La fiscal que investigó el crimen de la adolescente Ángeles Rawson sostuvo este miércoles que el detenido Jorge Mangeri "quiso abusar de la chica", pero el hecho "no lo tenía armado" y por ello terminó asesinándola, supuestamente en "la portería".
En declaraciones que publica el portal del Ministerio Público, la fiscal Paula Asaro consideró que cuando Mangeri reconoció la autoría del homicidio, en la madrugada del 15 de junio pasado, "no pudo con su culpa" porque "se vio superado por el hecho; debe ser muy fuerte matar a una persona".
"Creemos que el lugar del hecho fue la portería. No lo podemos afirmar todavía, pero estamos cada día más cerca", añadió Asaro sobre el crimen cometido el 10 de junio pasado en el edificio de Ravignani 2360, barrio porteño de Palermo.
La fiscal salió al cruce de los cuestionamientos, incluso de un juez de la Cámara del Crimen, sobre su actuación la madrugada en la que Mangeri quedó detenido.
Asaro recordó que el portero “había llegado a la fiscalía llorando, disfrazado de policía, por voluntad propia”, cuando no sólo todavía no estaba bajo sospecha sino que, según confesó la fiscal, pensaba para sus adentros: “Nunca voy a encontrar al culpable”.
Pero Mangeri “comenzó a mostrar una serie de contradicciones... Confundía los horarios de entrada y salida del edificio, no lograba definir si los malestares que le había provocado una enfermedad al inicio de la semana le habían producido dolor de estómago, de cabeza o un resfrío. Tampoco podía evocar correctamente sus actividades durante los últimos cinco días, ni siquiera donde había pernoctado”.
La fiscal recordó que ante la “inconsistencias en el relato” le señaló “las previsiones del artículo 275 del Código Penal referidas al falso testimonio”, hasta que finalmente decidió suspender la declaración “para evitar que se autoincriminara, labrándose el acta sin su firma aunque dejando constancia por escrito de lo que había ocurrido durante ese acto”.
A las 5.15 de la madrugada del sábado, Mangeri dijo ante la fiscal y un secretario de la fiscalía: “Fui yo”, una frase de autoincriminación que, no obstante, no fue tomada en cuenta por el juez Javier Ríos a la hora de dictar el procesamiento.
Asaro recordó sobre aquel momento: “Dijo muy convencido la frase. Hasta me dio lástima, se me llenaron los ojos de lágrimas... La noche que vino a declarar no me miraba a los ojos. Creo que fue mejor que lo interrogara una mujer, se sintió invadido muchísimo más en lo que había hecho”.
Las sospechas sobre Mangeri precisaban de una ratificación científica, que se produjo con los resultados de los análisis sobre el hisopado realizado en las uñas de Ángeles.
“Me quedé helada cuando me comunicaron que las posibilidades de que fuera ADN de Mangeri eran del 99,9 por ciento… Para mí quiso abusar de la chica. Pero no lo tenía armado”, resumió la fiscal.