima pica por algo, pero no sabemos específicamente por qué. Nuestra teoría es porque Pablo es completamente diferente a ellos. Es un tipo sano, que no se pelea, que sale poco, o sea contrariamente a lo que son estos personajes", sostuvo en diálogo con Ari Paluch por Radio Rivadavia el padre del joven, José María Ventura.
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Su hijo fue detenido el 19 de enero en Zárate. Algunas crónicas de la época marcaban que se había fugado luego de la golpiza que mató a Fernando. Sin embargo, cuatro días después quedaría en libertad por orden de la fiscal de la causa, Verónica Zamboni, y el juez de Garantías, David Mancinelli. No había pruebas en su contra, sólo la palabra de uno o varios de los rugbiers que lo mencionaron como parte del ataque.
Enojado, su padre dijo esta semana: "Son tan cobardes que nadie habló y dijo 'fui yo'. Nunca vamos a saber quién acusó a mi hijo por el crimen de Fernando". También afirmó que habla "asiduamente" con la familia Báez Sosa luego de este hecho, por el cual su hijo "no quería salir a la calle".
Según muestra en su perfil de Instagram, Pablo Ventura es remero y además relacionista público en un lujoso boliche durante los fines de semana. En 2021, demandó al Poder Judicial por su detención en 10 millones de pesos "en concepto de indemnización del daño moral causado al actor por la infundada e injusta detención y a más de la pérdida de la libertad y la alteración de la paz, de su honor mancillado y por la exposición pública resultante (...)".
Este miércoles se encontrará con sus falsos delatores y ahondará en la relación que los une, tratando de aportar más datos sobre por qué le endilgaban participación en la escena del crimen. También declararán su padre, amigos de Fernando Báez Sosa, personal del clausurado Le Brique y policías.
Será el tercer día del juicio que cuenta, aproximadamente, con 170 testigos. Este martes en el TOC 1 de Dolores uno de los amigos de Fernando que presenció la golpiza explicó de qué manera lo habían matado, incluso con una representación física de las agresiones frente a los jueces Claudia Castro, Christian Ariel Rabaia y Emiliano Lázzari.
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La brutalidad del hecho, del que hay mucha tinta escrita, quedó bien resumida en los primeros días del juicio. “Juro que no le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fernando", dijo Oscar Rossi, suegro de la víctima y padre de su novia, Julieta.
Además, el hombre aseguró que el asesinato traumatizó a la joven, que no está en condiciones de declarar.
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Los padres de Báez Sosa, Graciela y Silvino, son el testimonio vivo de la tragedia. “Fue duro porque una parte de mi estaba tirada en una bandeja de acero inoxidable con la cabeza reventada. Estaba chorreando sangre por todos lados. No lo podía tocar”, dijo el hombre sobre su hijo. Ambos afirman que están "muertos en vida" por el hecho.
Durante las dos primeras jornadas también se habló de la postura rígida de los ocho acusados, mientras parte de los integrantes del tribunal se conmocionaban con los relatos del hecho.
Uno de los abogados de la familia Báez Sosa, Fernando Burlando, aseguró que solicitaría que Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi y Lucas Pertossi se quiten los barbijos durante el juicio, para que muestren sus rostros. La defensa de los acusados, a cargo de Hugo Tomei, insistió con pedir la nulidad del proceso como estrategia.
Este martes también se conoció la palabra de Javier Thomsen, padre del joven a quien sindican como el autor del golpe de gracia que terminó con la vida de Fernando Báez Sosa. El hombre sostuvo que "queda muy claro que no existió un plan” para asesinar y agregó que las declaraciones de los testigos fueron "muy vagas".
“No sé qué van a atestiguar los otros 170 testigos, si los amigos que estaban al lado declararon muy poco”, acusó. La familia Báez Sosa recordó, antes del juicio, que nunca hubo un mensaje de arrepentimiento por parte de la familia de los acusados.
GI/ff