POLICIA
cayó otra “banda de lloronas”

Juntaron 2 millones de pesos haciendo secuestros virtuales

En seis meses cobraron rescate por al menos veinte casos. Sospechan que compraron inmuebles en la ciudad de Buenos Aires, autos y joyas.

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garaje. Entre los 15 vehículos secuestrados en los operativos contra la organización, sobresalen modelos BMW, VW y camionetas EcoSport. | cedoc
El golpe había sido exitoso. Con la bolsa de dinero que habían conseguido, regresó cada uno a su domicilio. Pero algo salió mal: la policía los tenía rodeados. Algunos intentaron escapar. El hombre que cargaba el botín fue atrapado en la terraza de una de las propiedades allanadas. Aún tenía los billetes del rescate encima. Una de las mujeres del grupo, al ver a los efectivos entrar en su casa, tomó uno de los anillos de oro que le adornaban la mano y se lo tragó. Sabía que las iniciales podían llevar a los detectives a su verdadero dueño y ella estaría en problemas. No logró su objetivo, los agentes lograron que lo escupiera.
Así fue el procedimiento policial que desbarató, a principio del mes de octubre pasado, una de las bandas dedicadas al secuestro virtual, que utilizaba la modalidad conocida como “la llorona”, una técnica de extorsión destinada a provocar el pánico en la víctima.

La organización, que operaba en la Ciudad de Buenos Aires y la zona sur del conurbano boanerense, recaudó al menos dos millones de pesos en seis meses, cuando comenzó la investigación de la Unidad Federal de Investigaciones Especiales (Dufie) de la Policía Federal Argentina, tras la denuncia en una comisaría porteña, el 23 de febrero pasado.
Aunque habrían iniciado la actividad ilícita mucho tiempo antes, la fiscal de La Boca, Susana Calleja, y la jueza María Dolores Fontbona de Pombo contabilizaron al menos veinte secuestros virtuales en ese lapso temporal.
Los rescates que exigían no descendían de los 100 mil pesos y también reclamaban joyas.
Para asegurarse un elevado monto, los gitanos habrían realizado inteligencia previa: “Analizaban a los miembros de la familia, sus bienes y domicilios, y luego realizaban la llamada”, apuntó el jefe de de la PFA, Néstor Roncaglia, tras el procedimiento, que fue coordinado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, a través de la Dirección Nacional de Investigaciones y de la Dirección de Investigaciones de Delitos Complejos, en un trabajo conjunto con Dufie, el GEOF, el Grupo Especial 1 e Investigaciones Científicas de la PFA.

¿En qué invirtieron el dinero de los golpes? Propiedades, vehículos, artículos de electrónica, de audio y video, y joyas.
En particular, piezas de oro, quizás el bien más preciado por la comunidad. En total, en el operativo, en el que se detuvo a 36 personas, se incautaron 202 piezas de oro, 15 vehículos de distintas marcas y modelos, 90 celulares, 105 chips de teléfonos (utilizados para realizar las llamadas extorsivas), 238 mil pesos, 94 mil dólares, 800 euros, una gran cantidad de joyas y tarjetas de crédito.
En cuanto a la estructura de la organización delictiva, los roles parecían estar definidos “de común acuerdo” entre los miembros, que se comunicaban entre sí a través de un dialecto rumaní básico, indicó a PERFIL una fuente de la investigación.

“Cada uno asumió su rol, y lo cumplía”. De esta manera, había coordinadores que supervisaban el golpe y repartían el botín, extorsionadores encargados de hacer la llamada y presionar a las víctimas hasta quebrarlas con las súplicas de las lloronas, mujeres especialistas en la simulación de una situación límite, como es un secuestro.
Por último, los recaudadores llegaban a los puntos de entrega del rescate, siempre acompañados por los conductores designados.  
Tras las detenciones, en conferencia de prensa, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, remarcó la importancia del operativo: “Se logró desbaratar a una de las bandas de secuestradores virtuales más importantes en actividad”.
“Es el principio del fin de un delito que produce mucho miedo en la gente”, aseguró la titular de la cartera de Seguridad.
Por su lado, el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, destacó que “todos en nuestro vínculo familiar hemos sufrido alguna vez un secuestro o un intento de secuestro virtual, por eso es muy importante darle a la población un sentido de que no hay impunidad, de que estas bandas, por más complejas que sean, tarde o temprano caen”.


Elegían a sus víctimas por el estrato social

Las víctimas de la banda de gitanos no eran elegidas al azar, como en la mayoría de los casos. Fuentes de la investigación indicaron a PERFIL que los miembros de la organización –que recaudaron al menos dos millones de pesos en seis meses– las seleccionaban por el estrato social, de clase media y alta, y no paraban la extorsión hasta asegurarse la suma de 100 mil pesos.
Sospechan que compraron vehículos, joyas y once propiedades con los botines de sus golpes. Todas, ubicadas en diferentes barrios de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellos, Versalles, Villa del Parque, Boedo y Caballito, muy cerca de sus blancos.

Si bien engañaron a personas que residen en los barrios más acaudalados, como Recoleta y Palermo, también cometieron golpes en diversos distritos de la Ciudad, así como  también en Lomas de Zamora y Lanús. En la investigación intervino la Fiscalía de Distrito del barrio de La Boca, a cargo de la doctora Susana Calleja y el Juzgado Criminal de Instrucción N° 45, Secretaría N° 122, dirigido por María Dolores Fontbona de Pombo.